
El hombre que dispuso Vilanova para remplazar al de Arenys fue Alexis Sánchez, con lo que el chileno ocuparía la posición de extremo izquierdo pasando Andrés Iniesta al interior izquierdo que ocupaba Cesc. Salta a la vista que, en banda izquierda, poco tienen que ver Alexis e Iniesta. Tampoco la manera de defenderlos.
Pepe Mel había dispuesto al ex-españolista Javi Chica para contener a Andrés desde el lateral derecho. La consigna era encimar, estar siempre cerca y agresivo para impedirle la recepción y perseguir a Iniesta cuando perdiera la banda, emulando a Arbeloa en el clásico del Camp Nou al contrarrestar así las superioridades que el manchego pudiera generar por dentro. Cuando entró Alexis Sánchez nada cambió, y ahí estuvo el gran error del Betis: seguir defendiendo igual a dos futbolistas tan distintos.
Chica siguió defendiendo la recepción de Alexis, pero eso al chileno le daba igual. El ex del Udinese, y más ahora, aporta más cuando el balón anda lejos. Realmente es espectacular, no para quieto. Abierto al inicio, fija la marca del lateral en banda. De ahí se desplaza al centro arrastrando al marcador y liberando el espacio. Si ninguna de las dos funciona porque su rival le descifra el truco, llega el desmarque de apoyo, donde su poco acierto técnico está diluyendo las ventajas que encuentra en ese contexto.
Con Javi Chica cargado a la espalda, Alexis limpió una y otra vez el perfil zurdo del ataque azulgrana durante el primer tiempo. Sirvan de ejemplo los dos goles de Messi, con finalización desde la izquierda en la zona que previamente había deshabitado el chileno. Llegó a tal punto la situación que si un jugador del Barça quería balón, sólo tenía que dejarse caer sobre la izquierda limpiada por Alexis.
Llegó el descanso y ahí Mel cambió las coordenadas. El Betis no siguió defendiendo a Alexis como si fuera Iniesta, y el chileno, que había sido decisivo en la primera parte sin balón, recuperó su tónica desafinada con el esférico de los últimos tiempos. La lesión de Cesc abre un nuevo horizonte.
