
Isco es un futbolista para esconder la pelota, alargar la posesión, y ya sabemos lo poco que le gusta al Barça correr detrás del balón -y lo poco preparado que está para hacerlo-. Además Isco influirá sobre todo en la izquierda. ¿Coincidirá con Xavi? Lo más seguro es que sí, y ahí el Madrid tenga una atractiva ventaja en transición ofensiva. En la defensiva seguramente pierdan los dos, ya que el madridista sin balón también es poco.
Lo normal sería que Isco empezara el partido como interior, de modo que el emparejamiento sería directo, pero como el Madrid de Ancelotti todavía no se conoce a si mismo de memoria, cabe la posibilidad de que su demarcación sea otra. Las más probables, en tal caso, la mediapunta o la banda izquierda. Jugando en la cal, su capacidad para amasar posesión podría ser un reclamo fatal para Dani Alves, teniendo en cuenta que si Isco juega en banda izquierda querrá decir que Ronaldo juega por dentro. Isco bajando, llevándose al lateral brasileño y abriendo el agujero para el desmarque de Cristiano Ronaldo que lleve a Piqué a la banda. Lo bueno para el Barça es que ante la novedad de Neymar y probablemente sin Xabi Alonso, es posible que el Madrid necesite protegerse atrás y descargue a Isco en la mediapunta. Pero incluso en un contexto de repliegue el joven internacional puede decidir. Su regate y, sobre todo, su capacidad para el último pase, pueden resultar letales con dos portentos como Bale y Ronaldo corriendo al espacio.
Isco es un futbolista genial, y por eso, aunque en la previa hagamos cábalas sobre cómo y de qué tamaño será su huella en el clásico, lo cierto es que hasta que no termine el partido no lo sabremos. El 23 del Madrid va a añadirle una nueva capa de significado a los Barça-Madrid.
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