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Dudas y certezas

MADRID, SPAIN - FEBRUARY 01: Luis Suarez of FC Barcelona celebrates scoring their opening goal during the Copa del Rey semi-final first leg match between Club Atletico de Madrid and FC Barcelona at Estadio Vicente Calderon on February 1, 2017 in Madrid, Spain. (Photo by Gonzalo Arroyo Moreno/Getty Images)

En la competición del KO, si el Barça encuentra la forma de no conceder gratuitamente atrás, tiene buena parte del recorrido hecho. La MSN, decisiva e incontrolable como en 2015, enfocada y decidida, es la permanente posibilidad del gol a favor, del peligro generado sobre la portería contraria por inexplicable que resulte el camino que lo ha conducido. Puede recibir el balón su delantero centro sobre la línea de medios, con cuatro adversarios custodiando las salidas y aislado del resto de sus compañeros, sin socorros ni desmarques en los que apoyarse, y terminar la jugada seis segundos más tarde con el esférico relamiendo la red. Si es preciso, se alimenta de migajas. Si además su oponente expone las dudas que expuso anoche el Atlético de Madrid en el Vicente Calderón durante el primer tiempo, el banquete puede ser hasta grosero.

Señalaba antes del pitido inicial José Luis Pérez Caminero, director deportivo del club colchonero, la importancia para los de El Cholo de no encajar un gol. De poder llegar al Camp Nou con la superioridad estratégica de no partir en desventaja. Una vez iniciado el encuentro, sin embargo, los deseos locales estuvieron lejos de cumplirse. Pese a los ajustes de su entrenador, que dispuso un doble lateral derecho en su perfil derecho con tal de atar más en corto a Neymar de lo que habitualmente puede, y ordenó una presión adelantada que incidiera desde el principio en los problemas del Barça para sacar el balón jugado sin Ter Stegen, Iniesta ni Busquets, los primeros 45 minutos intimidaron permanentemente la meta de Moyá aun cuando la pelota se moviera más cerca de la de Jasper Cillessen. Los de Luis Enrique, limitando errores que expusieran, hallando subterfugios exteriores que le permitieran avanzar y levantando alrededor del triángulo formado por Piqué, Umtiti y Mascherano un muro de tranquilidad, puso su parte para dotar a su propia mitad de campo de una estabilidad que en el primer tiempo los locales no fueron capaces de alterar.

Los atléticos, sin amenaza en las bandas y con sus dos individualidades ofensivas más poderosas maniatadas en el carril central, no sólo no horadaron la defensa barcelonista sino que vieron como su rival, cada vez que recuperaba el esférico, aniquilaba su transición. Con balón no encontraba ventajas, y sin él era permanentemente castigado. Cada vez que el Barça logró filtrar un pase a la espalda del mediocampo atlético, por lejos que esto sucediera de Moyá, la ocasión de gol era inminente. Nada detenía la transición defensa-ataque azulgrana, salvo un André Gomes que puso sobre la mesa todas las dudas que atesoran sus primeros meses como culé en un escenario especialmente proclive para el futbolista que el Barça fue a buscar a Mestalla.

Con la eliminatoria resuelta y la conciencia en las gradas del Calderón de que incluso podría haber sido peor, se fue el encuentro al descanso. Encontró entonces Simeone la forma de recuperar a su equipo, como si el tenerlo ya todo perdido le brindara la oportunidad de apartar a los suyos de las dudas: no tenían más opción. De la mano del obstinamiento y de una intensidad redoblada en la presión, también contó el Atlético con el apoyo de su míster, que con la entrada en el entreacto de Torres por Vrsaljko dio con la tecla para acosar la portería del Barça. Fernando empezó a jugar como juega contra los azulgranas, y con la grandeza y responsabilidad de quien desde muy joven supo lo que significa sostener a un club centenario, al tiempo que Yannick Ferreira Carrasco, abierto ahora a la banda izquierda, señalaba la presa. De cara al segundo tiempo, el objetivo atlético fue Sergi Roberto, atacado por partida doble primero con el belga y Filipe Luis y, posteriormente, aliándose Gaitán con su lateral, como vía para desestabilizar la firme estructura defensiva culé del primer tiempo.

Sin solución para hacer frente al escape, ni la posibilidad de recurrir al balón como descanso debido a las ausencias en su medular, los de Luis Enrique vieron desvanecerse la compostura de su primera mitad y volverse vulnerable su defensa de la frontal. Pese a los intentos desde el banquillo de arrojar un salvavidas para que Denis Suárez y Rafinha dieran la oportunidad de sumar unos pases en la medular que el equipo parecía necesitar, las dudas acerca del camino a seguir que previamente había evidenciado su adversario cambiaron de lado. Todos los errores que durante el primer tiempo fue capaz de esquivar el Barça hicieron acto de presencia en el segundo, y ante un Atlético de Madrid sin miedo a la muerte, cerca estuvieron de igualar la contienda.

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– Foto: Gonzalo Arroyo Moreno/Getty Images

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