
Después del triplete, el Barça de Guardiola afrontaba una temporada altamente complicada y con muchas variables a controlar tanto en el propio grupo como en el entorno. Todo está dispuesto para facilitar que se difuminen los objetivos a corto y medio plazo. La mayoría habla de los futuros títulos y no del siguiente partido. El recuerdo del triplete es tan bello que parece que se olvide que para alcanzarlo fueron necesarios cerca de sesenta partidos. Los títulos son posibles por cada una de las victorias conseguidas durante la temporada, y éstas, a su vez, son producto del juego desplegado por el equipo. Transcurridas ya diez jornadas de Liga, pues, es un buen momento para detenerse y analizar el recorrido del equipo en lo que llevamos de temporada.
El primer error a la hora de comprara el actual Barça con el que logró el triplete es evidente: no son los mismos jugadores. Ibrahimović ha substituido a Eto’o, Márquez ha tenido problemas físicos, lo mismo que Henry e Iniesta, ha aterrizado Chygrynskiy, etc. El segundo error es no tener en cuenta los tiempos en la competición, pues nunca estará igual el equipo en el último tramo de la temporada que en el primero. De este modo, si comparásemos al Barça que ha comenzado esta temporada con el que empezó la pasada tropezando ante el Numancia y el Racing, es evidente la mejoría. No obstante, como rehuimos las valoraciones en base a los resultados y no creemos que las comparaciones tengan mucho sentido en la formación y crecimiento de un equipo de fútbol, entendemos que lo más adecuado es centrar el análisis única y exclusivamente en estas diez jornadas de Liga, cinco de Champions League y en las dos supercopas.
El ‘Ibra-sistema’:
La principal novedad respecto a la pasada temporada en el esquema del Barça es la substitución de Samuel Eto’o por Ibrahimović. El cambio, más allá de las consideraciones individuales, permite al equipo nuevas líneas de crecimiento en lo colectivo, convirtiendo a un Barça condicionado absolutamente por la figura de Messi, en un conjunto bicéfalo. En cierto grado, el difícil inicio de temporada del argentino y los problemas con su selección, han provocado que en este inicio de campaña se haya visto más al Barça de Ibrahimović que al de Messi. Esto, más que ser algo negativo, evidencia que el Barça de esta emporada no depende del crack argentino, y permite adivinar que cuando Iniesta y Messi recuperen su mejor nivel, se verá a un equipo con muchísimos recursos.
Con ‘Ibra’ el equipo puede optar por una salida desde la defensa más directa gracias a la capacidad del sueco para descolgar prácticamente cualquier balón, puede disfrutar de un futbolista capaz de organizar desde la posición de 9 y gana en poden intimidador en el juego aéreo. Además, su habilidad para generar espacios para las llegadas de segunda línea, han permitido a Keita alcanzar la presencia ofensiva que la pasada temporada no pudo demostrar.
La principal dificultad surgida a raíz de Ibrahimović es su conexión con Messi, pues ambos tienden a confluir en la zona de la mediapunta. No obstante, a medida que pasan los partidos se ha ido fortaleciendo su relación, algo no demasiado difícil de imaginar teniendo en cuenta la enorme calidad de ambos futbolistas.
Esperando al mejor Iniesta:
Una de las limitaciones más importantes que se ha encontrado el Barça para reproducir su mejor fútbol, ha sido el estado de forma de Andrés Iniesta después de todos los problemas físicos que ha arrastrado el manchego desde finales de la pasada temporada. El Barça del triplete se construyó con Andrés en el interior, y aunque Keita pueda ofrecer un excelente rendimiento en esa posición, sus características son distintas. Con Iniesta en el centro del campo el equipo podía contar con su capacidad para desequilibrar en el uno contra uno y así superar la línea de medios del rival, que se veía obligada a girar y a correr hacia su defensa y que, por lo tanto, generaba espacios desde los que Xavi imprimía el ritmo adecuado a la circulación.
Ésta temporada, no obstante, Guardiola todavía no ha podido contar con ese Andrés Iniesta, ya sea porque aún le falta encontrar la forma o por la ausencia de Thierry Henry. Estas cuestiones, sumadas al excelente rendimiento ofrecido por Keita, han provocado que en la mayoría de ocasiones se haya visto a Iniesta partir desde el extremo. Desde ahí, su tendencia es la de buscar el balón centrando su posición, lo que ha generado en varios momentos un intercambio de posiciones en el que Keita es empujado por Andrés hacía posiciones de banda.
Sin la superioridad que supone Iniesta desde el interior, para generar esos espacios en el centro del campo Guardiola ha optado por uno de los recursos del pasado curso, como es centrar la posición de Leo Messi, para que sea éste quien atraiga a los medios del oponente. Mucho se ha criticado el abandono de la banda por parte del argentino, pero en este sentido, Messi espera al mejor Iniesta. Cuando éste llegue, Leo gozará de más libertad puesto que el equipo dispondrá de vías alternativas para encontrar los espacios.
Junto a la puesta a punto del manchego, un regreso importante será el de Henry, pues es un futbolista capaz de castigar la espalda de una defensa adelantada, lo cual abrirá la posibilidad de que sea Ibrahimović y no Messi quien ejerza de imán para los centrocampistas rivales. Ahora, si Ibra cae a la mediapunta, la opción del adversario es la de adelantar la línea defensiva, permitiendo a la media mantener su posición. No obstante, con un futbolista como Henry, tirar la defensa hacia delante pasa a ser mucho más peligroso y la solución del rival para tapar las caídas de ‘Ibra’ pasará por retrasar a los centrocampistas.
