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Respiro con revolución

pic_2015.01.18_FCB_B_-_RECREATIVO_029.v1421616680El domingo se citaron en el Mini Estadi dos equipos de la parte baja de Segunda División en sendas dinámicas de juego y sensaciones tan negativas como preocupantes. Tanto Oltra como Eusebio introdujeron novedades en sus onces, que en el caso del de La Seca desembocaron en casi una revolución, con Samper fuera por gripe, sin Adama ni Halilovic y con tres nueves sobre el césped. La presencia de uno de ellos en el equipo titular fue junto a la suplencia de Adama la gran noticia de la previa. Munir regresaba al filial y otra vez lo hacía para jugar en mediocampo como en noviembre ante el Numancia.

El hispano-marroquí alternó los dos flancos de la medular intercambiando en numerosas ocasiones a lo largo del partido su posición con Juan Cámara, el otro interior que completaba la línea junto a un Gumbau que sin Samper ejerció de pivote. La baja del cerebro culé tuvo su repercusión más visible en el peso que Edgar Ié asumió en el inicio de la jugada. El guineano fue el hombre fuerte en el primer pase, sumándose no pocas veces a mediocampo desde la demarcación de central izquierdo y compensado a su espalda por la cobertura de Gumbau. El gerundense, que demuestra visión y pie, al no tener formación de mediocentro se orienta con dificultades y se mueve con cierta rigidez en salida, lo que a la práctica penalizó muy poco debido a los galones reclamados por el central y a lo mucho que volcó el juego sobre el sector izquierdo del Barça B.

Salvando todas las distancias, por momento esa hipertrofia de uno sólo de los carriles recordó al primer Barça de Guardiola que prácticamente empezaba y terminaba en la banda derecha de Alves, Márquez, Xavi y Messi. Ahí, el encorsetamiento de Touré apenas pesaba pues el peculiar funcionamiento no implicaba un rol académico para el pivote, y en este sentido algún paralelismo se puede trazar con el escenario que le favoreció Ié al circunstancial pivote del filial. A partir de su central, el B otorgó protagonismo a Grimaldo, que creció desde el lateral y compensó una línea de medios donde un interior formaba de cierre y un mediapunta junto a un punta en los interiores. De inicio, estos dos se situaron de modo que Cámara jugaría a pierna natural y Munir en el interior derecho, lo que permitió al delantero ahondar en el avituallamiento de la banda izquierda con el envío cruzado tras encarar a su par. Sin embargo, alguna pérdida indebida si tenemos en cuenta la altura a la que se producía lo mandó a juntarse con Grimaldo y Joan Román en el perfil siniestro del ataque azulgrana.

En la línea de los últimos partidos, los de Eusebio mostraron cierto refuerzo atrás, incluso el domingo que no jugaba de inicio Pol Calvet, pero en esta ocasión, aunque el festín tampoco fue copioso, en ataque se generaron más situaciones de lo que se venía viendo. Ayudó en gran parte la relación espacial de Joan Román y Dongou, que sin Adama llevaron el peso en la izquierda y cuyo intercambio de posiciones en forma de equis brindó una mayor profundidad a los ataques locales. Como el gol no llegaba y en el ánimo del filial sobrevuela la racha de juego y resultados, Eusebio se prodigó ordenando cambios entre los futbolistas más adelantados, y tanto Dongou como Sandro terminaron probando suerte en los tres puestos de delantero que dibuja el esquema culé.

Por suerte para el técnico vallisoletano y sus futbolistas, en esta ocasión el primer golpe lo dieron los de azulgrana, y el gol de Cámara sirvió como resorte propio y losa para el Recreativo. Con marcador a favor, la mejoría atrás de las últimas semanas permitió aguantar sin excesivos sobresaltos y a la contra el filial se mostró peligroso, e incluso antes de que Adama ingresara al campo para liquidar con espacios, encontraría un segundo gol en las botas de Sandro Ramírez. Corriendo en transición y ante un rival abierto, el B hizo valer la cantidad de delanteros que acumulaba su once para atacar los espacios con intención de verticalizar. Del minuto 76 al 88 se juntaron sobre el campo Munir, Dongou, Cámara, Sandro y Adama Traoré, cinco futbolistas capaces de formar en las tres plazas de ataque, y con ellos en el césped el filial logró la sentencia, a la contra, con un segundo tanto de Cámara. Tres puntos en un encuentro que sonaba a ultimátum que a buen seguro darán un respiro al cuadro catalán. El domingo vuelve a jugar en casa, habrá que ver con qué continuidad.

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