En junio finalizará el ciclo de Luis Enrique en el Barça. Uno que, además de los títulos, le habrá legado al camino de los azulgranas la posibilidad de romper las cadenas que lo sujetaron a un equipo que ya no podía ser. Sin Guardiola, sin Puyol, sin Víctor Valdés o sin Abidal, con unas versiones distintas de Xavi, Iniesta o Dani Alves, y nuevas potencialidades en su lugar, seguir insistiendo aferrados a la misma página estaba privando a los culés de la oportunidad de avanzar. Luis Enrique fue ruptura. Tiempo habrá de volver sobre lo que han resultado los tres años del asturiano al frente de la nave barcelonista, pero como resumen introductorio a la hora de abordar lo que venga después de él, su periplo se podría dibujar como la prolongación de dos líneas simultáneas pero no paralelas, donde una representaría la deconstrucción como opción a un nuevo comienzo, y la otra la búsqueda de unas pautas de juego alternativas con las que ocupar ese lugar. Probablemente, a lo largo de las últimas tres temporadas y de manera general, la primera de estas dos líneas sea la que ha tenido más éxito, espoleando desde la libertad casi absoluta el talento que el gijonés ha tenido a su disposición, en contraste a las mayores dificultades que ha encontrado el ciclo para construir unas constantes de juego más allá de ese talento.
El reto del próximo Barça será conjugarlas las dos, para que desde el vinculo ambas sean más fuertes y de la mano puedan superar las dificultades que durante meses ha venido evidenciando el equipo. Dificultades que, paradójicamente, han terminado convirtiendo a quien fuera origen del plan en su principal víctima. Una MSN con cada vez más problemas para recibir el balón, para recibirlo bien y para recibirlo donde más daño puede hacer con él. A medida que cuanto tenían a su alrededor lo ha ido necesitando, poco a poco han pasado de ser los potenciados a ser la solución. De participar no donde más interesa, sino donde más hacen falta. El objetivo del verano, pues, más allá de cualquier otra consideración, es volver a poner a su disposición más ventajas de las que ellos sean capaces de crear y de crearse. Al fin y al cabo, los tramos de mayor esplendor de tan colosal delantera, han coincidido con los ecosistemas más amables del ciclo que han podido disfrutar por ejemplo Iniesta o Sergio Busquets. 2015, como cima, demostró que también a Messi, Neymar y Luis Suárez les beneficia envolverse de un sistema que construya desde atrás en ventaja, que pueda servirles el esférico con continuidad cerca del área rival y que vista el paisaje en el que se generan las ocasiones de gol.
El Barça está en disposición de volver a construir uno, y ahora, gracias al paso de Luis Enrique por su banquillo, podrá ser uno nuevo. Uno propio y, a su vez, tan emparentado con su estratégico pasado como así lo desee. Con tal de dotarlo de recursos que lo estructuren, esta planificación que como cada temporada publicamos en En un momento dado con anterioridad a la resolución de los títulos, con la intención de desvincular la victoria o derrota final de la realidad que el equipo haya mostrado a lo largo del curso, se desarrollará a partir de dos planos. Uno vertical a través del cual recomponer el carril derecho que tantos quebraderos de cabeza ha provocado las últimas dos temporadas, y uno horizontal que redefina el valor y la función del mediocampo que por detrás de la MSN debe enlazar con ella. Además, alguna carencia puntual de determinado perfil en la plantilla terminará por dar forma al mapa de necesidades sobre el que durante las próximas dos semanas trabajaremos. A priori sin salidas no buscadas, se tratará de una planificación en la que mayormente serán las soluciones que traer de fuera las que establezcan las plazas a liberar.
Únicamente Masip termina contrato. Como tercer portero, el catalán dejaría un espacio que en caso de que el club y el futuro entrenador deseen mantener la estructura de tres guardametas en plantilla, forzaría a buscar un reemplazo, pero dado el protagonismo residual de esta pieza en el equipo, lo normal para ocupar su lugar sería pensar en el canterano José Aurelio Suárez o el prestado Adrián Ortolá antes que en una posible incorporación. El primero ha vivido esta temporada su primer curso como indiscutible dueño de la portería del Barça B, contribuyendo con su juego de pies y su crecimiento en las salidas y el uno contra uno al buen año del filial. Ortolà, por su parte, quien le legara a Suárez el arco del segundo equipo, ha tenido que pasar su temporada de estreno en Primera a la sombra de Fernando Pacheco, uno de los guardametas más en forma de la Liga. En el alicantino sobresalen su gélido juego con los pies y unos reflejos sobre la línea que le permiten esquivar algunos de los problemas que el escaso dominio del área y del juego aéreo pueden acarrearle. Junto a Ortolá, Sergi Samper y Munir serán los otros dos cedidos que formaran parte del contenido de esta planificación, la cual, por primera vez y dado el anuncio de la no continuidad del actual entrenador, arrancará mañana con cuatro posibilidades para sucederlo.
Calendario:
- Jueves 23 de marzo: Entrenador
- Viernes 24 de marzo: Lateral derecho
- Sábado 25 de marzo: Perfil 1
- Lunes 27 de marzo: Interior derecho
- Martes 28 de marzo: Perfil 2
- Miércoles 29 de marzo: Bernardo Silva
- Jueves 30 de marzo: Resumen
– Foto: Michael Regan/Getty Images

