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La sorpresa (relativa) estuvo en que arriba Osasuna no renunció a los dos puntas. A ese dos contra dos con los centrales que tantos dolores de cabeza causa a Martino. Ayer para colmo faltaba Piqué, así que Gracia juntó por dentro a Cejudo con Oriol Riera y situó por detrás a Roberto Torres. Una estructura que ocupaba el interior y regalaba las alas. El Barça está habituado a rivales que mandan a sus hombres de banda hacia dentro, pero no es tan normal que el adversario directamente no tenga hombres de banda, como le sucedió ayer al conjunto rojillo. Confiaban los visitantes que con Pedro y Alexis en los costados, el Barça se empecinara más en producir por una zona central superpoblada que en llevar el juego a las orillas. Y el plan pareció funcionarle a Osasuna hasta que Pedro, en una acción individual, sacó ventaja a su par, aprovechó la soledad de la banda osasunista y situó al equipo arriba. La jugada empezó fuera, y viajó dentro para que después de algunos pasos intermedios terminara en la punta de la bota de Messi y de ahí al luminoso.
Tras el uno a cero Osasuna, más allá de aflojar algunas vigilancias, varió poco, pero el guión del partido lo hizo mucho pues el Barça se fue arriba. Los laterales, antes muy contenidos para proteger a los centrales de ese 2×2 con los puntas, empezaron a correr la banda, y Xavi e Iniesta se acercaron a la frontal. No sólo a la frontal, sino que sobre todo el manchego también se vino a la banda. El Barça empezó a encontrar superioridades fácilmente juntando efectivos cerca de la cal. La zona caliente estuvo por fuera. Pedro, Iniesta y Jordi Alba en la izquierda, y Alexis, Xavi y Dani Alves en la derecha, permitieron al Barça ganar la espalda al mediocampo rival, y alcanzar línea de fondo con relativa facilidad. Como Osasuna no tenía más hombre de banda que el lateral, para la ayuda fuera tuvieron que abrirse los interiores, lo que provocó que se vaciara el centro y que tras devolver el balón dentro, el Barça encontrara fácil a Messi y al interior del lado contrario. Empezar en una banda y terminar en la otra, para castigar con el cambio de orientación a un rival junto pero estrecho. Sirva el gol de Iniesta como prueba.
