
A esto pintaba el partido, pero no lo fue. No lo fue porque este verano el Barça sólo ha hecho un fichaje, pero qué fichaje. Con sólo poner un pie en el campo, Neymar cambia cosas. Para empezar porque se salta el guión y para continuar porque se lo salta en banda. Lo aprendido no vale, Ney cambia el discurso. Así, el brasileño fue la constante y única fuente de ventajas del Barça en el primer tiempo. El Barça volcó el juego sobre él, y Neymar desequilibró, giró al Sevilla, juntó al Barça arriba, forzó varias tarjetas, «expulsó» a M’Bia y, lo más importante, permitió que nadie se frustrara. En la derecha esperaba Tello, porque ha entrenado toda la semana y porque con el partido en la izquierda, tendría espacio. Uno a cero al descanso.
Para la segunda parte Unai ajustó y cambió el perfil de sus dos mediocentro. El amonestado M’Bia pasó a la izquierda, ya que el sábado no parecía que fuera a ser el día de Messi, y Cristóforo se situó como pivote derecho. Neymar dejó de producir tan alegremente y además fue apareciendo el cansancio típico de las primeras semanas de competición. El Tata decidió matar y dio entrada a Cesc. Y poco necesitó el de Arenys, que prácticamente en la primera que participaba, recibía en la frontal y abría a Neymar para que éste asistiera a Messi en el dos a cero. A partir de ahí se rompió todo. El Sevilla, que había empezado con M’Bia y Cristóforo en el doble pivote, ahora formaba con Rakitic y Trochowski, mientras el Barça seguía verticalizando sus ataques ahora con Cesc en el campo. Partido de ida y vuelta. Era el momento para que entrara Xavi desde el banquillo y escondiera el balón un cuarto de hora, pero el de Terrassa formó como titular y a esas alturas sus piernas acumulaban los mismos 75 minutos que las del resto.
La transición defensiva es la segunda parte del problema con Xavi. Y la más complicada de resolver. En ataque, el Barça de Martino ya ha asumido que su ritmo será otro. Que lo de antes ya no le sale. Un juego más vertical en el que se permite perder el balón porque no arriesgarlo termina siendo peor. No es nuevo, se apuntó antes. Eso parece que el Barça ya lo tiene, y está más o menos convencido. El encaje de Xavi ahí, tampoco es tan complicado. Simplemente deja de ser el metrónomo y su peso disminuye, pero su aportación puede seguir siendo valiosa. Se puede jugar con Xavi pero sin jugar «a lo Xavi». El problema viene atrás, o mejor dicho, adelante pero cuando no se tiene el balón. El Barça necesita jugar vertical, es el plan que le vale, pero eso también implica que se transitará más. Se perderá más el balón y tocará correr hacia atrás, y ahí, hacer sostenible a Xavi es muy difícil. Si el Barça no consigue recuperar en la primera línea, ya no hay nada que detenga al rival hasta que enfrente encuentra a los centrales. El rival siempre viene lanzado porque no hay barrera en la media y normalmente, además, lo hace con superioridad numérica. La papeleta que les está tocando defender a Piqué y Mascherano, merece aumento de sueldo.
Artículos relacionados:
