
Como resultado, ante un rival tan agresivo como fue el equipo de Nuno al comienzo, y sin mecanismos en salida demasiado consolidados del lado local, al Barça le costó un mundo cruzar la divisoria con la pelota controlado durante los primeros 45 minutos. A la escasa capacidad organizativa de los dos centrocampistas que actuaban por detrás de la línea del balón se le sumó una comparecencia dispersa de algunos jugadores, que erraron gestos técnicos que no acostumbran. Más imprecisos de lo debido técnicamente y con la pizarra en contra, lo que pretendía ser un refuerzo defensivo resultó ser una debilidad. Cuando el equipo no tiene el cuero, el gran valor de Sergio Busquets es defendiendo hacia adelante y en campo rival. Ahí es difícilmente mejorable como pudo demostrarse en Sevilla hace apenas una semana, pero en campo propio sufre, y durante la primera parte del sábado su equipo no salía. Tanto él como Xavi tuvieron que defender en su propia mitad, en un escenario nada ventajoso para ellos y que bien aprovecharon Rodrigo, Feghouli, Parejo y André Gomes. Solo Mascherano desde el coche de bomberos, Claudio Bravo y los propios errores visitantes, permitieron salvar los muebles durante un tramo de gran exposición que además no contó con el Piqué milagroso de otras tardes, bien castigado por Alcácer tanto dentro como fuera del área.
Debido a la poca creatividad con la pelota de la pareja formada por Mascherano y Busquets, el Barça necesitó la intervención a su misma altura de Xavi y Leo Messi. Click para ampliar
No toda la primera mitad siguió el mismo guión, pues a medida que el minutero fue avanzando, Xavi primero y Leo Messi después empezaron a prestar ayuda a sus compañeros para sacar el balón. Con ellos esto se hizo de forma más eficaz que con Busquets y Mascherano, pero como los dos debían ocupar en el sistema una posición por delante de la línea del balón que a causa de los problemas de su equipo ahora abandonaban, el paisaje siguió sin aclarársele demasiado a los azulgranas. El Barça implicaba a tanta gente para sacar la pelota jugada, que apenas quedaban dos futbolistas por delante en campo rival. Tres si el equipo se bastaba sin Leo para cruzar la divisoria. Cuando el esférico llegaba Suárez o Neymar, los dos delanteros apenas tenían socios cerca, y alargar la cadena de pases ya fuera para atacar de forma reposada o para hacerlo con un cariz más fugaz, se volvía muy complicado. Fue Messi, en un primer tiempo de más mérito que vistosidad, el que más veces se las arregló para hacerle frente a este escenario tan poco favorable.
Con Rakitic en el interior derecho, regresó el escalonamiento en la media y la salida de balón mejoró. Click para ampliar
Tan claro fue el problema que Luis Enrique no dejó pasar ni un segundo de la reanudación sin retomar el plan de siempre. Adriano se quedó en el banquillo para dar entrada a Rakitic, en un buen cambio que valió por tres. En primer lugar, el movimiento permitía devolver al mediocampo su estructura habitual. Al inicio de la jugada, con Rakitic en el interior derecho cambian dos cosas respecto a Sergio Busquets: si participa abajo, como con su selección, tiene más recursos para limpiar la salida, y si no, posicionalmente mantiene el escalonamiento de la medular ofreciendo líneas de pase a la espalda del rival para superar la presión. En segundo lugar, la entrada del croata implicó la salida del campo de la individualidad más floja del primer tiempo, mejorando con Mathieu el lateral izquierdo que había ocupado Adriano y ofreciéndole a Neymar un aliado en banda más afín. El francés, más dispuesto a proyectarse por fuera y a hacerlo sin balón, le ofreció al extremo un paisaje más feliz tras el descanso.
En el segundo tiempo el Barça volvió a utilizar al interior derecho para compensar a Messi, lo que devolvió a Dani Alves a su rol más centrocampista. Click para ampliar
En tercer lugar, finalmente, y no por esto deja de ser fundamental, la presencia de Rakitic en el interior derecho permitió recuperar al Dani Alves más centrocampista, una versión del lateral de incalculable valor para el Barça tanto en ataque como en defensa. Siendo ahora Ivan el encargado de compensar en posición de extremo los movimientos de salida de Messi, Alves se alojó casi en posición de interior a la derecha de Busquets, desde donde se implica en la circulación como un mediocampista más y es el principal socio de Leo asociándose en corto. En transición ataque-defensa, además, tras pérdida permanece por detrás de la misma y, al mimos tiempo, cerca del juego, lo que le habilita bien para empujar la presión, disputar el rechace o frenar el contraataque rival. De la mano de la reorganización local y del evidente descenso físico de un Valencia que pagó el esfuerzo del inicio, el aspecto del segundo tiempo fue muy distinto al del primero.
Los de Luis Enrique le bajaron el ritmo al juego, se juntaron en campo rival y mantuvieron la estructura lejos del área de Claudio Bravo. El juego no fue brillante pero aparentó estar bajo control. Sin embargo, no fue hasta el último instante que el Valencia dio su brazo a torcer, reanimado una y otra vez por el coloso Otamendi. El central, sin lugar a dudas uno de los nombres propios de la temporada en España, se las arregló en la segunda mitad para que su equipo sobreviviera a Leo Messi.
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