
Mañana, no obstante, el Atlético puede encontrarse entreabiertas las dos puertas que el año pasado se le cerraron a cal y canto. En cuanto al balón parado, se apuntó esta semana, las bajas de Bravo y Gerard Piqué restan potencial a la réplica azulgrana, si bien con Ter Stegen y Vermaelen el funcionamiento será el mismo que tan exitosamente gobernó hace unos meses hasta el punto de que el equipo, en la Final de Berlín, se permitiera el lujo de conceder el saque de esquina ante la Juventus como medida defensiva. En estas situaciones en concreto, lo normal es que el nivel entre Barça y Atlético se iguale, pero la forma es difícil que cambie. Al respecto de la contra rojiblanca, sin embargo, sí habrá novedades. En primer lugar, en el jugoso verano madrileño han aterrizado en la capital hombres como Jackson Martínez, Vietto o el belga Ferreira Carrasco que sumados a Antoine Griezmann incrementan enormemente la velocidad del ataque colchonero. En la última jornada liguera, sin ir más lejos, con el Sevilla de Unai apretando en pos de la remontada, la entrada al campo del colombiano y el ex del Mónaco remató el encuentro. Con ellos Simeone organizó a los suyos según un 1-4-3-3 de lo más mourinhesco que reforzaba la zona del pivote, aumentaba las ayudas en banda y colocaba en la lanzadera sus nuevos hombres bala.
Pero no solo los locales encararán con cambios esta batalla. Por el lado culé, la confirmada baja de Dani Alves puede alterar considerablemente la arquitectura del Barça a la hora de defenderse en las transiciones. Desde que el conjunto de Luis Enrique hiciera el click la temporada pasada, el papel del brasileño dejó de estar estrechamente relacionado con la banda y pasó a poblar zonas del campo más centradas. En ataque esto se ha traducido en su sociedad con Messi en la zona del interior derecho, y en la coartada que en ello ha encontrado Rakitic para moverse por delante del balón. Cuando el Barça pierde la pelota y el rival puede lanzar el contraataque, sin embargo, la nueva ubicación del lateral trae consigo dos ventajas para contestarlo. En primer lugar, como su relación con el cuero a la hora de administrarlo es más íntima y cercana, suele quedar más próximo al balón dividido, bien para presionar bien para ganar el rechace, de lo que lo estaba cuando esperaba que el esférico le llegara pegado a la raya. Al mismo tiempo y relacionado con esto, como suele enfrentar este tipo de acciones situado por detrás de la pérdida -es decir, del balón-, el rival acostumbra a encontrar con él un escollo extra. Un hombre más a superar que por su tendencia interior se convierte en el segundo tapón, formando casi como otro mediocentro al lado de Sergio Busquets.
En ausencia de Dani Alves, la alternativa de Sergio Roberto, por su origen como centrocampista, podría encajar en este rol, pero lo cierto es que durante prácticamente todos los minutos que ha amasado el canterano en su nueva posición tanto en pretemporada como en partido oficial, el suyo ha sido un papel fundamentalmente de banda. A quien sí se le reclamó una función parecida a la que cuando está disponible desempeña Alves, al menos la temporada pasada, fue a Adriano Correia, quien de hecho, como nos preguntábamos aquí, en el asimétrico reparto que tienen los laterales en este Barça, quizá encuentre mejor encaje a sus características en la derecha que en la izquierda. Menos opciones de caer al lateral tiene Mascherano -por la baja de Piqué- o Marc Bartra. Sea quien sea, en todo caso, si Simeone viste a su equipo de repliegue y contra, dependiendo del papel que adopte el nuevo lateral derecho culé, la ausencia de Dani Alves puede sentirse más allá de sus telepáticas combinaciones con Messi. El Barça y Luis Enrique perderían a su segundo tapón.

