La de Ousmane Dembélé es una recuperación con efectos de fichaje. Por la duración de su ausencia, por el peso específico que en verano estaba llamada a tener su incorporación, y por las nuevas posibilidades que su participación le brinda al equipo. Del mismo modo que sin el francés el Barça tuvo que cambiar, su regreso le permite volver a hacerlo. Una de las cuestiones en las que más interés puede despertar el hecho de que Valverde disponga de nuevo del extremo, tiene que ver con el ocupante y la función del lateral derecho culé, una posición competida entre Nélson Semedo y Sergi Roberto y cuyo encaje ha ido amoldándose a las distintas fases de la temporada blaugrana. Lo particular del caso, no obstante, es que tanto el portugués como el catalán pueden ver en el regreso de Dembélé una buena noticia, ya que hasta comprobar el camino que opta por emprender Ernesto Valverde ya con todas las piezas a su disposición, sobre el papel la recuperación de Ousmane propone argumentos en favor de los dos.
Una de las consecuencias de la lesión que ha tendido apartado de los terrenos de juego al fichaje estrella del verano barcelonista, ha sido la progresiva adopción, por parte del Barça, del 1-4-4-2 con rombo en mediocampo. Además de la baja de Dembélé, el aporte de Paulinho, el distanciamiento de Deulofeu o, incluso, la lesión de Paco Alcácer, han contribuído a ello. La apuesta de integrar en el once a un centrocampista más, en determinados momentos ha acarreado dificultades a la hora de acompañar a Luis Suárez o de ocupar los costados, pero en líneas generales ha ahondado en la idea matriz que hasta la fecha estructura la temporada del Barça de Valverde: la seguridad. Le ha dado refuerzos defensivos y un superior control del juego desde una ocupación de la zona ancha más extensiva. Por eso, en este sentido, que el hipotético regreso a los onces de Dembélé conlleve, presumiblemente, la extracción de uno de esos futbolistas que generan las superioridades en el mediocampo azulgrana, juega a favor de Sergi Roberto.
No en vano, el canterano no es lateral, sino medio, no solo por trayectoria sino también por efecto. Sergi se siente centrocampista. Cuando sus atribuciones en el sistema más tienen que ver con ello, cuando menos registros de zaguero está obligado a cumplir, más brilla su juego. La perspectiva más favorable al catalán no es la de ser un centrocampista haciendo de lateral, sino la de poder ser un centrocampista haciendo de centrocampista pero desde el lateral, algo que en un Barça más pausado y controlado como el actual, que le exponga menos a situaciones de cara o cruz contra el extremo rival, puede hacer más cómodamente. Por este motivo, que a partir de la entrada de Dembélé el técnico azulgrana opte por retomar un dibujo con tres efectivos en la medular, haría de Sergi una carta doble con la cual, al mismo tiempo, conjugar el 1-4-3-3 y la presencia de un cuarto centrocampista. Sumaría a Ousmane sin entregar a cambio mucho de lo que ha almacenado en su ausencia.
En este juego de atracciones y perfiles descubiertos, Nélson además puede tener otro aliado en el pie derecho de Coutinho. El brasileño es poseedor de un golpeo fascinante y un rango para el mismo de enorme extensión, condición que lo señala como un punto de origen óptimo para el cambio de orientación. Si como interior coincide en el mismo costado que Umtiti y Jordi Alba, y dado que esta temporada Leo Messi está aproximándose hacia la banda izquierda mucho más que en anteriores campañas, puede dibujarse un lado débil en la derecha muy aprovechable para que un balón largo cruzado habilite sus subidas. Para que la prudencia que ha mostrado hasta ahora el portugués descubra una liebre que perseguir en paralelo a la cal. El retorno de Dembélé a los terrenos de juego anuncia nuevas posibilidades en banda, y tanto Sergi Roberto como Nélson Semedo tienen bazas a su favor para aprovecharlas. Todo dependerá de con cuáles quiera pelear su suerte Ernesto Valverde.
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– Foto: Lluis Gene/AFP/Getty Images

