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4-3-3 pero para defenderse

Contra el Girona Halilovic empezó jugando de mediapunta pero terminó como interior pendiente de las internadas del lateral contrario. Tras cinco partidos olvidado en el cajón, el sábado el Barça B recuperó el 4-3-3. A diferencia de lo que suele ocurrir cuando en el club azulgrana alguien se viste de esta guisa, no lo hizo con el balón como objetivo sino buscando una mejor adaptación defensiva a su rival. Después de un tramo inicial en el que el filial blaugrana amenazó al Girona cuando lograba que se encontraran por dentro Halilovic -mediapunta- y Munir -delantero centro-, y que culminó con el espectacular gol de Sandro que ponía a los de Vinyals en ventaja, el técnico de Cardedeu mandó convertir el 4-2-3-1 que viene organizando al equipo en un 4-3-3. No pretendía triángulos de asociación ni un juego de posición que facilitara una circulación fluida, sino sendos apoyos para los laterales en banda en la figura de los dos interiores. El Girona de Pablo Machín juega con carrileros, un cierre de tres hombres, otros tres jugadores en mediocampo y dos futbolistas en la línea más adelantada. Los hombres de banda, Cifuentes y Juncà, como su equipo acostumbra a llevar la iniciativa, suben mucho y bien, y el técnico culé necesitaba ayudas por fuera. En el partido de la primera vuelta Eusebio las encontró en una defensa de cinco, y el sábado Vinyals con Patric y Halilovic corriendo hacia atrás. El capitán en el lado de Cifuentes, el carrilero más peligroso de los dos que alinea el Girona.

El interior del lado por el que atacaba el cuadro visitante, perseguía al carrilero. Por ejemplo, cuando los de Machín progresaban por banda izquierda, Halilovic corría detrás de Juncà, Patric y Samper protegían la frontal, Grimaldo vigilaba a Cifuentes y Palencia se acercaba a Juste y Gumbau para asegurar el área. El sábado Gerard fue el central izquierdo en detrimento de Edgar Ié, desgraciado protagonista de la derrota en Albacete de la semana pasada por cometer el error que supuso el 2-1 definitivo. También los cometió Gumabu, que para más inri ocupaba un puesto de central que no es el suyo y lo hacía donde, a nivel defensivo, se requiere un conocimiento mayor de la demarcación: con el equipo metido atrás. También Sergi Samper, quien falló en esta ocasión, como han fallado antes Grimaldo, Bagnack, Diagne, Palencia, Patric, Lucas, Robert Costa… y es que la plantilla del Barça B no parece la más adecuada para un asentamiento prolongado en la frontal. Como no lo serían Xavi e Iniesta en su momento de apogeo, Busquets o Varane. Formado en su mayor parte a partir de un protagonismo con balón con el cual encontrar las posteriores ventajas defensivas, con la línea arriba, en anticipación y corrección en carrera, el equipo, que sigue sin mostrar un funcionamiento en ataque claro, tiene muy difícil esquivar el error jugando de otro modo. El camino tomado para lograr la salvación parece ser el standard, pero el equipo que debe andarlo, no.

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