
A grandes rasgos, y teniendo en cuenta que podemos encontrar muchos y variados ejemplos en lo que se refiere a estas posiciones, condicionados por los perfiles de los jugadores de que dispone cada técnico, éstas son las tres figuras que forman lo que en este artículo denominaremos triángulo defensivo.
Para el rol de central líbero Guardiola parece tener claro que el hombre es Rafa Márquez. El mexicano, una vez olvidados los devaneos extradeportivos de las últimas campañas, parece haber recuperado su máximo nivel que, no por casualidad, coincidió con las dos mejores temporadas del Barça de Rijkaard. Si la figura del líbero ya es importante en cualquier equipo, en el sistema diseñado por el técnico catalán, éste cobra una dimensión imprescindible hasta el punto que no sería ninguna barbaridad afirmar que, hoy por hoy, Márquez tal vez sea el hombre más importante del Barça. Esta relevancia en el sistema de Guardiola, la cual sirvió para que el técnico condicionara su permanencia en la plantilla culé contra la opinión de la secretaría técnica, se fundamenta en la calidad de Márquez a la hora de sacar el balón jugado desde la defensa. El equipo diseñado por Pep es un conjunto que busca innegociablemente el dominio del balón y el juego en campo contrario, por lo que la capacidad para construir juego desde atrás cobra un papel fundamental. Así, si la defensa es capaz de sacar el esférico jugado desde atrás, los «playmakers» del centro del campo pueden recibir en situación más adelantada ya que el equipo no necesita que bajen hasta la defensa para construir juego, y por consiguiente los puntas se sitúan en zonas próximas al área rival donde su calidad individual resulta mucho más peligrosa para el adversario que no si recibiesen a 20 o 30 metros de la portería. Así pues, vemos que la salida desde atrás influye en el resto del equipo, por lo que para reproducir la filosofía de juego del técnico culé, la pieza que pone en marcha todo el engranaje es Rafa Márquez. Veremos, pues, como a lo largo de los partido es fácil observar como en repetidas ocasiones el mexicano se suma con el balón controlado a línea de medios empujando hacia arriba a los interiores -sobretodo a Xavi ya ambos ocupan el perfil derecho del campo- y permitiendo a todo el equipo adelantar líneas y situarse, prácticamente con todos los jugadores, en campo contrario.
Es lógico pensar que debido a la importancia que tiene la salida desde atrás en el juego del Barça los rivales buscarán presionar en primera línea para contener a los azulgranas y evitar que les encierren en su propio campo, pero ahí Márquez vuelve a ser fundamental. Por lo visto hasta ahora, bastantes centrales podrían cumplir con la función realizada por el mexicano ya que centrales que puedan construir desde la defensa -pese a no ser abundantes- existen varios en el fútbol europeo. No obstante, el factor diferencial de Márquez es su desplazamiento en largo buscando la diagonal sobre el perfil izquierdo del ataque. Este pase largo, cuando el rival decide adelantar líneas para presionar la salida del balón culé, permite al equipo superar toda la presión del rival a la vez que sitúa al destinatario del pase en una situación favorable para encarar portería. Por esto, el desplazamiento diagonal de Márquez, a la vez que un recurso en el juego y una arma muy poderosa en la transición defensa-ataque, se convierte en una medida de disuasión a la presión adelantada del rival, lo que favorece al Barça a la hora de lograr el objetivo de situarse en campo contrario.
Conocedor Guardiola de la importancia de Márquez en el buen funcionamiento del equipo y de su delicada relación con las lesiones, desde muy temprano le está dando mucha confianza a Piqué tanto supliendo al mexicano como haciendo pareja con él en el centro de la zaga. A priori el canterano responde a un perfil poco compatible con Márquez ya que ambos son más líberos que marcadores, pero la obsesión del entrenador por lograr que el balón salga jugado desde atrás, provoca que en ocasiones opte por arriesgar en defensa alineando juntos a ambos futbolistas. No obstante, en los partidos top o cuando el nivel físico del equipo no le permita aplicar una presión tan agresiva en todo el campo, la plaza de central marcador será para el capitán Puyol, que si bien baja el nivel a la hora de jugar el balón, permite al equipo fortalecer la retaguardia. Será interesante ver que ocurre cuando Milito se recupere de su lesión, ya que el argentino puede adaptarse al rol de marcador a la vez que ofrece una mejor salida que Puyol o Cáceres, permitiendo a Guardiola contar tanto con un jugador diestro -Márquez- como con un zurdo -Milito- para construir desde atrás.
Pese al poco tiempo que llevamos de temporada, ya hemos podido comprobar como Guardiola maneja también otra alternativa en el sistema defensivo. Ésta ha sido empleada ante equipos que presentaban un ataque con dos puntas y consiste en dibujar una defensa con un líbero y dos marcadores, y situar a Alves como un centrocampista más. Ante equipos que juegan con dos delanteros, los centrales azulgranas quedan emparejados en un dos para dos que obliga al mediocentro a actuar prácticamente en línea con los zagueros, lo que deja en inferioridad al centro del campo, retrasa a los interiores y les obliga a realizar muchos kilómetros cada vez que la posesión cambia de mano. Por este motivo, ante este escenario, Pep opta por una defensa compuesta por un líbero que suele ser Márquez y dos marcadores que hasta la fecha han sido Piqué y Puyol, permitiendo a Busquets mantener su posición en mediocampo y dejando la defensa de la banda izquierda al recorrido de Keita. Esta situación permite al técnico contar con dos jugadores como Márquez y Piqué que participan activamente en la construcción del juego, a la vez que la presencia de Puyol, que por momentos parece ocupar el lateral izquierdo, aporta la seguridad defensiva necesaria para equilibrar la línea. Cuando regrese Milito y con Alves como un fijo en banda derecha, no descartaríamos que Puyol acabe ocupando esta banda izquierda de la defensa a poco que Abidal no ofrezca el nivel que se le suponia a su llegada a Barcelona.
Junto al central marcador y al líbero, el hombre que completa el triángulo defensivo es el mediocentro. Antes de iniciar la temporada todo el mundo daba por hecho que el mediocentro titular en el Barça esta temporada sería Touré Yaya, por lo que ha sorprendido que Pep haya contado tan poco con el africano, y es que el ostracismo de Touré no viene como consecuencia de la explosión de Busquets, más bien al contrario, la falta de confianza del técnico hacia el marfileño ha provocado que se le dé la oportunidad al canterano, que dicho sea de paso, ha sabido aprovechar de manera notable. Para argumentar la desaparición de Touré Yaya del once de Guardiola, debemos referirnos otra vez a una de las principales obsesiones del técnico: la salida desde atrás.
Cuando nos referimos a que Touré actúa de forma negativa en la construcción del juego azulgrana no nos referimos a una técnica limitada o a una falta de visión de juego -aspectos en los que Touré ha demostrado tener un cierto dominio-, sino que hacemos mención a una incorrecta aplicación de los movimientos que facilitan la construcción del juego. Para resumirlo en pocas palabras diríamos que el marfileño, desde el mediocentro, tiende a una posición demasiado estática cuando el equipo tiene el balón. Esto provoca que los interiores -los jugadores que generan juego en el Barça- tengan que recibir estáticos o en un movimiento vertical que hará que siempre que reciban lo hagan de espaldas a la portería rival. Para que esto no ocurra, y tanto Xavi como Keita puedan recibir encarados hacia el campo contrario, es vital que antes de recibir el pase puedan dibujar un desplazamiento horizontal -o semicircular- hacia la posición del mediocentro, de modo que cuando les llegue el balón no tengan que darse la vuelta para poder entregar el balón a los atacantes. Con Touré, no obstante, este movimiento horizontal resulta imposible ya que el mediocentro azulgrana se encuentra en medio del recorrido debido a una interpretación demasiado estática de su demarcación. -Para profundizar en esta cuestión, resulta muy ilustrativo este artículo del blog «Ecos del Balón» y los comentarios que se realizan al respecto del mismo.-
El marfileño es la principal víctima del cambio de ciclo del Barcelona. Con Rijkaard, su presencia en el once era fundamental ya que se buscaba un centrocampista que soportara defensivamente la falta de ayudas de unos, cada vez menos comprometidos en la contención, hombres de ataque. Pep, no obstante, exige trabajo y compromiso a todos los jugadores, y del primero al último deben sacrificarse por el rendimiento del equipo. Así, el derroche de sacrificio de Touré ya no determina el rendimiento colectivo del equipo, sino que es un valor más del jugador a nivel individual. Su influencia negativa en la construcción del juego desde atrás, en cambio, si repercute directamente en el rendimiento del equipo, lo cual le aleja del mediocentro y prácticamente le deja con la pelea con Keita y Gudjohnsen en el interior zurdo como vía para regresar al once.
Estos problemas en el mediocentro han provocado el salto al primer equipo del joven Sergio Busquets, otro interior reconvertido, pero que debido a su formación en la Masía y a una juventud que le permite, todavía, concentrar su apendizaje en el dominio de una nueva posición, responde mejor a las necesidades del equipo. Con Busquets en el campo la salida desde atrás es más eficiente, la circulación más fluida y el juego del equipo más acorde a la idea de Guardiola. El canterano, no obstante, todavía tiene mucho margen de crecimiento en su nueva posición, tanto a nivel ofensivo, donde aún conserva algunos tics derivados de su pasado como interior, como sobretodo en defensa ya que debe adquirir y dominar las especificidades de una demarcación sobre la cual debe sustentarse el rendimiento culé.
