
Así pues, tras el gol, el Barça-Córdoba tuvo cierta línea de continuidad con el segundo tiempo de los culés en Getafe, cuando Iniesta ingresó al campo y apareciendo entre líneas y juntando rivales, habilitó las entradas por la izquierda de Jordi Alba y un Pedro al que se vio fino. Ambos llegaron bien y con mucha ventaja, y además con Messi haciendo las veces de interior derecho, habilitados por la bota del argentino y disfrutando de los espacios que genera su atención. Sucedió, como entonces, que en el área faltó concreción, ya que Messi partía de lejos y a Suárez nadie acertó a encontrarle. Tampoco un Martin Montoya que repetía en el lateral derecho, y que como viene sucediendo, llegó con acierto y finalizó con error. El primer tiempo, tedioso, transcurrió con una circulación espesa de los locales en la que parecen haberse difuminado las referencias posicionales, lo que obliga al jugador que recibe a buscar, cada vez, un receptor,sin tener claro donde lo encontrará situado y ralentizando mucho la cadena de pases. Sumando esto a una falta de intención general que no aprovechó que la altura de los laterales plantaba muchas veces al rival con línea de seis atrás, y a unas salidas del Córdoba tan simples como asequibles, bien buscando el balón directo a Ekeng o profundo para Ghilas, se enrarecieron unos primeros 45 minutos que, teniendo en cuenta como empezaron y los precedentes del rival, se esperaban bastante más positivos.
La segunda mitad empezó con Messi clavado en el extremo derecho. El argentino en el primer tiempo, desde esa posición variable entre la medipaunta y el interior derecho, se había juntado bastante a Iniesta buscando un socio en la combinación más estupendo que Montoya o Rakitic, y poco tardó en la reanudación en volver a acercarse al manchego. Antes de los diez minutos, la conexión entre ambos encontró a Pedro, y el canario puso el balón atrás para Suárez que tras un gran control batió a Juan Carlos. Dos a cero y partido cerrado. Y Xavi al campo para certificarlo. Entró por Rakitic y, dadas las diferencias entre ambos, fue más que un cambio de piezas: el capitán se situó como interior de base y mandó arriba a Messi. Si la estadística de chuts del argentino ya es reveladora (2 en los 63 minutos de juego previos a la entrada del seis, y otros 2 a partir de ella, en este caso, con 100% de efectividad) lo es todavía más la de dónde se localizó su juego. Pasó de jugar casi un 31% en la base a hacerlo un 16%, y a aumentar en prácticamente un 50% su presencia en la frontal. Parece claro que a opinión de Luis Enrique, el hombre más preparado del equipo para gestionar la base es Leo, pero también que cuando se trate de acercar al argentino al gol, Xavi es la respuesta más segura.
