
Con los neroazzurros debutó en 2009 de la mano de José Mourinho, pero sin espacio en el mediocampo del futuro campeón de Europa, salió rumbo al Bologna, club en el que ha militado las cuatro últimas temporadas hasta que este verano regresara a la capital de la Lombardía. Sin demasiadas opciones tampoco esta vez, en el mercado invernal recaló a préstamo en un Córdoba ávido de un impulso para salir del pozo. Éste no se ha producido, de modo que los blanquiverdes siguen en lo más hondo, pero no será porque Krhin no lo haya intentado.
Los once encuentros que ha disputado hasta ahora con el conjunto andaluz -10 de forma completa-, han sido una grata sorpresa para los ojos más atentos a lo que se cuece en la parte baja de la clasificación. En este tiempo, su equipo solo ha podido sumar dos puntos, pero su interesante nuevo refuerzo para el mediocampo ha dejado méritos en prácticamente todos los partidos que ha jugado. Normalmente en el centro del campo y puntualmente en la zaga, lo que se ha pedido de él no ha sido cualquier cosa. Por momentos, incluso, ha sido el único centrocampista de un equipo roto de desesperación. Y aún así, su prestancia en el juego se las ha arreglado para hacerse notar. Posicionalmente muy correcto tanto colocándose para recibir como para interceptar el pase del contrario, con balón es seguro, pensado y protagonista en salida, tiene vuelo en ataque, recorrido defensivo y suele imponerse en la batalla aérea. Al Córdoba no le bastará solo con una actuación perfecta del mejor Krhin para sacar algo positivo de la vista del Barça, pero no sería un mal comienzo.
