
Con el objetivo de limitar o retrasar las recepciones de Messi y Neymar presionó arriba, a sabiendas que cuando al Barça le cuesta progresar echa mano del argentino para llevar el balón al último tercio. Leo fue origen pero apenas merodeó el gol, y por momentos, en ese papel casi de centrocampista, dio la impresión de perder la vivacidad de cuando cada regate lo acerca a la red. La plantilla del Barça presenta esa laguna, toda vez asumido que Rakitic e Iniesta podrán ser importantes pero no los herederos de la batuta. Xavi es el pasado, un plan que las últimas temporadas no ha sido suficiente y que además entra en conflicto con el nuevo Barça de los delanteros, más directo y abierto. Activar a Rafa Alcántara, que entre lesiones y participaciones discretas no ha terminado de entrar en dinámica y establecerse como alternativa, podría ser la clave para hacer evolucionar al equipo. El brasileño sobrevive en el ritmo alto, tiene recorrido, desborde interior y capacidad para superar líneas, y al mismo tiempo es un futbolista apto para hacer crecer posesiones a su alrededor, de recibir atrás y soltar arriba. De estructurar el mediocampo. De ser la tarima sobre la que descanse Messi y le evite alejarse tanto de la zona donde el gesto es definitivo.
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