Real Madrid: camino hacia la excelencia. (I)

Real Madrid: camino hacia la excelencia. (I)

En el mundo del fútbol, como en tantos otros campos de la vida, lo difícil no es llegar sino mantenerse. Esta dificultad estriba en diferentes aspectos tales como la falta de motivación a causa de la consecución de los objetivos, relajación producto de la creencia de que los éxitos conseguidos serán suficiente para revalidarlos en un futuro, abstracción de las verdaderas causas del éxito o un mayor conocimiento por parte de los rivales debido al escaparate en que te sitúa el éxito. Sea como fuere, el proyecto deportivo de Bernd Schuster vivirá su segunda campaña como la de su confirmación, en la que debe postularse como algo más que un equipo campeón de Liga, y presentar su candidatura para entrar en la historia del club. A nivel de títulos el equipo todavía tiene camino por recorrer con revalidar la Liga y el asalto a la Champions como objetivos prioritarios, por lo que en el club blanco nadie puede dormirse ya que todo el mundo debe remar en una misma dirección, la que permita al equipo crecer y conseguir la excelencia prometida al inicio del proyecto.

Par evitar la relajación de los jugadores será fundamental la gestión y la capacidad de análisis del cuerpo técnico para, por un lado, detectar y remplazar las piezas que se salgan de la ruta marcada y, por el otro, poder localizar y solucionar los problemas antes de que salte cualquier señal de alarma. En este aspecto, será muy importante que los técnicos tengan claros aquellos aspectos tanto futbolísticos como mentales que han definido la singularidad del grupo y le han permitido alcanzar los resultados. Así, si nos detenemos en el Real Madrid campeón de la última Liga, nos encontraremos delante de un equipo que a nivel psicológico venía marcado por el trabajo, la garra, el sacrificio en favor del equipo y una ambición desmedida. En base a estos puntos, pues, debe girar el trabajo psicológico del cuerpo técnico, no sólo para mantener dicha especificidad del grupo, sino para potenciarla más si cabe. Schuster y sus ayudantes deben hacer que el grupo visualice nuevos objetivos -sin duda la Champions puede ser el mejor reclamo-a la vez que favorecer la competencia interna en la plantilla para detectar la implicación de cada jugador y a partir de ahí, seleccionar las piezas validas para alcanzar los objetivos y apartar aquellas que no compartan el mensaje del grupo.

Por esto, en comparación a la pasada temporada Schuster debe saber aprovechar todos los recursos que le ofrece la plantilla y no delimitar a doce o trece jugadores los candidatos a entrar en el once. Con el mayor protagonismo de que disfrutaron Gago e Higuaín en el tramo final de temporada, la recuperación física de jugadores como Pepe, Metzelder, Heinze o Robben, más las posibles caras nuevas, debe tener en sus manos las herramientas suficientes para sacar siempre un once en las mejores condiciones tanto mentales como físicas.

También será importante tener presente las causas tácticas que han permitido al grupo alcanzar los objetivos, para poder detectar cuando algo no va bien antes de que los resultados se resientan. Si se detecta y repera una pequeña grieta, el edificio tiene muchos números de mantenerse en perfectas condiciones, mientras que si por el contrario se deja crecer, ésta afectará a toda la estructura y puede que entonces ya sea demasiado tarde para evitar el derrumbe. El Madrid 2007-08 se ha basado en un juego de contraataque en que aspectos como la velocidad, la profundidad o la verticalidad eran aspectos capitales. Por esto, defensivamente se perseguía lograr superpoblar el centro del campo con la participación de los hombres de ataque en labores defensivas para ser poderosos en la recuperación y, por lo tanto, efectivos en la contra. En ataque, la situación de dos contra dos de Van Nistelrooij y Raúl con la pareja de centrales rival, y los movimientos de salida del holandés para la entrada del siete blanco, han supuesto uno de los principales puntos de desequilibrio del equipo merengue. Por las bandas, en el perfil diestro, el juego respondía a un ataque en busca de los espacios con Raúl perdiendo constantemente su posición, Ramos entrando desde atrás al espacio libre y un lanzador como Gago o Guti para interpretar los movimientos y diferentes escenarios que estos dibujan, y realizar el pase adecuado.

Por la izquierda, en cambio, la soluciones pasan por el desequilibrio en el uno contra uno de Robinho y a la consecuente atracción de rivales que esto suponía. Así, con el adversario realizando un 2×1 o incluso un 3×1 con el extremo brasileño, el Madrid conseguía liberar al resto de compañeros. De este modo, por un lado, sin la necesidad de doblar constantemente por banda a Robinho ya que este es capaz por si mismo de generar peligro por el costado, Marcelo podía acercarse al centro del campo para ayudar al equipo en la elaboración, puesto que de los hombres con un perfil más defensivo del equipo, es sin duda el de mejor nivel individual. A su vez, la atracción generada por Robinho en banda izquierda permitía a Sneijder aprovechar los espacios generados por el rival para llegar a situaciones de remate. Por último, otro aspecto fundamental, tan importante como cualquiera de los automatismos que acabamos de nombrar, es el poder a balón parado del conjunto blanco, ya sea con el golpeo directo de Sneijder como en la peligrosidad en el remate de Diarra, Ramos, Pepe o Van Nistelrooij.

Estos puntos, unidos a la capacidad para dominar tanto el 1-4-3-3 como el 1-4-4-2, son los que han conducido al Madrid ha su victoria en Liga y la base a potenciar para seguir creciendo.

*En los próximos días publicaremos la segunda parte del análisis en la que nos centraremos en las puntos débiles del conjunto merengue y a los escenarios que pueden plantearle sus rivales teniendo en cuenta tantos sus fortalezas como sus debilidades.