Ernesto Valverde no podrá contar con Ousmane Dembélé durante varios meses. Al menos, eso parece seguro, durante lo que queda de 2017. Un largo período de tiempo en el que el Txingurri dispondrá de la misma plantilla que destapó la alarma de las urgencias pocas semanas antes del cierre de mercado. Teniendo en cuenta el año de más que presentan varios de los hombres clave del equipo, el temprano punto de maduración de que todavía goza el proyecto y el paso al frente que por calendario aún no han podido dar los outsiders, el escenario es de todo menos grato. Una tarea más para el técnico que añadir a su ya cuantiosa lista de deberes en el arranque liguero. Por delante, un mes hasta visitar el nuevo Metropolitano, abarrotado con cuatro partidos que esconden una doble opción: la de rodar y ensamblar a la nueva pieza en el once, o la de remover en el armario para escudriñar cada alternativa que ofrece una plantilla cuyas posibilidades ahora Valverde está obligado a exprimir.
Gerard Deulofeu, el otro extremo
Sobre el papel es la solución más clara y la que tiene todas las papeletas para ocupar, al menos de inicio, el sitio en la mesa que deja vacío Dembélé. Como el francés, se trata de un extremo que se siente cómodo en ambos perfiles pero que agradece algo más el derecho. Especialista en el desborde, laguna marcada en rojo tras la ausencia del ex del Dortmund, además es capaz de mantener el encargo exterior, de amenazar la profundidad y, en el inicio de temporada, se ha mostrado más cabal de lo esperado interpretando su rol jerárquico a nivel posicional en una delantera que comparte con Messi y Luis Suárez. Sus handicaps más claros pueden venir o bien por el hecho de que su titularidad sostenida resta un argumento de peso al banquillo del Barça para alterar el ritmo nervioso de partidos demasiado cerrados, o bien por la posibilidad de que Valverde estime que cambiando a uno de los valores, también la fórmula deba ser distinta.
Denis Suárez, el preferido de Messi
Si así fuera, ganarían enteros candidatos de características, a priori, más alejadas a las de Dembélé. Un caso claro es el de Denis Suárez, un futbolista de menor ruptura e inferior potencial para darle profundidad a los ataques tirando del rival hacia la línea de fondo, pero quien por contra puede ofrecerle al equipo otro tipo de soluciones. Con viento a favor tras su última participación en Getafe y después de acreditar a lo largo de su trayectoria que en este momento de su carrera parece un activo de rendimiento más fiable jugando como delantero en lugar de como interior, su evidente entente con Messi y la correa que Valverde concede a los laterales para que se proyecten por el exterior, dibujaría para él un papel interiorizado sobre el que el argentino puede edificar una sociedad de su agrado. Una que por un lado le brinde una alza en forma de conexión para seguir recibiendo arriba, y que por el otro, una vez Leo tenga el balón allí, le permita una combinación precisa en la frontal del área en caso de que Rakitic o Busquets no la hayan podido alcanzar.
Sergi Roberto, el falso extremo
A propósito de las opciones de Deulofeu, se señalaba más arriba la hipótesis de que, sin Dembélé, Valverde altere ligeramente los equilibrios de su fórmula. Que del mismo modo que los equipos que pierden gol buscan ganar seguridad atrás para así rentabilizar más su nueva realidad anotadora, el Txingurri no busque un equivalente individual a uno de los elementos de la suma, sino una nueva operación que le dé el mismo resultado. Sin el desequilibrio y profundidad de Ousmane, sin su calidad en los últimos metros ni su habilidad para generar situaciones de peligro, pues, cabe la opción de que el técnico se adentre en un camino alternativo. Uno que no busque que la pérdida la recoja un sustituto sino los atacantes que se mantienen, y que plantee un escenario para ellos donde sea más fácil lograrlo. Un elemento extra como Sergi Roberto que sumar a la medular a modo de falso extremo, que sume soluciones para que Messi y Luis Suárez no tengan que abandonar la zona caliente, redoble esfuerzos en la presión, mantenga un aliado para la combinación en la corona y siga aportando una dosis estimable de profundidad y trabajo al espacio.
Andrés Iniesta, el cuarto centrocampista
Precisamente este último factor, el de la profundidad, se antoja como uno de los más conflictivos a la hora de imaginar que sea Iniesta el designado para adelantar su demarcación de partida dando entrada en el once a un nuevo interior. Al manchego la cal no le es extraña -aunque ha sido mucho más habitual en la orilla izquierda que en la derecha- y no sólo sería coherente con un sistema que cierre las posiciones de sus extremo sino que, además, aproximaría hacia Messi al mejor socio posible que todavía puede tener Leo en el equipo. Con los mencionados Denis y Sergi Roberto para integrar, junto a Paulinho o André Gomes, la lista de candidatos a ocupar su puesto en la medular, la principal cuestión a compensar en la pizarra de ser ésta la solución empleada por Valverde tendría que ver con la capacidad de empujar al rival hacia atrás. Luis Suárez, Jordi Alba y quien fuera el ocupante del lateral derecho, pasarían a ser actores fundamentales para que los adversarios no pudieran recortar metros llevando el juego culé demasiado lejos del área.
Aleix Vidal, el banquillo
Más allá de los efectos -claros- que tiene la baja de Dembélé sobre el once titular del FC Barcelona, también de cara a la profundidad del banquillo azulgrana es una ausencia que se hace sentir. Su salida del equipo implicará la entrada de otra pieza, y en el caso particular de algunas como Deulofeu o Denis Suárez, lo harán algunos de los ases más claros a disposición de Valverde para cambiarle la cara a los partidos en los segundos tiempos. Siendo Ousmane el titular y Deulofeu una punzante carta suplente, si ahora el catalán asciende hasta el primer rango, el abanico del Txingurri para modificar los ataques se reduce sensiblemente. A Aleix Vidal, cuyo concurso en el lateral cabe acompañar con un asterisco, podría planteársele ahora un nuevo contexto en el que sumar como recurso de banda. Por fuera o al espacio. Como alternativa diferenciada. Siendo para Deulofeu lo que el propio Gerard debió haber sido para Dembélé.
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– Foto: Josep Lago/AFP/Getty Images

