
Por contra, el Barça se encontró fácil en tres cuartos, un espacio que cercaban pero no cerraban ni los centrales ni los mediocentros. En este escenario, el mejor Iniesta de la temporada se alió con el Neymar 2014-15 y un Messi muy fino para darle la fluidez al juego azulgrana, en unos primeros 45 minutos en que desbordó claramente a su rival. Por la izquierda, el buen partido del 8 y el 11 le regalaba ventajas constantemente a Jordi Alba, para que el lateral produjera más que en las últimas fechas, mientras que en la derecha, un Rakitic muy abierto, aclaraba las recepciones a Leo Messi. El ex-sevillista voló más que en otras ocasiones, pues, como Andrés, se benefició de la presencia a su espalda de Mascherano. El argentino volvió a rallar a buen nivel en mediocampo, corrigió maravillosamente en las orillas, recuperó arriba (los dos primeros goles vienen de sendas recuperaciones suyas) y socorrió atrás, debido al dominio culé, más como elemento de apoyo en la salida que para solventar entuertos cerca del área de Ter Stegen. Tan cómodo jugó este primer tiempo el Barça que por esta vez no extrañó los movimientos de área que pierde cuando al tándem Neymar-Messi lo completa Pedro. El canario, que jugó los 90 minutos, consumó un partido bastante más positivo que los que viene protagonizando, se acompasó al conjunto, mostró acierto técnico y a punto estuvo de rubricarlo con un gol.
Transcurridos los 60 minutos acordados, aunque el marcador no era definitivo, lo inofensivo del Ajax durante la primera mitad provocó que Luis Enrique mantuviera su plan y reservara a Neymar, Messi e Iniesta, los tres grandes protagonistas de lo que iba de partido. En su lugar entraron al campo Sandro, Munir y el reaparecido Rafinha, y aunque no se puede decir que los visitantes se lanzaran a por el partido, la intensidad azulgrana bajó bastantes puntos. El Ajax se acercó más, y en una jugada aislada en la que Marc Bartra no acertó a anular el peligro de una forma más contundente, llegó el tanto de El Ghazi para ponerle picante al encuentro hasta la sentencia de Sandro en el descuento, cuando ya todos, desde hacía un buen rato, tenían la cabeza lejos de Barcelona.
