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Denis Suárez entre líneas

Getafe's defender from Togo Dakonam Djene (L) vies with Barcelona's midfielder from Spain Denis Suarez during the Spanish league football match Getafe CF vs FC Barcelona at the Col. Alfonso Perez stadium in Getafe on September 16, 2017. / AFP PHOTO / PIERRE-PHILIPPE MARCOU (Photo credit should read PIERRE-PHILIPPE MARCOU/AFP/Getty Images)

Gerard Piqué resulta un activo absolutamente capital en el funcionamiento del Barça. Es el otro Messi. El futbolista que desde su impronta construye escenarios defensivos para los demás, el punto de apoyo sobre el que el resto puede llegar más alto. Amigo protector de las citas y retos más grandes, durante un tiempo, hace ya unos años, su mejor cara se circunscribió únicamente a ellas, dejando para las de menos lustre y exigencia un halo de incomodidad que de la mano de Luis Enrique pareció quedar atrás. Incluso en estas, los arranques de temporada del central catalán siempre han tenido un punto extra de dificultad, ya que dadas las particularidades de su armazón, su puesta a punto a nivel físico suele dilatarse algo más que la de sus compañeros más ligeros. Llega un poco más despacio por mucho que su impacto y ascendencia sean necesarios desde el principio. El sábado, ante el Getafe y ante Jorge Molina, Gerard vivió uno de esos encuentros que le suele deparar el inicio de curso. Uno en el que su autoridad es socavada y en el que la solidez estructural que su juego normalmente propone se transforma en una exposición que lo destapa. Su particular derrota contra el nueve azulón le dio salida a un plan de José Bordalás que corría el riesgo de no tenerla, y su evolución con balón dentro del partido transcurrió en paralelo al camino que acercó al Barça a la victoria.

Se esperaban rotaciones, pero Valverde dio continuidad a quienes habían venido participando en el once, con la única salvedad del lateral derecho. El Txingurri está en proceso de dar forma a un equipo diferente, y tiene mucho y nuevo por asentar. Después de cuatro partidos consecutivos de triunfos y buenas sensaciones, cabe esperar que ahora el conjunto azulgrana entre en el aquel período en el que su idea es puesta en crisis, en la que los rivales empiezan a tener respuestas y nuevas trampas que plantearle. En la que debe crecer confrontando dificultades. Debe suponerse, pues, que el técnico pretende que se enfrenten a ellas la mayor parte de quienes componen su plan, y en este sentido, la visita a Getafe le sirvió de escuela. El conjunto de Bordalás fue por delante en el juego y el marcador con todo merecimiento durante unos largos minutos de atasco e incomodidad culé, en los que rebañó las posibilidades que el todavía tierno Barça de Valverde ofrece a sus adversarios. El origen del planteamiento azulón nació en la defensa, y en la colocación de los diez jugadores de campo por detrás del balón repartidos en tres líneas. Sólo en determinados momentos Molina y el mediapunta escalaban sus alturas con tal de que, a modo de respiro, el ariete se convirtiera en una salida potencial separada del bloque defensivo. Por lo demás, los locales levantaron tres barreras entre el balón y su portero, dejando fuera de la fortaleza no sólo a los centrales del Barça sino también a Sergio Busquets y a cualquiera que cayera a la altura del mediocentro. Siempre que el Barça alcanzara la espalda de la primera línea rival, habría una segunda esperando.

-Los problemas del FC Barcelona a la hora de ocupar el espacio entre líneas.-

Dado que a lo largo del primer tiempo, con el balón en los pies de los centrales, a los de Valverde les faltó intención en el pase, muy a menudo terminó juntando por delante de todo el bloque de contención getafense a hasta tres o cuatro efectivos dependiendo de si Rakitic o Sergi Roberto acudían a dar salida al juego desde el primer escalón. Como la idea de este Barça es mantener a Messi cerca del área tanto como sea posible, la separación entre el argentino y el inicio de la jugada por momentos fue demasiado grande y sin ocupantes en los puntos de control intermedios. Suárez y Dembélé también esperaban arriba, Iniesta no aportaba un volumen de actividad suficiente como para activar en solitario todo el espacio a la primera espalda local, y puesto que Busquets y Rakitic arrancaban frente a Jorge Molina y entre éste y sus propios centrales, los barcelonistas no tenían con qué edificar la ascensión hacia el área.

Como añadido, cada balón filtrado a ese espacio entrelíneas que tan concienzudamente querían custodiar los locales, era respondido con un ejercicio de agresividad en la anticipación y el achique que aliado con los condicionantes del césped se tradujo en emboscada. Especialmente llamativo resultó en los contactos con el balón de Luis Suárez y Dembélé, las dos piezas más cercanas a Messi y a las que el argentino no pudo dar la réplica. Y lo necesitó, ya que dadas las dificultades de su equipo para superar la primera espalda azulona no fueron pocas las ocasiones en que Leo bajó un escalón dejando el más alto a sus dos socios de delantera. Como éstos no lograron darle el tiempo en forma de descarga que le permitiera regresar al peldaño más alto, la aventura a menudo resultó un camino interrumpido a mayor gloria de unos imponentes Djené y Antunes. Con Busquets lejos de la pérdida, Piqué lastimado por Jorge Molina y un Getafe que, además, defendía y recuperaba mirando a Ter Stegen de cara, los de Bordalás también consiguieron una transición defensa-ataque no especialmente compleja pero sí eficiente.

El cambio en el segundo tiempo, que seguramente resultara más contundente hacia el marcador que hacia el juego, tomó forma a partir de varios cambios más pequeños. Una reacción en cadena. Desde los centrales, que pasaron a gestionar los primeros pases con una mayor iniciativa que no requiriese sumar más efectivos por detrás del balón, pasando por las nuevas alturas de Busquets y Rakitic o la entrada de Denis Suárez, y terminando por la profundidad de Deulofeu, Sergi Roberto o Luis Suárez. Particularmente el segundo tiempo del gallego dotó de una confianza y determinación al avance que logró que los ataques del Barça pasaran a desarrollarse sensiblemente más cerca de Guaita que durante la primera mitad.

-El trabajo de Denis Suárez activando la espalda de las dos primeras líneas del Getafe.-

El reparto de escalones se tornó más equilibrado, con Piqué y Umtiti orientando la salida y buscando con ella la primera ventaja, el mediocampo recogiéndola tras la primera línea y pasando el testigo, Denis saltando de la espalda de Shibasaki a la espalda de Bergara tan rápido como demandara la acción con tal de dar primero un apoyo a la base y no dejar solo a Messi después, y los extremos aprovechando la nueva compañía del diez para empujar, junto a Jordi Alba y a Sergi Roberto, a la zaga local contra su propia área. Ganó peso, entonces, el pase hacia atrás desde la banda para conquistar la frontal, y la oportunidad de cargar el área ante las posibilidades de abastecerla. El partido se vivió, por lo general, más cerca de donde la moneda puede caer del lado de los culés. Y entró Paulinho y salió cara.

-De izquierda a derecha, las alturas del juego del Barcelona en la 1ª y la 2ª parte, y el mapa de posiciones medias con Denis (6) por delante de Iniesta (8). – vía squawka.com y fcbarcelona.cat

 

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– Foto: Pierre-Philippe Marcou/AFP/Getty Images

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