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La Inglaterra de Albert Ferrer

La Inglaterra de Albert Ferrer

La selección inglesa no supera los cuartos de final de un Mundial desde Italia 90. La dirigía Bobby Robson, y jugaban Peter Shilton, Platt o Lineker. Roy Hodgson, el hoy seleccionador de los Pross, ya entrenaba, y el mismo verano en que Inglaterra caía ante Alemania Federal y se quedaba a un paso de la final, firmaba por el Neuchatel suizo después de una exitosa etapa en Suecia dirigiendo al Malmö. Por aquel entonces, Arrigo Sacchi cambiaba el fútbol continental con su Milan, y Alex Ferguson trataba de hacer lo propio con el británico. En el 92 se fundó la Premier League, competición que los Red Devils han conquistado en 13 de sus 21 ediciones. Sir Alex siempre tuvo ventaja: siendo el creador del juego, conocía todos los escondites secretos y dónde estaban las vidas extra. En Europa, sin embargo, la cosa era distinta. Tras la sanción al fútbol inglés motivada por la tragedia de Heysel, ni Arsenal ni Leeds lograron pasar de octavos a principios de los 90, y  aunque en el 91 ganara la Recopa, la misma suerte corrió Ferguson con su Manchester United en la 93-94. Un año más tarde, en una Copa de Europa que ya era Champions League, los Red Devils quedaron encuadrados en el mismo grupo que el Barça, junto al Göteborg y el Galatasaray, su verdugo unos meses antes.

Aquel Barça era el de Cruyff, un Dream Team que daba sus últimos coletazos todavía medio noqueado por la dolorosa derrota en Atenas ante el Milan. Tres años antes, el equipo había ganado en Wembley la primera Copa de Europa del club, rubricando y dándole el pasaporte a la eternidad, así, a la estimulante propuesta que el holandés aplicó en Barcelona. En ambas finales, en la ganada y en la perdida, Albert El Chapi Ferrer figuró en el once inicial de los azulgrana. Formado en las categorías inferiores del club, y cedido un año en Tenerife antes de regresar al Barça para adueñarse del lateral derecho durante casi ocho temporadas, desde 1990 fue un fijo para Johan. Marcador feroz, rápido y correoso, su buen hacer en el uno contra uno defensivo resultaba vital para la arriesgada propuesta con tres defensores, normalmente expuestos, que planteaba el equipo. Era el especialista defensivo. Con balón cumplía y, sobretodo a medida que Cruyff fue recurriendo en más ocasiones a la defensa de cuatro, sorprendía entrando por banda llegando a conformar una pareja de laterales de lo más carismática con el también canterano Sergi Barjuan. Su producción anotadora, eso sí, siempre fue muy discreta. En más de doscientos partidos como culé, sólo firmó dos tantos, ambos para sellar un cuatro a cero. El primero contra el Espanyol, el segundo, en Champions, ante el United de Ferguson.

El Barça-Manchester United de la 94-95 no fue un partido más para los ingleses. Fue, como reconoció el técnico escocés, una lección. La constatación de que el fútbol británico, fuera de las islas, debía matizarse para competir. Un antes y un después para Ferguson que se materializó a finales de temporada cuando Mark Hughes, Andrei Kanchelskis y Paul Ince abandonaron Old Trafford y los Fergie Boys tomaron el relevo. Ince, por cierto, se incorporaría al Inter de Milan que entrenaba Roy Hodgson. El miércoles 2 de noviembre de 1994, el Manchester United saltó al césped del Camp Nou con Gary Walsh en la portería, una defensa de cuatro formada de derecha a izquierda por Parker, el veterano capitán Steve Bruce, Pallister y Denis Irwin; tres centrocampistas de mucho despliegue como el citado Paul Ince, el irlandés Roy Keane y Nicky Butt; Kanchelskis y Giggs en las bandas y como punta de lanza, un nueve de los ochenta que seguía goleando en los noventa, Mark Hughes. Schmeichel y Cantona, que no podían jugar el encuentro, lo veían desde la grada. Por parte del Dream Team, que vivía su segunda etapa, la de Romario y la cada vez más frecuente defensa de cuatro, formaron Zubizarreta, Ferrer, Koeman, Abelardo, Sergi, Guardiola, Amor, Bakero, Stoichkov, Romario y Jordi Cruyff. Un 4-3-3 con Hristo en la derecha y Jordi en la izquierda, en el que los laterales se proyectaban y los interiores pisaban mucha área entrando desde segunda línea.

No tuvo mucha historia el partido: el Barça pasó por encima. Posesión, velocidad en la circulación y golpe tras golpe sobre la portería de Walsh. Stoichkov, Romario y el búlgaro otra vez, sentenciaron el choque, y a falta de dos minutos para el final, Ferrer coronaria la goleada con su pierna mala. Aquel día el fútbol inglés cambió porqué cambió Ferguson. Sin esa derrota en el Camp Nou, no puede explicarse la Champions lograda por los diablos rojos cuatro temporadas más tarde en el mismo escenario.

Tras la llegada de Ferguson a Inglaterra y la derrota de su Manchester United a manos del Dream Team, el tercer gran cambio del fútbol inglés en los 90 llega con la sentencia Bosman y la desaparición de los cupos de extranjeros. Jugadores provenientes del resto de países de la Unión Europea, empezaron a llegar al fútbol de la Premier sin más restricción que el acuerdo de las partes. Entre la temporada 96-97 y la 97-98, aterrizaron en Inglaterra Anelka, Vieira, Boa Morte, Overmars, Grimandi, Petit (Arsenal), Gianfranco Zola, Vialli, Leboeuf, Di Matteo, Flo, de Goey (Chelsea), Hasselbaink (Leeds), Solskjaer, Johnsen, Jordi Cruyff, Poborsky (Manchester United), Dabizas, Andreas Andersson, Pistone y Tomasson (Newcastle) entre otros. Un año más tardaría Ferrer, sin sitio en el Barça de un Van Gaal que trataba de pasar la página de Cruyff en Barcelona. El Chapi fichó por el Chelsea. El equipo de Londres también incorporó a Casiraghi, Dalla Bona, Brian Laudrup o Desally, el mismo verano en que llegaron a la liga hombres como Jaap Stam, Kanu, Freund, Wim Jonk, Hamann, Guivarc’h o Materazzi. Los extranjeros en Inglaterra ya eran legión, mezclaron su fútbol con el producto nacional y, en muchos casos, marcaron la personalidad de los equipos de la Premier. Ferrer, sin ir más lejos, uno de los mejores foráneos del campeonato, a sus 29 años fue elegido jugador revelación de la temporada en su estreno. Lo que es la selección inglesa hoy, en parte, se lo debe a ellos.

Comments:2
  • MessieurDugarrry 14 junio, 2014

    Ayer me dormí (por cansancio) en el Chile-Australia… Espero aguantar hoy porque el Inglaterra-Italia puede ser un PARTIDAZO !! Espero bastante de Inglaterra, y mas sin la presion de los favoritos. Y Italia, bueno pues es Italia… no juegan a nada, no son favoritos y seguro que llegan lejos, como siempre.

    Saludos

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    • Morén 14 junio, 2014

      A ver como encaja esa nueva generación inglesa con un técnico tan ¿simple? como Hodgson. A priori no parece la mejor combinación, pero puede darle un esqueleto sólido que les haga crecer en confianza. Y en Italia, ojo a la batería de centrocampistas que se ha llevado a Brasil pese a la baja de última hora de Montolivo. Pirlo, De Rossi, Verratti, Motta… el problema es que la mejor posición de los cuatro, ahora mismo, es la de mediocentro.

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