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Tres retos para seguir creciendo

En una reciente entrevista realizada para Barça TV, e interrogado sobre la gestión de las jóvenes promesas en relación a la exposición mediática y a su presencia entrenando con el primer equipo, el técnico del filial García Pimienta resumió de esta forma su mensaje: «Ellos saben que su equipo es el Barça B, y que donde tienen que demostrar que tienen nivel para estar con el primer equipo es aquí«. La afirmación del entrenador, además de marcar las coordenadas de lugar y momento a los canteranos más prometedores, es una declaración muy afín, en su significado, a la decisión tomada este verano a propósito de la incorporación de futbolistas de mayor experiencia a las filas del filial. Al contrario de lo que había venido ocurriendo durante las anteriores temporadas, en esta ocasión el B respondió a su descenso dando la alternativa, el lugar y el protagonismo al grueso de juveniles que meses atrás habían levantado la UEFA Youth League. Sin muletas que desde el exterior vinieran a encargarse de la dosis de competitividad que se canjea por resultados, como una especie de incubadora con la que resguardar el crecimiento de los talentos más tiernos. Ganar o perder, competir en definitiva, volvería a ser responsabilidad de los canteranos. Con el espejo cercano de lo que Carles Aleñá había representado un año atrás en Segunda División.

Líder del filial a falta de otras figuras que ocuparan el lugar que antes fue de Perea, Denis Suárez, Nolito o Jonathan Soriano, el de Mataró abanderó con sus goles y su fútbol las opciones de permanencia del equipo, convirtiéndose en la pieza azulgrana más determinante y en el jugador encargado de marcar las diferencias. Crecer desde la exigencia como paso previo al salto final. Si bien Aleñá se plantó en verano habiendo superado ya la última prueba para llegar al primer equipo, el hecho de que la lesión retrasara unos meses su desembarco definitivo es algo que probable haya contribuido a acompasar los tiempos de varias de las esperanzas del Barça B. En su primer contacto con el fútbol profesional, han encontrado en Aleñá un paraguas bajo el que refugiarse durante el proceso de adaptación a un escenario competitivo nuevo. Mientras Carles ganaba, ellos aprendían a ganar. No en vano, siendo el 14º en número de minutos, sólo Rafa Mujica suma más goles que él -incluyendo un hattrick ante el Conquense-. Hasta la fecha de su última convocatoria con el Barça B, los culés sólo pudieron lograr el triunfo una vez en su ausencia. Es por eso que el traslado de Aleñá al vestuario que capitanea Ernesto Valverde ha servido para moverle el suelo a algunos integrantes del filial y para proponerles nuevos retos. Para invitarlos al siguiente paso. El B pierde muchas cosas sin Carles, y les toca asumirlas a ellos.

Si por algo se caracteriza Aleñá es por su ascendencia vertical desde el mediocampo y por establecer un vínculo compartido tanto con el círculo central como con el área contraria. Desde el interior derecho, en el equipo de Pimienta había sido a la vez el interior más próximo a la base de la jugada y el elemento más determinante en la frontal, de modo que el rastro de su ausencia ahora recorre una superficie en la que interactúan varios de sus hasta ahora compañeros. Riqui Puig, Àlex Collado y Carles Pérez son tres de los más claros. El primero, habitual del espacio entre líneas cuando compartía mediocampo con Aleñá, ejerciendo del interior con una posición de partida más adelantada, recientemente ha visto incrementadas sus atribuciones cerca de Oriol Busquets, recibiendo por delante de la medular rival y encargado de dar estructura y ritmo al ataque desde su control, su pase y su capacidad de juntar adversarios a través del slalom. Se ha puesto al mando de las operaciones.

La de Collado, por su parte, es la figura más directamente emparentada por el ascenso de Aleñá ya que es él quien viene ocupando la demarcación que hasta ahora era propiedad de Carles. Con Puig creciendo en la base de la jugada, el nuevo reto de Àlex es el de dotar de claridad e instinto la corona del área, como acelerador y amenaza jugando como interior a pierna cambiada. Autor de dos de los cinco goles que ha celebrado el filial desde que Aleñá es jugador del primer equipo, claro en los metros finales y con un sorprendente olfato para la recuperación, seguramente se trate del juvenil que más rápidamente se ha hecho a los requisitos competitivos de la categoría. Collado comparte el carril diestro del equipo con el asentado Moussa Wagué desde el lateral y con Carles Pérez desde el extremo. Potenciado este último desde la pizarra para encontrar situaciones de uno contra uno en banda con las que activar la llegada de un compañero de segunda línea, se intuye que su próxima asignatura a enfrentar será la de los movimientos sin balón, con tal de sumar agresivos desmarques al espacio donde antes hubo la pegada de Aleñá. Tres jugadores y tres retos para seguir creciendo.

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– Foto: http://www.fcbarcelona.cat

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