Donde Luis Enrique tuvo a Nolito o Jonathan Soriano, y Eusebio a Luis Alberto o Denis Suárez, Gerard López tiene a Alberto Perea. Futbolista incorporado y con nivel de categoría superior, el ex de Rayo, Olot o Llagostera ejerce de crack y referencia desde la punta izquierda siendo el mayor argumento individual del filial. El contrapeso en forma de certeza competitiva a la juventud e inexperiencia de quienes estructuran el juego del segundo equipo azulgrana. Su futbolista más desequilibrante y resolutivo. Con tal de potenciarlo y darle libertad, el sistema de juego del Barça B le concede a Perea muchas licencias para escaparse de la banda y centrar su posición, motivo por el cual acostumbra a ser el lateral izquierdo el encargado de fijar abierto el costado en mayor grado de lo que se le pide al derecho en el perfil contrario. Moisés Delgado, el habitual en el puesto hasta hace unas semanas, estiraba hacia el exterior, al tiempo que un mediocampo plagado de zurdos orientaba los ataques hacia el sector del campo que habita el albaceteño. Recientemente, sin embargo, la baja por lesión del lateral titular, le ha abierto la puerta al juvenil Marc Cucurella, que no sólo ha respondido a la llamada con personalidad y rendimiento, sino que ha permitido aumentar las posibilidades al carril ofensivo que más diferencias marca.
Además de ser un lateral de corte ofensivo y proyección por banda, acorde a las necesidades posicionales que viene requiriendo el equipo para ayudar a su estrella, la aparición de Cucurella con el filial se ha destacado por la capacidad del lateral para interpretar la jugada desde su vertiente más combinativa. No es sólo la pieza que por fuera permite a Perea asomarse al pico del área, sino que es también el futbolista con quien tejer sociedades en esta zona. Con un Gumbau más dado a la llegada, el envío o la cobertura que a la asociación fluida en el interior izquierdo, la entrada de Cucurella en los últimos onces del filial ha dado una nueva dimensión a la banda izquierda del equipo y redefinido el impacto de Perea en el juego barcelonista, que si antes tenía que ver principalmente con el regate y la capacidad para aguantar el balón, ahora introduce la pared y la fluidez en un tuya-mía para el que anteriormente faltó quien le diera la réplica. Ahora, el lado fuerte del conjunto de Gerard López, no sólo es más fuerte sino que también más rico. Más complejo para el rival a la hora de defenderlo y más versátil en el modo de producir peligro. En sus carnes lo sufrió el sábado el Lleida, apenas transcurridos dos minutos de encuentro, tras la pared entre Perea y Cucurella que terminó con un centro del lateral materializado por Kaptoum. Ya con el playoff en mente, Gerard López suma una buena noticia más.