
El interior del lado por el que atacaba el cuadro visitante, perseguía al carrilero. Por ejemplo, cuando los de Machín progresaban por banda izquierda, Halilovic corría detrás de Juncà, Patric y Samper protegían la frontal, Grimaldo vigilaba a Cifuentes y Palencia se acercaba a Juste y Gumbau para asegurar el área. El sábado Gerard fue el central izquierdo en detrimento de Edgar Ié, desgraciado protagonista de la derrota en Albacete de la semana pasada por cometer el error que supuso el 2-1 definitivo. También los cometió Gumabu, que para más inri ocupaba un puesto de central que no es el suyo y lo hacía donde, a nivel defensivo, se requiere un conocimiento mayor de la demarcación: con el equipo metido atrás. También Sergi Samper, quien falló en esta ocasión, como han fallado antes Grimaldo, Bagnack, Diagne, Palencia, Patric, Lucas, Robert Costa… y es que la plantilla del Barça B no parece la más adecuada para un asentamiento prolongado en la frontal. Como no lo serían Xavi e Iniesta en su momento de apogeo, Busquets o Varane. Formado en su mayor parte a partir de un protagonismo con balón con el cual encontrar las posteriores ventajas defensivas, con la línea arriba, en anticipación y corrección en carrera, el equipo, que sigue sin mostrar un funcionamiento en ataque claro, tiene muy difícil esquivar el error jugando de otro modo. El camino tomado para lograr la salvación parece ser el standard, pero el equipo que debe andarlo, no.
