
En primer lugar, en ausencia de Mascherano jugaba Bartra, lo cual fue una buena noticia para todo lo demás, pero que en esta fase implica que Piqué juegue en la izquierda. Gerard, de los dos, es el central más protagonista a la hora de construir el juego, y con Song entre él y Bartra, termina escorándose demasiado a su perfil malo. Por otro lado, hay que señalar que el Sevilla defendió la salida culé con un 1+1 con Rakitic por detrás de Bacca. En salida, pues, el dibujo azulgrana era un claro 3-1-4-2 en el que Xavi quedaba solo por detrás de una línea formada de derecha a izquierda por Montoya, Messi, Iniesta y Adriano. El Sevilla, por su parte, ofrecía la réplica con Vitolo, Carriço, Iborra y Gameiro. ¿Sólo? No. Si echamos cuentas, al Barça en ese 4 vs.2 en salida (3 centrales+Xavi) le «sobraban» dos hombres, por lo que la lógica dicta que al Sevilla, en otra zona del campo, también. Efectivamente, los locales tuvieron como comodín a los dos centrales. No tenían marca, así que pudieron anticipar y pegarse a Messi o Iniesta cuando estos querían recibir por dentro, o ayudar en banda al lateral en la disputa con Pedro o Alexis. El Barça ganaba en salida, pero una vez superada la divisoria, era incapaz de producir ni por dentro ni por fuera.
No fue el único problema de los azulgranas, que en defensa volvían a sufrir cada vez que los interiores abandonaban su posición para ir a apretar a un central (que es siempre). El Sevilla no fue excepción, y como casi todos los rivales del Barça pudo encarar lanzado a la defensa culé. Una defensa que ayer se aguantó por el ímpetu de Marc Bartra. El canterano falla, no siempre elige bien y suele arriesgar más de lo debido, pero en un sistema defensivo que no funciona, elegir la mejor opción no siempre es lo más sensato. Anticipar siempre, por ejemplo, es un problema, pero si frente al central el rival siempre encuentra un espacio libre porque el interior no llega en el retorno, al menos la acción de Marc rellena el agujero. El equipo necesita mucho la energía que transmite el canterano.
Pese a todo lo malo, que fue mucho, el Barça se fue al descanso por delante en el marcador, y en el segundo tiempo el partido dio la vuelta. Xavi y Messi subieron un escalón: el primero apareció menos en la base, y el segundo más en la frontal. Al Sevilla dejó de sobrarle gente. En la medular, Xavi tomó el relevo de Messi como pareja de Iniesta, y el argentino pasó a ser problema de los centrales hispalenses. Los dos mediocentros sevillistas se quedaron sin las ayudas que en el primer tiempo llegaban desde atrás, y en ese momento emergió Iniesta. Agarró el primer pase, filtró en mediocampo y dejó el balón y al equipo en la frontal rival. Como el equipo, ahora, se asentaba más arriba, Alexis, que en el primer tiempo fue sólo banda, merodeó el área. Otra preocupación para unos centrales que en el primer tiempo no tuvieron ninguna, y la posibilidad de descargar a un Messi que pudo encontrar espacios sobretodo a la contra, mientras el chileno empujaba a la defensa hacia atrás.
Con el partido ya muy de cara, entró Cesc Fàbregas para marcar el cuarto. Lo hizo por Pedro, e Iniesta pasó a jugar en la izquierda. Ya es la segunda vez en poco tiempo que lo prueba Martino. Sin noticias sobre cómo llegará Neymar a la ida contra el City, ya vimos hace una semana el daño que puede hacerle a los de Pellegrini un jugador en la izquierda capaz de recibir, aguantar e irse hacia dentro. Probablemente no tenga nada que ver, pero apuntado queda.
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