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La vuelta de Arda Turan

Barcelona's Turkish midfielder Arda Turan celebrates with teammates after scoring during the second leg of the Spanish Supercup football match between FC Barcelona and Sevilla FC at the Camp Nou stadium in Barcelona on August 17, 2016. / AFP / PAU BARRENA (Photo credit should read PAU BARRENA/AFP/Getty Images)

El Barça de Luis Enrique, tanto en la ida como en la vuelta de la Supercopa, ha defendido formando un 1-4-4-2. La entrada de Arda Turan en la plaza que habitualmente es propiedad de Neymar ha subrayado y dado mayor visibilidad a una disposición sin balón a la que, ciertamente, también con el brasileño había recurrido anteriormente el conjunto culé. Aún siendo Turan más centrocampista que Ney, seguramente la novedad más grande del doble enfrentamiento contra el Sevilla de Sampaoli, pues, no haya estado tanto en el posicionamiento defensivo del Barça como en el ofensivo, con Messi casi completamente ajeno a la banda derecha y un Arda por momentos muy centrado. A buen seguro, anoche en el Camp Nou, contribuyó a ello el dibujo y la actuación del Sevilla, que saltó al césped con un cierre de sólo tres hombres en el que Iborra actuó de líbero, y con la misma intención que en su feudo de incomodarle los primeros pases al cuadro catalán. Y aunque inicialmente lo logró, no tardó el Barça en hallar las rendijas y hacerse, a partir de ellas, con el partido gracias a una superioridad tanto técnica como táctica considerable.

La presión sevillista, hombre a hombre, presentaba a hasta tres futbolistas en su primera línea -Konoplyanka, Ben Yedder y Correa- para apretar la salida de Mascherano, Umtiti y Bravo (al portero se le incluye tanto por su función en esta fase del juego como porque Ben Yedder lo defendió como si de un jugador de campo más se tratara), de modo que con los laterales culés sujetando abiertos a Sarabria y Mariano, por dentro el Barça tenía más receptores que hombres el Sevilla para encimarlos: Busquets, Denis y André Gomes versus Kranevitter y un flojo Ganso muchas veces eliminado por los apoyos de Sergio a sus centrales. Con el mediocentro de cara a la jugada, de hecho, el Barça pudo verticalizar sus primeros pases encontrando con ello profundidad, mayor capacidad de presionar la pérdida y a Leo Messi a la espalda de la presión. Pero no terminó ahí la cosa, pues más importante todavía era lo que ocurría simultáneamente en la otra mitad del campo. Munir, al que quizá le faltó agresividad en el desmarque pero cuyo posicionamiento fue perfecto, y Arda Turan, aprovechando la coyuntura de la defensa de tres hispalense trabajaban sobre la misma horizontal para mantenerla sujeta. Centrados si los creyésemos futbolistas exteriores, lateralizados si considerásemos que sus respectivas posiciones de partida estaban en el carril central, mantuvieron clavada la atención de los zagueros sevillistas limitando así su capacidad de sumar esfuerzos tanto en la banda como en la medular.

Quienes se aprovecharon de lo primero fueron los laterales culés -los dos, aunque más Digne que Aleix Vidal-, que sin homónimos en frente vieron despejado el carril y cuyas incorporaciones al ataque extraían piezas del mediocampo hispalense llevándoselas hacia atrás. Descrita la preparación, el plato principal: Leo Messi fue centrocampista. A veces delantero, pero tan centrocampista como el que más. Con Arda y Munir sujetándole a la defensa y Aleix y Digne restando cuerpo a la línea de medios del Sevilla, cada una de sus aproximaciones, que fueron muchas y constantes, planteó una superioridad técnica, táctica y hasta psicológica que definió el encuentro. En esta ocasión, como novedad, su juego tendió más de lo habitual hacia el perfil izquierdo, algo que no le privó de activar su pase diagonal, en este caso hacia la derecha de Aleix Vidal (en esta suerte participaron también André Gomes y Turan),  y que le permitió la sociedad en el carril zurdo con André, Digne y Arda Turan. Dada la superioridad del turco sobre el joven Diego González, el perfil izquierdo del ataque blaugrana jugó a placer. Según quien se fijara, quien se descolgara en el apoyo, quien se aproximara a la línea de cal o quien al compañero, el intercambio de juego y posiciones entre los cuatro, auspiciado desde atrás y desde el centro por Umtiti y Busquets, dio la profundidad, el desequilibrio y la energía al fútbol del Barça.

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– Foto: Pau Barrena/AFP/Getty Images

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