En el Barça que el curso pasado celebró los títulos de Liga y Copa, Sergio Busquets fue uno de los soportes más sostenidos e importantes del fútbol culé. Como a casi todos sus compañeros, Ernesto Valverde le diseñó un espacio particular en el sistema de juego que permitiera potenciar sus efectos más positivos y que disimulara aquellos que en determinados escenarios pudieran pesar en contra. Protagonista con balón, con mayor veneno en los pases gracias a la conexión vertical establecida con Leo Messi en la frontal, y emblema de la presión adelantada que durante meses significó a la apuesta del Txingurri, el catalán disfrutó durante muchos meses de una mesa puesta perfecta para darse un festín. Los cambios que ha venido introduciendo el técnico para el segundo año del proyecto, sin embargo, también al mediocentro le han modificado las coordenadas y los puntos de agarre. Con Messi y el interior derecho más escorados, la relación con sus dos principales socios se ha erosionado, sumándole así un extra de dificultad a su arranque de temporada. Ayer contra el Girona, además, sumó a sus desafíos el hecho de compartir la medular con dos interiores nuevos, unos Arturo Vidal y Arthur Melo que justo hacían su debut como titulares en Liga.
– Los mapas de pases de Arthur, Vidal, Busquets y Piqué durante el primer tiempo, el intercambio de posiciones entre Messi y Arturo Vidal, y el posicionamiento «reparador» de Busquets. (mapas vía fcbarcelona.cat) Click sobre la imagen para ampliar.-
Tanto el chileno como el brasileño reprodujeron sobre la pizarra el tipo de encaje que vienen teniendo Rakitic y Coutinho, esto es: el interior derecho, que correspondió a Vidal, tendió a abrirse y a descolgarse al son de los movimientos de Messi, mientras el interior izquierdo, en este caso Arthur, mantuvo un posicionamiento más central por detrás de la posición interiorizada que por delante suyo asume Ousmane Dembélé. A pesar de que en principio el cambio de interiores no fuera a alterar la estructura que están levantando los barcelonistas en el arranque de temporada, su desempeño tuvo notables diferencias con respecto a los habituales titulares, obligando a que Busquets tomara cartas en el asunto para dar coherencia a la mezcla. Así, por ejemplo, tanto los pases de Arthur como los de Vidal tendieron a una horizontalidad excesiva en la base de la jugada. Extremada en el caso del ex de Gremio. Protagonistas inicialmente en los primeros escalones del ataque, aunque luego el chileno escalara posiciones para permutar con Messi, durante todo el partido y más si cabe hasta el primer gol del encuentro los envíos de los interiores culés apenas conquistaron la espalda de un contrario. En este sentido, su prudencia a la hora de gestionar la posesión con tal de no arriesgarse a perderla hizo emerger al Busquets más agresivo en el pase, buscando insistentemente servicios de carácter más vertical e hiriente que conectaran la línea de medios con los hombres de vanguardia. En el ataque culé, aunque desde otra demarcación, esta vez el recambio efectivo de Coutinho fue el pivote, secundando por un Gerard Piqué que, con la pelota en los pies, se atribuyó un enorme protagonismo.
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– Foto: David Ramos/Getty Images

