
Apocadas las tres individualidades principales, las secundarias tampoco concurrieron en la ayuda. De Rafinha preocupa que a punto de encarar la recta final de la temporada todavía no haya dicho «esta boca es mía» y se haya ido distanciando con claridad de Rakitic como opción a considerar en el interior derecho, y de Iniesta, que pretendió más protagonismo para sí, se añoran los días en que a espaldas de la presión creaba siempre alguna línea de pase limpia para el compañero que llevaba el balón. Anoche, sin embargo, como en esta suerte ya se vuelca menos, al equipo le falta engranaje e individualmente del triángulo encargado del primer pase solo destaca Piqué, fueron más frecuentes sus apariciones frente a Krohn-Dehli que a al espalda del danés. Él y Augusto, dominando sin balón hacia adelante, mancharon de inicio la jugada sin que nadie castigara el espacio a su espalda. Ante una vigilancia hombre a hombre y sin el acierto individual de su lado, a los de Luis Enrique les faltó en este tramo insistir en la búsqueda del tercer hombre: prácticamente todos los pases buscaron al compañero que se acercaba y no al que se alejaba.
El Celta, por su parte, poco intimidado atrás pese a la artillería que enfrentaba, superó holgadamente con balón a la medular visitante a lomos de sus tres centrocampistas, y ya en los metros finales, con Larrivey en determinados momentos y Nolito y Orellana de forma sostenida. Otra vez Gerard Piqué, Bravo y el incontestable dominio a balón parado azulgrana dejaron en tablas el resultado al descanso.
Todo o mucho cambió con la entrada de Xavi al partido, cuando el ritmo celtiña ya había aminorado. El 6 participó mucho y como interior derecho, mejoró la salida y ordenó desde el pase a sus compañeros que empezaron a aparecer entre líneas permitiendo al equipo progresar junto y con el balón. Entre ellos Messi y Neymar, uno más participativo y el otro más acertado en el gesto que en el primer tiempo, que ganaron peso en la frontal. Aparecieron espacios, mezcla en la combinación y conducciones peligrosas. La iniciativa pasó a ser visitante hasta el gol de Mathieu, otra vez y otra vez a balón parado, una de las grandes amenazas de este equipo. La desventaja espoleó al anfitrión en el último cuarto de hora para irse arriba, el Barça no supo contrarrestar desde el control y sufrió los últimos minutos en el área para proteger la victoria, momento en el que emergió de nuevo Gerard Piqué, con 4 despejes dentro del área en los últimos 6 minutos del encuentro. Otra vez en dinámica y con la ventaja de puntos a buen recaudo, antes de arrancar tres semanas que pueden resultar decisivas.
