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Lo que la Real Sociedad quiso

SAN SEBASTIAN, SPAIN - NOVEMBER 27: Gerard Pique of FC Barcelona duels for the ball with Willian Jose Da Silva of Real Sociedad during the La Liga match between Real Sociedad de Futbol and FC Barcelona at Estadio Anoeta on November 27, 2016 in San Sebastian, Spain. (Photo by Juan Manuel Serrano Arce/Getty Images)

Al Barça le dolió la Real Sociedad. Los de Eusebio Sacristán, lo analizábamos, son el equipo más redondo que hay ahora mismo en la Liga española, y en su mejor actuación hasta la fecha arrollaron a los culés en todo salvo en el marcador. Lo hicieron, y esto resultó lo más impactante, del modo como se esperaría que lo hubiese hecho un equipo como el azulgrana. Desde la iniciativa táctica y el dominio absoluto de la situación dibujaron exactamente el partido que querían jugar, el mismo que antes habían disputado contra Sporting, Atlético o Leganés. Fueron la Real que son, tan previsibles como superiores a su oponente gracias a un sistema de juego que integra cada una de las individualidades del once en un mecanismo colectivo del cual se nutren. Uno al que por ahora no se le conoce cabo suelto, en el que todos aportan y reciben, y que les permite, por un lado, jugar tan bien como son capaces, y por el otro conectar todos esos rendimientos parciales para formar un todo cuya suma da como resultado un valor superior. Una ayuda, un soporte, una guía, una estructura sobre la que fijar las coordenadas de su fútbol. La Real Sociedad de Eusebio suma dos más dos y le da cinco.

La presión adelantada que realizó la Real Sociedad.

El conjunto Txuri-urdin, a lomos de su sistema de juego y de la mano de las brillantes actuaciones de prácticamente todas sus piezas -Iñigo Martínez, Illarramendi, Zurutuza, Xabi Prieto, Vela o Willian José estuvieron extraordinarios-, mandó del uno al noventa, algo que esta temporada frente al Barça, a estos niveles, todavía no había logrado nadie. Sevilla, Alavés, Valencia, Celta de Vigo, Atlético de Madrid, Leganés, Manchester City o Borussia Monchengladbach consiguieron antes superar al equipo de Luis Enrique durante algún tramo de los partidos que los han enfrentado, pero contra a todos ellos, antes o después, los culés gozaron también de su momento. Lo hicieron gracias a que ninguna plantilla como la del técnico asturiano cuenta con jugadores tan capaces de actuar directa y decisivamente sobre el marcador. Una aparición de Messi, Piqué, Suárez, Neymar o Mascherano en una de las áreas, un periodo desencadenado de cualquiera de ellos, cambia las coordenadas previas. A punto estuvo de hacerlo, de hecho, también en Anoeta, con el colosal primer tiempo de la pareja de centrales barcelonista como única explicación a las tablas que reflejó el luminoso al término del primer tiempo. La Real gobernaba todas las zonas del terreno de juego excepto una: el área del Barça, donde Piqué por arriba y Mascherano por abajo mantenían a salvo de las llamas a un Ter Stegen que sin semejante cortafuegos lo normal es que se hubiese chamuscado.

 

Mapa del juego del Barça ante la Real Sociedad. (squawka.com)

El partido se jugaba en la mitad que defendían los visitantes, con menos hombres que la mayoría por mantener descolgados en muchos momentos a sus tres delanteros, gracias a cómo gestionaron el balón los de Eusebio y a la efectiva presión adelantada sobre la salida de balón del Barça que como consecuencia pusieron en práctica. Su ataque ganaba metros, profundizaba por fuera y hallaba en el interior apoyos de calidad, permitiéndole una pérdida de la pelota tan ventajosa que su posterior transición defensiva no exigía un desgaste físico desmedido: siempre estaban en el lugar indicado. Bien porque la posesión los juntara alrededor del cuero o porque los centros al área escupidos por Piqué y Mascherano los encontrara con la posición ganada en la frontal, tanto la fase ofensiva como la defensiva de su plan pudo desarrollarse muy lejos de la portería de Gerónimo Rulli. Ubicando a muchos hombres más allá de la divisoria, con vigilancias estrechas pero zonales y desconectando cualquier conexión entre las líneas visitantes, estiraron a su oponente dificultando más si cabe la aparición de soluciones en la salida y cortaron el suministro que pudiera llegarle a la MSN. Era la primera vez que comparecía junta en Anoeta, y separada del bloque defensivo de su equipo pareció ser el arma reservada por Luis Enrique para castigar los espacios que pudiera dejar la Real a la espalda de su adelantada presión.

Los hubo, pero a la manera de aquel Atlético de Madrid capaz de dar apariencia de repliegue a lo que era una defensa situada a muchos metros del área, el fútbol de los locales y las ventajas tácticas que les confirió, hicieron que no lo pareciera. Si Messi, Suárez y Neymar, ante el Celtic, entre los tres tocaron 221 balones, anoche en Anoeta el número bajó a 155, y casi cualquier conato de oportunidad o fuga en solitario, fue puntualmente atendido por el entramado realista con Illarramendi e Iñigo Martínez a la cabeza. Siendo Piqué y Mascherano la llave de la resistencia en una área, el Barça apenas pudo sacar del bolsillo la que debía abrirle las puertas de la otra. En medio de ambas, todo cuanto sucedió fue lo que la Real Sociedad quiso.

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– Foto: Juan Manuel Serrano Arce/Getty Images

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