Sobre el césped, sin embargo, sucede que el 4-3-3 de la pizarra acaba convirtiéndose en un 4-1-4-1 que aleja demasiado a Samper del siguiente escalón. Al mediocentro le toca conducir para subir una línea y a menudo en situación de inferioridad numérica. Sin balón, por su parte, la exposición es notable y Samper tampoco es el pivote más indicado para sobrevivir a ella, lo que se traduce habitualmente en tarjetas y faltas aparatosas del ex-juvenil.Eusebio tendrá que encontrar una solución al problema. A simple vista tiene dos: la mejor y la más simple. La ideal es la de lograr que los centrales se coman ellos el primer escalón. Que se perfeccione la salida y eso permita a Samper recibir ese primer pase unos metros más arriba, más cerca de los mediapuntas. Es complicado, porque el filial no tiene ni a Fontás, ni a Bartra ni siquiera a Muniesa, por lo que se requiere una operación colectiva. Más asequible parece la segunda posibilidad, la de escalonar a los interiores y que uno ejerza de paso intermedio entre el mediocentro y la mediapunta. En ese papel encaja bien Denis Suárez.
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