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Rafinha, dentro y fuera

Todavía es muy pronto para sacar conclusiones, la competición para el Barça arranca este fin de semana, pero a lo largo del mes de agosto Luis Enrique nos ha ido dando pistas sobre lo que pretende que sea su proyecto. El pasado lunes, por primera vez, lo hacía con Messi y Neymar en el once, las dos grandes estrellas en ataque del equipo hasta que Luis Suárez pueda volver a las canchas. Siendo las dos piezas más importantes, pues, era lógica la expectación por comprobar si lo planteado hasta ahora estaría presente, también, cuando participaran los dos cracks. Lo estuvo. El Barça, organizado en un 4-3-1-2 que en salida se transforma en un 3-4-1-2, salió con Neymar muy libre, en una posición centrada que le permite juego en la frontal y le habilita un acceso rápido y fácil al área. Messi, también con mucha libertad para moverse sin demasiadas restricciones posicionales, ocupó una demarcación cercana a la mediapunta desde donde sentir cerca el área, encontrar líneas de pase hacia delante que le devuelvan el pase de cara y acercarse a los interiores para ser un recurso todavía demasiado importante en salida.

Las principales zonas de recepción para el 10, no es nuevo, fueron e carril central y el perfil derecho del ataque, en el cual puede orientarse la salida hacia dentro y con el cuero alejado del pie del defensor que pretende interceptarlo. Para la mezcla, Leo encontró un socio perfecto en Rafinha. El pequeño de los Alcántara ha sido el encargado de cubrir posicionalmente la ausencia del argentino durante esta pretemporada. Con Pedro, Munir, Sandro, Adama o Deulofeu en los costados, ha encarnado esta figura a medio camino entre mediapunta y falso nueve que Luis Enrique parece tener pensada para Messi. Rafinha creció como centrocampista, dio el paso definitivo en el juvenil jugando arriba y la pasada temporada, en el Celta con Lucho, también participó mucho y bien en banda. Al técnico asturiano le permite un sinfín de posibilidades. De momento, y por lo visto en el Gamper, su entente con Messi fue excelente y muy fluida, compensado siempre los movimientos del 10 en cualquiera de los dos ejes. Conocedor de la banda, el mediocampo y la frontal, si Leo bajaba, Rafa subía unos metros, si Messi se adentraba en el área, entonces él esperaba fuera, y si el argentino decantaba su posición hacia la derecha para recibir ahí, el nuevo 12 del Barça dejaba libre el camino y ocupaba el vacío generado en el centro.

Sin Luis Suárez y con Deulofeu en Sevilla, a Rafinha se le allana el camino al once. Tendrá hasta octubre para pelear la tercera plaza en la delantera con Pedro y ganarse un rol importante en el equipo para cuando pueda regresar Suárez. Sumará orden y sentido al juego, mientras la banda le brinda esas décimas de más que su técnica quizá todavía necesita. Su convivencia en el campo con Messi, como hemos dicho, parece que será buena, aunque en una posición pensada para que desde ella el ex-delantero del Liverpool cargue área. Sin el uruguayo la profundidad la tendrá que ofrecer otro, y en este punto el rol que puede matizarse es el de Neymar, que junto a los laterales y mucho más cerca del área que el año pasado, debería convertirse en la solución al espacio hasta octubre.

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