
Pero antes de entrar a razonar las consecuencias que la Supercopa puede tener sobre ambos equipos y centrarnos en la búsqueda de soluciones para el Real Madrid, con el objetivo de ilustrar el posterior análisis, lo más apropiado sería diseccionar el partido de ayer.
El partido: Real Madrid vs. Sevilla C.F.
El encuentro de vuelta venia marcado por el uno a cero de la ida que daba una ligera ventaja al conjunto andaluz y que marcaba el planteamiento de ambos equipos. Por un lado, teniendo en cuenta el valor doble de los goles fuera de casa, el Madrid debía marcarse como objetivo obligado dejar su portería a cero y tratar de aprovechar alguna de sus ocasiones en ataque para dar la vuelta a la eliminatoria. Con noventa minutos por delante, siempre hay tiempo para arriesgar en la última media hora. En cambio, el objetivo del Sevilla debía ser distinto. El conjunto sevillista debía poner atención en la parcela defensiva, pero nunca renunciar al ataque ya que un gol en los primeros minutos del encuentro dejaba prácticamente resuelto el título.
Con estas premisas los entrenadores plantearon las siguientes alineaciones:
Real Madrid: Casillas-Ramos-Pepe-Cannavaro-M.Torres- Diarra-Sneijder-Robinho-Drenthe-Raúl-Van Nistelrooij.
Sevilla C.F.: Palop-D.Alves-Fazio-Mosquera-Dragutinovic-Martí-Poulsen-Navas-Renato-Duda-Kanoute.
A priori, con las formaciones en la mano, ambos técnicos acertaban. Por un lado, el Madrid parecía que formaría con el 4-4-2 en rombo que venia utilizando durante la pretemporada, con Diarra en el vértice inferior del rombo, Robinho en la derecha, Drenthe por la izquierda y Sneijder como enganche. Con esta formación el Madrid conseguía profundidad por ambas bandas con dos extremos situadas a banda natural, y con la incursión de Sneijder en lugar de Guti, lograba conjuntar y fortalecer la medular del equipo, algo muy interesante si tenemos en cuenta el valor doble de los goles fuera de casa. No obstante, la ausencia en la convocatoria de Higuaín y Cicinho (incomprensible la situación de transferible del brasileño teniendo en cuenta el enorme déficit del Madrid en la capacidad de desbordar por banda), dejaba al equipo sin plan B en las bandas, ya que en caso de necesidad de remontar el partido en la última media hora, unas bandas compuestas por Cicinho e Higuaín por la derecha con Ramos de central (o Ramos con Cicinho/Higuaín) y Drenthe con Robinho por la izquierda, hubiesen dado un aire mucho más ofensivo al equipo. Así pues, con las bajas del lateral y el delantero, la única manera de abrir el campo y llegar a línea de fondo por la banda derecha era Robinho, lo que limitaba el margen de maniobra del técnico en el lado opuesto.
El Sevilla, por su parte, planteaba un 4-2-3-1 con doble pivote defensivo para poder realizar la función de mediocentro y a la vez cubrir las subidas de Dani Alves con Martí y Poulsen. Por delante, y para organizar el juego de ataque, Renato aseguraba, a la vez, llegada desde segunda línea y así poder inquietar la portería rival a la vez que crear superioridad en el centro del campo y ser sólido en defensa.
Con este escenario, el encuentro se transformó en un partido de ida y vuelta, en un correcalles en que el gol podía llegar en cualquiera de las dos porterías, lo que supuso que el encuentro llegase al descanso con el tres a uno. En el segundo tiempo Schuster decidió dar entrada a Guti en lugar de Miguel Torres, un cambio otra vez interesante a priori pero estéril sobre el campo. Con la incursión de Guti en el equipo Schuster parecía decidirse por plantear un centro del campo con tres hombres formado por Diarra, Sneijder y Guti, (la combinación perfecta entre fuerza, garra, presión, llegada, juego aéreo, pase corto, pase largo, chut de larga distancia y asistencias de gol), retrasando a Drenthe al lateral para aprovechar su potencia física y largo recorrido por banda. Sobre el campo, en cambio, el resultado fue otro, ya que el cambio respondió a un mero cambio de nombres, siguiendo Sneijder escorado al lado derecho, con Guti ahora de mediapunta y Robinho en la izquierda, lo que se tradujo en un Real Madrid con la misma distancia entre líneas de la primera parte, a lo que había que sumar que el trabajo en la presión y el dinamismo de Drenthe era substituido ahora por el individualismo y poco sacrificio defensivo de Robinho. Todo quedaba, pues, en manos de la inspiración de Guti, pero el de ayer fue uno de esos partidos en los que el catorce blanco no está. Así pues, tras un último intento tras la substitución de Saviola por Raúl, Schuster enterró el hacha de guerra, dando la imagen de un entrenador muy inseguro y desorientado, con muy pocas cosas claras sobre el rumbo que debe tomar su equipo.
Debido a que me he extendido más de lo esperado en analizar el partido de anoche, y con la voluntad de amenizar la lectura del post, fragmentaré el contenido del mismo en tres capítulos que actualizaré a lo largo de la semana.
Próximos capítulos:
Real Madrid: ¿Qué quieres ser de mayor?
Sevilla F.C.: El límite es la imaginación.
