Transitar. Se va Guardiola, el arquitecto del mejor Barça de la historia, tras cuatro temporadas que los culés no olvidarán nunca. Pero lo que debía ser una jornada de incertidumbre, de vacío, de pérdida, se convirtió en la representación de la continuidad. Llega Tito Vilanova. De hecho no llega porque no estaba fuera. El relevo pasa al segundo entrenador. Transitar sin desplazarse. Así titulábamos nuestro primer post analizando la planificación de la próxima temporada, y no se nos ocurre un título más adecuado para describir lo acontecido en el club el pasado viernes.
Comentábamos allá por el mes de febrero que futbolísticamente el Barça debía afrontar una reconversión. El camino está marcado pero ya no puede andarse de la misma manera. Podríamos resumirlo de manera demasiado rotunda diciendo que este ya no debe ser el Barça de Xavi, sin que ello implique que el de Terrassa nu pueda estar en él. El Barça debe seguir siendo el Barça pero será distinto. Y esa misma lógica opera en la decisión de sustituir a Guardiola con Vilanova. Mismo camino, pero una manera diferente de andarlo. El gran logro de la decisión es conseguir la tranquilidad de que la idea seguirá intacta. La marcha de Guardiola no pone en peligro el modelo. Además, se da entrada a alguien que contará con el beneplácito del entorno y el vestuario, y con algo vital para todos, la bendición de Guardiola, lo que le permitirá más crédito que a cualquier otro candidato. La decisión da tranquilidad al entorno y crédito al nuevo técnico. La sensación de que no se rompe nada, sino de que continua. A partir de ahí, el desempeño de Vilanova y del equipo decidirán, pero la manera de afrontar el relevo es idóneo. Una maniobra que deja a las claras que Guardiola será un extraordinario presidente del Barça cuando desee afrontar ese reto.
Del Vilanova entrenador sólo pueden hablar los que están dentro. No lo hemos visto. De Guardiola teníamos la referencia de su trabajo en el filial. La capacitación estaba demostrada y las dudas acerca de su experiencia en un vestuario como el Barça deberían haber sido rebatidas con su rol de capitán en el equipo durante su época de jugador. Pep era un líder, siempre lo había sido, faltaba ver si también era entrenador y en el filial lo demostró. Con Tito no hay dudas respecto a su experiencia. Lleva 4 años de máster. Es el momento de descubrir al Vilanova entrenador.
