
Aunque finalmente parece que el Barça no acudirá al mercado de invierno, relacionado con anteriores posts en los que analizábamos el estado de la plantilla culé durante el próximo mes de enero, puede ser un buen momento para detenernos en uno de los futbolistas que de manera más clara se ha relacionado con el F.C.Barcelona durante los últimos meses. Si hace unos días comentábamos que el equipo de Guardiola anda justo de efectivos en el centro del campo a raíz de la Copa de África, no es menos cierto que en la delantera, la situación tampoco es mucho más generosa. De hecho, si esta no fuese una temporada en que los futbolistas africanos se ven requeridos por sus selecciones con la competición en curso, señalaríamos a la medular azulgrana como una línea cubierta de manera más que suficiente. No sucede los mismo con la delantera donde a dos titulares fijos como Messi e Ibrahimović, se suman un Henry muy lejos, de momento, de encontrar el punto óptimo de forma, un Pedro que aunque se haya destapado como una de las revelaciones de la temporada no deja de ser un recurso que enriquece la plantilla, y un Bojan que aún no ha entrado en la dinámica del equipo esta temporada.
Nos encontramos, pues, con dos titulares y tres suplentes, uno de los cuales -Henry- en plenitud de condiciones es un claro aspirante a figurar en el once. Lo ideal sería tener a tres o cuatro hombres capaces de salir de inicio y, esperando desde el banquillo, dos futbolistas cumpliendo como recurso puntual. No obstante, al faltar una pieza en esta estructura, se distorsionan los roles, y así Henry pasa a resultar imprescindible, Pedro deja de ser un recurso para ser prácticamente un titular, y dejando de lado el singular caso de Bojan, Jeffren recoge el rol que debería pertenecer a Pedro. De este modo, el nivel de la delantera desciende, no por la calidad de cada uno de los futbolistas, sino porque ésta no se corresponde al papel que deberían desempeñar en la plantilla. Esto ha obligado al técnico a utilizar a Iniesta en el tridente ofensivo en varias ocasiones, una solución que limita tanto el potencial individual del manchego como el colectivo del equipo, y que con las ausencias de Touré y Keita se presume de difícil aplicación.
Así, y aunque todo apunta a que no se producirán cambios en la plantilla del Barça hasta final de temporada, entendemos que sería interesante hablar de Robinho, primero porque se adaptaría perfectamente al juego del equipo, segundo por ser un jugador bastante minusvalorado a nivel mediático en España, y tercero porque debido a que se trata de un hombre del gusto de Pep Guardiola, no sería descartable que el brasileño volviese a ser relacionado con el Barça en un futuro.
Hablar de Robinho es hablar de uno de esos casos en que, debido a su enorme potencial en el desequilibrio individual, un futbolista es reducido a esta característica concreta y, por lo tanto, descrito como un solista dentro de la orquestra que es el equipo. Como sucede con Cristiano Ronaldo o Messi, Robinho es uno de esos jugadores que pese a ser la clave del juego de sus equipos, la razón por la que sus compañeros actúan de una determinada manera, una y otra vez son tachados de individualistas. La opinión generalizada reduce su fútbol a la jugada individual, pero olvida que son tres de los futbolistas que más aportan al colectivo. Si bien hoy nos centraremos en Robinho, los casos de Ronaldo y Messi ya han sido analizados en este blog con anterioridad, especialmente en vísperas de la final de la Champions de la temporada pasada.
Su zona de influencia es el frente de ataque, aunque su demarcación ideal sea acostado sobre la banda izquierda, pues desde esta zona puede sacar un mayor provecho de una de sus principales cualidades y una de las especificidades que lo convierten en un delantero diferente y un jugador perfecto para el estilo de juego del F.C.Barcelona, su implicación en la posesión y la gestación de la jugada. Robinho es un futbolista con un radio de acción muy extenso, tanto en horizontal como en vertical, lo que le permite ofrecer siempre una línea de pase limpia al poseedor del balón. Además, su constante movilidad permite que también sus compañeros, puedan aparecer a los espacios que él mismo ha generado, y recibir libres de marca. Por otro lado, su habilidad para recibir entre líneas repercute en la constante creación de espacios para su centro del campo. Cuando recibe el balón, Robinho es un jugador que sabe domar el tiempo del partido, pausando la jugada o acelerándola dependiendo de lo que la situación requiera. Su movimiento más característico es la conducción en semicírculo desde la banda hacia el centro, buscando contactar con algún compañero a la vez que activa los costados. Con este movimiento, provoca que el rival se cierre dejando libres las bandas para las entradas de un compañero -por regla general los laterales-. Vemos, pues, como Robinho es un futbolista que dota a la transición defensa-ataque de su equipo de continuidad, cambio de ritmo y mucha agilidad, un aspecto que se torna casi definitivo cuando dirige un contraataque.
No obstante, como hemos comentado, Robinho es un futbolista con un radio de acción muy grande, por lo que cuando la jugada ya está “masticada”, es un jugador profundo y con mucha presencia en el área. Su fútbol, pues, no se limita a la elaboraciónde la jugada, sino que también domina la finalización. Así, sin ser un referente goleador, sus registros anotadores son altos por tratarse de un hombre de banda. Tanto cuando la jugada transcurre por su banda como cuando lo hace por la contraria, suele buscar la diagonal hacia portería, y una vez frente al guardameta, es un buen definidor. A nivel defensivo es un futbolista implicado y disciplinado en el retorno, y que cuando el equipo presiona arriba, aprieta al rival como uno más.
