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El Barça B con sus propios ojos

BARCELONA, SPAIN - MARCH 23: A view of the Miniestadi before the UEFA Women's Champions League Quarter Final first leg match between FC Barcelona and Paris Saint-Germain at Miniestadi on March 23, 2016 in Barcelona, Spain. (Photo by Alex Caparros/Getty Images)

«Lo que se ha hecho este año ha sido incorporar seis jugadores que, ciertamente, no han pasado por La Masia, pero que nos ayudarán al objetivo que nos hemos marcado: subir al Barça B a Segunda«. El Fútbol Club Barcelona hace algunos años que entiende a su filial de manera distinta. Por ejemplo le da mucha importancia a la categoría en la que esté, hasta llegar a condicionar por ello la configuración de la plantilla sumando a ésta elementos de más veracidad competitiva que la de sus jóvenes talentos. Relacionado o no con esto, a nivel de formación también el paradigma ha venido mutando, pasando el segundo equipo de funcionar como una suerte de vivero en el que regar a generaciones enteras de canteranos, a hacerlo como un desarrollador de elecciones mucho más concretas. La apuesta ahora se hace por unas piezas muy determinadas, un grupo reducido de elegidos introducidos en un equipo que es sostenido por jugadores, de diferente perspectiva, encargados de acompañarlos. Más allá de que se comparta o no la línea trazada, pues, a la hora de analizar la temporada del Barça B de Gerard López cabe hacerlo a partir de los objetivos que para él se han marcado, ya que de lo contrario el resultado arrojaría luces -a buen seguro interesantes- pero sobre cuestiones distintas al estricto seguimiento del equipo. ¿Ha conseguido el Barça B lo que se proponía?

A falta de desvelar próximamente si el liderato de grupo ganado el pasado fin de semana ante el Prat y que permitirá al filial jugarse el ascenso a un sólo cruce, cumple con la aspiración máxima del regreso a Segunda División, la meta de los resultados se ha conseguido durante la mayor parte del curso. Desde el inicio en la parte alta y hace varias jornadas afianzado en el primer puesto, el Barça B esta temporada ha encontrado la forma de sumar con regularidad adaptado a las particularidades de su categoría. Esto se ha visto principalmente fuera de casa, con dibujos alternativos y alineaciones más prácticas que estéticas con tal de sumarle crudeza a los planteamientos. El crecimiento en el balón parado ofensivo y la contundencia en el área de puntas sedientos como Dani Romera o Marc Cardona, han sido otras de las soluciones que ha encontrado el filial barcelonista para sumar incluso en esos días en que desplegar su plan más característico no era posible. Pese a esto, sin embargo, no ha sido el Barça B este curso un equipo alejado de los postulados más identificables con la tradición del club. Con matices, ya que a fin de cuentas sus onces acostumbran a reunir varias piezas no familiarizadas con ese estilo de juego, el filial blaugrana ha venido desarrollando una propuesta basada en el juego de posición, la intención ofensiva y el protagonismo desde el balón.

En este sentido, y en contraposición a la pasada campaña, ha resultado especialmente reveladora la cuestión del mediocentro, plaza en la que el equipo normalmente ha agradecido más la presencia de un miembro de su escuela como Ferran Sarsanedas que la de un Fali que hace sólo unos meses se erigió en símbolo del rumbo culé. Actualmente el valenciano, alternando el mediocampo con la defensa, funciona más generalmente como variante para los partidos en que el cuerpo técnico estima oportuno un refuerzo en la medular. Con Sarsanedas el juego de ataque ha sido más fluido, una de las cualidades que más se pueden destacar de un Barça B con apariencia de mecanismo en el que Alberto Perea ha ejercido como hombre referencia del plan. Decantado más habitualmente sobre el perfil izquierdo, el manchego ha sido, además de seguramente el hombre más desequilibrante de la categoría, la tecla de inicio de los automatismos del equipo. Desde el desborde, los apoyos en la mediapunta, la atracción de los centrales, la liberación de la banda o el cambio de orientación, ha puesto en funcionamiento la dinámica de acciones del ataque culé. Un ataque con profusión en el área que como camino más transitado ha utilizado el de centrar a sus tres atacantes, desembocando Perea en la mediapunta y Cardona, Romera o Alfaro en zona de remate.

Como lógica y necesaria compensación, las bandas han sido propiedad de los laterales. En la derecha inicialmente Nili por su carácter de extremo y con el paso de las semanas un Palencia más tranquilo atrás y mejorado adelante, y en la izquierda Moi y desde su lesión un Cucurella más rico en la asociación, se han encargado de mantener estirados a los rivales hacia el ancho del campo como medida para agrandar los espacios en el interior. Y es que además de la presencia centrada de los delanteros, también quienes acompañan al mediocentro en la medular han mostrado apego a la corona del área. Siempre con Carles Aleñá situado en la derecha y, por lo tanto, muchas veces situados ambos a pierna cambiada, los interiores de Gerard han mostrado tendencia a la verticalidad tanto con balón como sin él, dejando los estadios iniciales de la jugada en los pies del pivote y los centrales. En las dos posiciones de cierre del Barça B, la tónica ha sido la alternancia, con José Antonio Martínez como presencia más recurrente y Fali, Marlon, Borja López, Tarín al inicio o incluso por momentos Gumbau, cubriendo la plaza de su acompañante. Habitualmente con la línea adelantada para mantener junto a un equipo que ha jugado al ataque, la zaga barcelonista, para cubrir sus espaldas, se ha aliado con José Aurelio Suárez, quien no ha subsanado sus problemas en los balones aéreos pero que a cambio ha potenciado su aportación en las salidas y el juego con los pies.

Y es que pese a que en la hoja de ruta del filial el ascenso ocupe una posición prioritaria, lo cierto es que son varios los futbolistas jóvenes que han evolucionado en su juego a lo largo del curso. Gerard López declaró desde el inicio su deseo de compaginar la agenda de resultados con el crecimiento de sus talentos, y puede decirse que el reducido grupo de canteranos seleccionados ha tenido desarrollo. El juego lejos de portería y el uno contra uno de Suárez, la mejora con balón de Sergi Palencia, la adaptación tanto ofensiva como defensiva de Sarsanedas al mediocentro, la mayor relación de Carles Aleñá con la base, los minutos de Carbonell o las últimas semanas de Cucurella, señalan las trazas de filial que conserva el Barça B. Veremos si la conquista final o no del ansiado ascenso planteará nuevas preguntas y, quizá, una nueva lista de deseos a cumplir.

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– Foto: Alex Caparros/Getty Images

 

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