Neymar es una oportunidad y un reto. Una suerte y una responsabilidad. Con su contratación, el Barça se ha hecho con la presa más jugosa del mercado, un jugador diferente, un talento como hay pocos. Una jugada maestra que de golpe ha elevado el techo futbolístico del equipo. Con Neymar el Barça puede aspirar a ser más. El reto es exprimir hasta la última gota de fútbol del brasileño. No guardarse nada. Guardiola con Messi lo vio clarísimo. Uno de sus grandes logros es que siempre le siguió el paso al argentino. Leo no podrá decir que el de Santpedor le frenó. Ahora le toca a Vilanova. Si cabe, tiene un reto mayor.
A Tito le toca afrontar la forzosa transición. Esa que desde hace dos temporadas el equipo intenta acometer sin traumas y que parece que necesitará más heridas de las pronosticadas. En este escenario, la llegada de Neymar podría parecer un nuevo frente abierto, pero de hecho son dos procesos que van de la mano.
No volveremos sobre lo mismo porque ya le hemos dedicado tiempo a ello, sólo a modo de pincelada, recordar que los problemas que arrastra el Barça parten de que el plan que conjugaba ritmo bajo y ocasiones de gol ya no funciona. Lo que hizo único al Barça de Guardiola fue eso, que no necesitaba exponerse a perder el balón para llevar peligro sobre la meta rival. Ahora vuelve a ser mortal. Y no pasa nada, es lo normal. Lo que siempre ha sido. Lo que han sido todos. La pérdida forma parte del juego y no siempre es negativa. El Barça de Rijkaard o el Madrid de Mourinho sacaron mucho jugo a perder el balón. Pero cambiar es lo difícil y más cuando has ganado tanto. El reflejo lleva irremediablemente a refugiarse en el plan que te ha hecho grande. Les pasa a todos. Jugadores, técnicos o aficionados. Es su zona de confort. Vencer a eso es el reto. Interiorizar que lo que un día te hizo invencible es hoy un peligro. Vilanova lo intentó hasta recaer de su enfermedad, y mejor o peor lo consiguió. El equipo asumió un nuevo camino, y con la seguridad que dan las victorias,confió en él. Hasta que llegó el primer golpe fuerte, y sin el arquitecto, se volvió a la casilla de salida. La próxima temporada toca volver a empezar, y en estas que ha llegado Neymar.
A diferencia de este Barça, a Neymar no le incomoda la pérdida. Se expone a ella. Asume el riesgo y que este riesgo lleva consigo consecuencias. Otro que se suma al grupo de los Cesc, Thiago, Alves, Jordi Alba, Alexis Sánchez… Ya son varios los azulgranas que quieren permiso para perder el balón. La lógica nos dice que esta tendencia debería imponerse, pero Xavi simboliza tantas cosas…Para todos. Pocos centrocampistas en la historia han dominado como el de Terrassa, y Xavi es la no-pérdida. Se habla mucho de la convivencia futbolística de Neymar con Messi, pero seguramente la mayor incompatibilidad del brasileño sea con Xavi. O mejor dicho, con el Xavismo. El mejor Neymar no se puede ver en el Xavismo, y al 6 el ritmo del brasileño lo atropella, al menos como director. Otra cosa será que asuma un rol secundário o en todo caso menos dominante. Ahí aparecería la duda de su sostenibilidad defensiva, pero eso ya es otro tema.
Con Messi la cosa seguramente sea más sencilla pese a que en algún punto revista complejidad. Lo fundamental, que la mejor versión de ambos cohabita en el carril central, por mucho que lo normal es que Neymar parta del costado. Sin embargo, es de esperar que se entiendan. Uno es el mejor socio del otro para combinar en la zona. Además, el hecho que Neymar se decante hacia la izquierda y que Leo suela recibir haciendo lo propio hacia la derecha, suavizará ese posible choque en la mediapunta. Lo que si agradecerían ambos es un jugador por delante que separe a la defensa rival de la línea de medios. Que les dé más espacio entre líneas. El Barça, salga o no salga Villa, no lo tiene. Alexis puede ser un recurso. Existe la posibilidad de que el proyecto necesite un verano más para completarse.
Eso por delante, pero a los lados también hay cosas que analizar. Lo más evidente si hablamos que a Neymar se le deberá permitir aparecer por dentro, es la manera de mantener la amplitud por el perfil zurdo. Aquí Tito lleva ventaja, pues esta temporada, con Jordi Alba, Cesc e Iniesta ya ha puesto en práctica un sistema de permutas que ha abierto la banda sin fijar a nadie a la cal. Salvando las distancias porque los protagonistas serán distintos, pero es probable que se reproduzca algo similar con Alba, Iniesta y Neymar. El brasileño y el manchego entrando y saliendo según convenga, y el lateral completando la ecuación proyectándose hacia arriba. Aquí la novedad estará en los galones. Iniesta siempre ha sido el hombre fuerte del perfil izquierdo. Henry o Villa se sacrificaron para potenciarlo escorándose al inicio para generarle espacios. Más tarde a sus decisiones se amoldaron Cesc y Alba, compensando sus movimientos bien en profundidad bien en amplitud. No estamos diciendo que con Neymar vaya a hincar la rodilla de inmediato, pero sí es algo que puede llegar a suceder. Pocos futbolistas más inteligentes que Iniesta para leer la situación y darle al juego lo que necesite en cada momento, pero en todo caso será una situación nueva que el 8 no afrontaba desde Ronaldinho.
Este perfil izquierdo, con Iniesta, Jordi Alba y Neymar, está llamado a ser el de más volumen de juego, la zona por la que más tiempo circule el esférico. Ser el lado fuerte. En la derecha, las recepciones de Messi y las llegadas de Cesc, Xavi o Dani Alves disfrutarán de más espacios. Especialmente beneficiado puede verse el lateral, sobretodo si el extremo derecho asume el trabajo de fijar a los centrales y le deja libre todo el carril. Dani Alves es mejor llegando que estando, y pocos laterales son tan decisivos cuando encaran la jugada hacia el interior. A diferencia de la plantilla de la pasada temporada, Neymar sí tiene cambio de orientación. No es como los también brasileños Robinho o Douglas Costa, pero la conexión Ney-Alves está llamada a sacar muchos beneficios de ese presumible peso del sector izquierdo del Barça 2013-14.

