Los dos partidos de Liga que por el momento ha disputado el Barça esta temporada tienen algo en común. En ambos el primer gol culé del encuentro llegó asistido desde la banda izquierda, en ambos después de que la acción naciera en el otro lado del campo, y en ambos la jugada fue atravesada de forma invisible por un desmarque sin balón y en vertical del interior izquierdo. Denis Suárez, hasta cierto punto a la manera del Seydou Keita de Pep Guardiola, a base de golpear -insistentemente- con esta amenaza de llegada desde la segunda línea, está sirviendo, sin necesidad de intervenir directamente sobre el cuero, sin tan siquiera tocarlo, para retrasar y atraer rivales, liberar espacios y habilitar el cambio de orientación de derecha a izquierda. Un comportamiento novedoso en la posición que más habitualmente ocupa un Andrés Iniesta cada vez más tendiente a la base de la jugada, y cuya motivación, a la espera de seguirla a lo largo de las próximas semanas, puede estar relacionada con que la ausencia de Neymar la esté supliendo un Arda Turan menos profundo y cuyos movimientos sin balón tienen una agresividad inferior a la de los punzantes desmarques del brasileño.
Ante el Betis, la acción del 1-0 nace con el balón en los pies de Leo Messi apostado sobre el carril derecho del ataque culé. Jugando los verdiblancos con un 1-5-3-2 y, por lo tanto, con un sólo hombre en banda, la presencia ofensiva de Sergi Roberto junto a la posición abierta del argentino han provocado la atracción sobre su sector de buena parte de la estructura bética. El interior y el central más próximos son absorbidos hacia la banda en ayuda de su expuesto compañero, en el centro Luis Suárez y un Turan metido a delantero centro fijan las atenciones de los dos centrales del Betis restantes, al tiempo que otros dos centrocampistas se encargan de gestionar el espacio en la frontal del área. Sólo un jugador rival cierra la banda derecha… y entonces aparece Denis.
La entrada del gallego, desde la segunda línea y en vertical, ataca de forma directa el espacio liberado por el volcado general hacia el lado de Messi y por la posición que ocupan el resto de piezas. Se filtra entre un Cejudo -carrilero derecho- atento a Jordi Alba y un mediocampo en inferioridad, para ocupar el enorme hueco que han generado a la espalda del central derecho del Betis los desmarques de Arda y Luis Suárez. Para defender la aparición del azulgrana, proteger la retaguardia de su compañero y evitar el mano a mano, Cejudo no tiene más remedio que abandonar su posición de banda para desplazarse hacia el interior, logrando así el movimiento de Denis sacar de posición al único futbolista que el Betis situaba en su perfil derecho para tapar una subida del lateral.
Con el carril libre para Jordi Alba y el horizonte despejado para Messi, el envío diagonal del argentino hacia la banda izquierda del ataque culé, encuentra desocupado tanto su lugar de destino como el recorrido que deberá realizar el receptor del pase para alcanzarlo. Sin Álvaro Cejudo en su asignado papel de carrilero diestro, atraído por Denis Suárez hacia el centro, al no disponer el 1-5-3-2 del Betis de ningún otro jugador en banda que pueda detener la entrada al espacio del lateral catalán, ésta se produce a placer y sin oposición. Con el tiempo y el espacio suficientes para bajar el balón con relativa comodidad, mapear la situación de los posibles rematadores, elegir la opción más adecuada y finalmente servir el gol en bandeja a Arda Turan en el primer palo.
Contra el Athletic Club, en San Mamés, no fue uno sino tres. Tres desmarques en vertical sin balón de Denis Suárez, seguidos, en la jugada del único gol del partido. Como si el interior del Barça tuviera que subir la misma línea recta una y otra vez. Los dos primeros movimientos profundos del gallego ni fueron asistidos ni desencadenaron la acción de ataque, pero apuntando la amenaza entre el central y el lateral derecho locales, empezaron a fijar atenciones. Concretamente, a cada nueva llegada de Denis, más centrado quedaba situado De Marcos y más se retrasaba la posición de Iñaki Williams, siendo esto último especialmente relevante ya que el conjunto de Valverde, a diferencia del Betis, sí ocupaba su banda derecha con dos jugadores.
A la tercera, como en las películas, con el desmarque «ciego» de Denis Suárez la posesión culé sí entró en su fase de aceleración, la decisiva, iniciada por un movimiento de apoyo de Luis Suárez viniendo a recibir en dirección contraria a la que enfilaba el seis del Barça. Al uruguayo el balón le llegó entre líneas y de espalda, en un espacio detrás del mediocampo bilbaíno habilitado por sendas carreras de los interiores culés hacia el frente de ataque, pues si en la izquierda Denis corría hacia adelante, también desde el interior derecho, en paralelo, el finalmente goleador Rakitic hacía lo propio. Ambos, amenazando la espalda de la defensa, la separaban de su línea de mediocampistas. Uno se llevó a Aymeric Laporte, y el otro a Óscar de Marcos.
Si en el Camp Nou el jugador que esperó en banda a que se creara la ventaja fue Alba, en esta ocasión, como el Athletic tenía a dos hombres por costado, el lateral blaugrana, más retrasado, contribuyó a alejar a Williams de la ayuda. Esta vez el hombre abierto fue Arda, por lo que la posición adelantada de Rakitic ayudó a que cuando Denis lanzara el desmarque y con él arrastrara a De Marcos, el turco quedara solo. Messi, Suárez y los dos interiores como referencias para los cuatro zagueros rivales, Williams a medio camino y un movimiento sin balón de Denis que limpiaba la diagonal hacia la banda y centraba al lateral del Athletic alejándolo del extremo izquierdo culé. Como Alba contra el Betis, Turan pudo recibir solo, con tiempo para detectar la mejor opción y espacio para sacar el gesto técnico que embocara al feliz remate de Rakitic.
*Découpage: Durante los años cuarenta, el mundo de la crítica de cine en Francia, con publicaciones como Paris-Cinéma y L’Avant-scène a la cabeza, se sirvió del término ‘découpage’, que hasta entonces aludía al guión técnico de una película, para designar el proceso a partir del cual se procedía a la partición en planos y encuadres de un film a posteriori, en el interior de una secuencia, para su mejor observación.¹