Si contra otros adversarios el conjunto de Allegri ha adaptado poco su plan, es en parte porque sus alternativas tampoco le garantizan la supervivencia. Tener a un mediocentro como Pirlo, imprescindible porque es en quien creen sus compañeros y quien les recuerda que pese a los años de irrelevancia continental siguen siendo un grande de Europa, implica también la asunción de una debilidad defensiva muy condicionante. En mediocampo la Juve defiende, en realidad, con tres y sin más presencia en banda que la de los laterales, de modo que levantar frente a Buffon dos líneas impenetrables para su rival no es una tarea nada fácil. De ahí que cuando se intuye la llegada de la ola más grande, la solución del entrenador desde el banquillo sea aumentar la población bianconera dentro del área con la entrada de un quinto zaguero. Contra el F.C.Barcelona de Luis Enrique, Messi, Neymar y Suárez, no se intuye que de entrada vaya a ser esa la propuesta. No ya porque la baja confirmada de Chiellini y las dudas acerca de la puesta a punto de Barzagli reduzcan mucho la paleta del bueno de Massimiliano, sino porque salvo en la defensa del pase de rosca de Leo buscando a Neymar o a Jordi Alba entrando al espacio, la línea de cinco ofrece pocas ventajas enfrentada al discurrir habitual de los ataques culés. Sirve, por ejemplo, para ganar efectividad defendiendo los centros desde el costado -una acción en la que los azulgranas se prodigan poco-, o para reforzar el interior del área. El Barça por norma, sin embargo, ataca la frontal.
Incluso cuando Messi era falso nueve, la zona caliente estaba en tres cuartos, entre la línea defensiva y la de medios, de ahí que tantos rivales terminaran adelantando líneas contra aquel primer gran Messi. Ahora que prácticamente es centrocampista, su radio de acción empieza incluso desde más atrás, pero como novedad, el sistema ya no lo contempla como el culé más adelantado, de modo que si el oponente pretende estrujarse sobre su posición, dos delanteros de la talla de Neymar y Suárez le ofrecen líneas de pase por delante suyo. El Messi actual, el más global, si todo a su alrededor funciona como debe, empieza a jugar prácticamente desde la teórica posición del interior derecho que se reparte con Dani Alves y de la cual Rakitic sale propulsado hacia arriba. Si repasamos las veces que Allegri se ha medido al argentino, encontraremos no pocos ejemplos en los que el italiano logró ponerle las cosas difíciles con un Milan que también partía siendo muy inferior al Barça. Matice más o matice menos lo que viene siendo su equipo a lo largo de la temporada, algo especial tendrá preparado para enfrentar al 10 culé. Tres son sus principales opciones:
– Pogba sin Chiellini: Es la solución que reajusta menos. La que mantiene la demarcación habitual de todos los juventinos y enfrenta a Pogba, interior izquierdo usual, con Leo Messi. Como analizamos en este artículo publicado hoy en el blog, las características del francés como defensor pueden encajar con las del 10 más que con las de otro tipo de atacante, y orientarlo a su zona tiene también alguna que otra contrapartida interesante a nivel ofensivo, pero aun así no es Paul el gran argumento defensivo de la Vecchia Signora. Además, la lesión de Chiellini deja a los italianos sin una pieza importante en la ayuda por anticipación, pues quizá no era Giorgio el central más en forma de la Juve, pero sí su defensor con más grandeza y carácter. Uno preparado para resistir anímicamente la pelea contra un Dios. Ogbonna o Barzagli, sus posibles recambios, son otra cosa. Uno tiene el físico y el otro el oficio, pero yendo a medias contra Messi se exponen a caer derrotados demasiado pronto.
– Evra como Balenziaga o Bernat: Hace exactamente siete días, Ernesto Valverde dispuso en la Final de Copa una vigilancia al hombre para que fuera la marca individual de Leo Messi. No fue su único ajuste, pues de hecho supeditó el resto de su planteamiento defensivo al crack del Barça, pero sí uno a valorar y más teniendo en cuenta que no es el primero que lo aplica: en la vuelta de semifinales, Guardiola, sin ser tan extremo, encargó a Juan Bernat una misión hasta cierto punto parecida. Que la Juventus recurra a una marca al hombre sobre Messi como primer paso para anularlo, es una opción a la que desde Italia se le ha venido dando vueltas. Claudio Gentile, protagonista de una de las marcas individuales más célebres de la historia, lo comentaba esta semana, y en el once de la Juventus hay un futbolista que ya protagonizó una defensa extraordinaria al argentino. Fue en 2008 y aquel era otro Messi, pero Evra, con la ayuda de Alex Ferguson, realizó un excelente trabajo individual sobre La Pulga. Contra el Barça actual que no tiene a nadie fijo abierto en banda derecha, en el que Alves, Rakitic y Leo van por dentro, y en el que es Suárez quien más compensa en la esquina, para el lateral francés abandonar su zona en plena persecución, no supondría tanto problema como ante otro adversario.
– Arturo Vidal como as en la manga: Es el especialista defensivo del mediocampo de la Juventus. También quien más y mejor llega al espacio desde segunda línea en transición ofensiva. Por eso, su demarcación habitual cuando su equipo juega con defensa de cuatro es la de mediapunta. Desde esta posición queda cerca de la pareja de puntas a la hora de atacar, y cuando toca contener cumple con un rol mixto vital para que la estructura mantenga el equilibrio. Cuando el rival inicia el juego, el mediocampo de la Juventus es un rombo con el chileno como vértice superior, pero cuando los italianos deben asentarse en la mitad propia, el rombo se convierte en línea y Vidal pasa a jugar al lado de Pirlo para darle empaque a la vulnerable zona del 21 italiano. Ofensivamente sería, a priori, una mala noticia, pero la renuncia que puede hacer Allegri contra Messi es intercambiar las posiciones entre Vidal y Pogba. El francés cumpliría con el papel mixto del mediapunta en defensa, mientras Arturo bregaría con Leo en la zona del interior izquierdo bianconero.
Como mejor arma defensiva en mediocampo, Arturo Vidal puede tener más utilidades para Allegri. Lo acabamos de decir: actuando como mediapunta, su función define la forma que presenta la medular italiana. Si presiona es un rombo, y si resguarda una línea. Contra el Barça ambas serían interesantes, y por lo tanto sea cual sea la elección de su entrenador, la manta descubrirá alguna zona. La Juventus necesita entorpecer el ritmo de la posesión azulgrana. Si Messi, Busquets, Iniesta y Alves mueven rápido el balón, las posibilidades de que aparezca un desajuste por dentro en la estructura juventina son grandes, y por eso usar al chileno para cortocircuitar sobre la posición de Busquets, como hiciera Schweinsteiger o intentara Iñaki Williams, es una fórmula apetecible. Por otro lado, en cambio, está la zona de Pirlo, que en el peor de los casos atacará Messi y en el mejor Luis Suárez. El juego de espaldas del uruguayo en el apoyo por delante de los centrales, se presume como una arma dañina contra esta Juventus, y un contratiempo que obligue a los centrales a romper la línea y a habilitar así las posibles llegadas al espacio de Neymar, Rakitic, Alba o el propio Suárez.
El guión de la Final va a decidirse a partir de la defensa italiana y el ataque culé, pero la Juventus no puede renunciar a intimidar en sus salidas, en parte también, para generarse pequeñas ventajas que repercutan positivamente luego atrás. Argumentos tiene. Empezando por un Carlos Tévez que viene de firmar una temporada para enmarcar, al nivel de los mejores futbolistas de las grandes ligas europeas. Su año le aguanta la mirada prácticamente al de cualquiera. Es la pieza más importante en campo rival de los de Turín, el futbolista capaz de resolver por sí solo o de ofrecerle contextos ventajosos a sus compañeros. Lejos o cerca del área, con el balón en sus pies el peligro se siente próximo. El plan de ataque de Allegri, además, tanto al argentino como a Morata y Vidal les da mucha libertad posicional para vencerse hacia cualquiera de las dos bandas, retar al central o apoyar en mediocampo a la espalda de uno de los interiores rivales. Normalmente, entre los tres, se reparten tres alturas para que el rival termine por conceder la recepción en alguna de ellas. A continuación, aparece en manada y habitualmente por el centro el arsenal de llegadores de la segunda línea, empujando al mediocentro rival y cargando el área. En la frontal, son Tévez y Pogba los juventinos con más recursos. También Pirlo, pero el italiano no siempre llega.
El inicio de la jugada de la Juventus es paciente. No sortea la posesión sino que trata de salir con el balón controlado desde atrás. Con la salida auxiliar hacia la banda como recurso, para aumentar las opciones de los centrales y el mediocentro son varios los compañeros que se mantienen en campo propio para asegurar el envío. La Vecchia Signora se toma su tiempo para cruzar la divisoria, y es una vez cruzada que verticaliza. Sin embargo no es infalible a la pérdida, y una posible recuperación culé cerca de la MSN no es una pérdida ante cualquiera; con la opción de que Suárez encime a Pirlo en primera instancia, la Juve podría optar por ser diferente y buscar una salida más directa. Los dos puntas miden bien los tiempos de las caídas a banda, y tanto Pogba como Morata son hábiles disputando el balón aéreo y bajándolo al suelo. Claro que en el suelo está Messi, y estando Leo, todo lo dicho es nada. El caballo de Turín y el cochero.
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