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Sergi Roberto después de Lucho

Barcelona's midfielder Sergi Roberto looks on as he arrives for a training session at the Sports Center FC Barcelona Joan Gamper in Sant Joan Despi, near Barcelona on May 20, 2017 on the eve of their last Spanish League football match FC Barcelona vs SD Eibar / AFP PHOTO / Josep LAGO (Photo credit should read JOSEP LAGO/AFP/Getty Images)

Barcelona's midfielder Sergi Roberto looks on as he arrives for a training session at the Sports Center FC Barcelona Joan Gamper in Sant Joan Despi, near Barcelona on May 20, 2017 on the eve of their last Spanish League football match FC Barcelona vs SD Eibar / AFP PHOTO / Josep LAGO (Photo credit should read JOSEP LAGO/AFP/Getty Images)

Sólo por debajo de Luis Suárez y justo por encima de Gerard Piqué, Sergi Roberto fue una de las figuras que mejor personificaron el ciclo de Luis Enrique en el banquillo del Barça. Interior de cuna, al canterano le había costado ser importante en el primer equipo. Tallado por el cincel de la Masia pero pulido en un molde algo distinto al de sus más inmediatos predecesores -e incluso al de sus contemporáneos-, en un Barça cuyo mediocampo hablaba todavía a partir de lo que la unión de Xavi, Iniesta y Sergio Busquets había dejado escrito, Roberto encontró dificultades para acompasarse. Apegado a la llegada y con mucha astucia vertical, el control reposado y la obligatoriedad de desenvolverse en una medular desprovista de espacios parecían cercenar el ansia de su cabalgada y evidenciar que, aún siendo muy bueno, su nivel técnico no alcazaba la perfección del de aquellos que en su lugar se habían desempeñado en un palmo de terreno. No en vano, sus instantes más felices en la medular azulgrana habían acontecido cuando el Tata Martino le asignó un rol dual de segundo pivote en defensa e interior en ataque, un encargo que potenciaba su capacidad del despliegue y que liberaba su ansia en el recorrido. Atendiendo a esto, resultó igualmente consecuente que a las órdenes de Luis Enrique el jugador llamara la atención en posiciones más retrasadas de la que por currículum le correspondían, como fueron inicialmente la de mediocentro y a posteriori la de lateral diestro.

Empezar a jugar unos metro por detrás tenía para Sergi dos recompensas fruto de la misma ventaja: el espacio. Tenía más y gracias a ello podía explotar el recorrido que tan bien lo singularizaba en la cadena de producción del fútbol base del Barça, y a su vez disfrutar de un grado mayor de desahogo con el balón en los pies. Luis Enrique le concedió aire a sus contactos con la pelota. Desde ese aire ganó una presencia que se tradujo en confianza y que, por su parte, se tradujo en juego e impacto, dando como resultado nuevas pruebas en la zona ancha ahora saldadas con éxito. Y es que si bien retrasando su posición de partida unos metros Sergi Roberto dio con un paisaje más despejado, la idea del mediocampo como lugar de paso avivada por su hasta hace unos meses entrenador, le permitió zambullir su segunda oportunidad en un océano mucho menos abarrotado. Cuando volvió a él, también en el interior Roberto halló espacios. Sin embargo, ahora que el capítulo Luis Enrique está cerrado, y ante la posibilidad de que bajo la dirección de su sustituto Ernesto Valverde el equipo intente recuperar el peso de la línea de medios a la hora de imponer su discurso de juego, golpea la duda acerca de un Sergi Roberto que, confirmado como futbolista de utilidad y, al mismo tiempo, como lateral sufrido, parece reclamar ser tenido en cuenta en un mediocampo huérfano de futbolistas producidos por su misma escuela. ¿Continuará teniendo espacios Sergi Roberto como interior? Y si no los tiene, ¿está ya listo el de Reus para seguir avanzando sin ellos?

– Foto: Josep Lago/AFP/Getty Images

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