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Ni Arthur ni Arturo

Marc-Andre ter Stegen of FC Barcelona gestures during the Group B match of the UEFA Champions League between FC Internazionale and FC Barcelona at San Siro Stadium on November 6, 2018 in Milan, Italy. (Photo by Emilio Andreoli/Getty Images)

Marc-Andre ter Stegen of FC Barcelona gestures during the Group B match of the UEFA Champions League between FC Internazionale and FC Barcelona at San Siro Stadium on November 6, 2018 in Milan, Italy. (Photo by Emilio Andreoli/Getty Images)

Esta temporada, el Barça no ha sido capaz de conseguir el sustento estructural que sí tuvo el curso pasado. Si entonces la pizarra le brindó al equipo de Valverde un punto de arranque a nivel táctico en el que podían apoyarse determinados comportamientos individuales para ganar aquello que el esqueleto no había perdido, hoy, por cambios de jugadores, estados de forma, rendimientos y posiciones, aquel soporte resulta mucho más indefinido. En su lugar, los momentos más categóricos del curso los ha alcanzado el cuadro azulgrana cuando ha podido unir los diferentes elementos sobre el campo a partir del hilo propuesto por una circulación a las órdenes de Arthur Melo. Los Barças más redondos, han sido los Barças que han llevado el sello del brasileño como influencia individual capaz de alterar la conducta colectiva. Desgraciadamente para el Txingurri, la plantilla culé únicamente tiene a un Arthur, y más allá del ex de Gremio no distingue una pieza de características, virtudes y efectos equivalentes con la que reemplazar a su nuevo organizador sin que con ello cambie tanto el fondo como la forma del conjunto. Hasta el momento, la fórmula para esquivar una ausencia o la necesidad de un relevo de Arthur, más que un intercambio de jugadores, había consistido en una intervención sobre la colocación del mediocampo, y específicamente sobre su escalonamiento. Siendo Arturo Vidal un jugador casi antagónico al brasileño, con su presencia el centro del campo se distribuía en dos alturas ganando una opción entre líneas para la recepción del pase, hallando así la circulación un atajo táctico con el que disimular lo dispar de los atributos del chileno con respecto a Arthur. Sin embargo, San Mamés, Garitano y la presión de su Athletic Club, forzaron al Barça a modificar la receta.

Sin la segura conservación del balón de su interior izquierdo, con un lateral a pierna cambiada y sin la capacidad de responder al avance de la línea defensiva rival con la amenaza al espacio de futbolistas como Jordi Alba o Dembélé, los azulgranas no pudieron más que asegurar la limpieza de sus primeros pases utilizando a Sergio Busquets como tercer central en el inicio de la jugada. La medida, en lo que respecta al primer servicio, ciertamente logró el propósito, y garantizando la superioridad numérica de cinco culés contra cuatro rojiblancos minimizó las opciones de una recuperación que dejara al delantero local mano a mano ante Ter Stegen. No obstante, situar a Sergio entre centrales implicó alterar, a su vez, el reparto de alturas de los interiores, de modo que Rakitic y Arturo Vidal se erigieron en la primera línea de receptores del Barça. En realidad, cabe apuntar que, de los dos, la verdadera referencia sostenida como destino fue el interior izquierdo, pues en la derecha el interior tenía más relevancia despejando el espacio para la llegada de Messi en el apoyo. Como novedad en comparación a los últimos choques en que ambos han coincidido en los interiores, en esta ocasión fue Vidal quien de partida se situó en el perfil izquierdo de la medular (Imagen superior izquierda), probablemente buscando con ello Valverde sumar un elemento de profundidad en el carril de Semedo y Coutinho. A la postre, sin embargo, la decisión situó al chileno como receptor más habitual de los primeros pases, y aunque el Athletic mordió más el envío que el recibimiento, Arturo tuvo problemas para dar continuidad a la acción, hasta el punto de que tras dos errores de bulto el Txingurri cambió su idea inicial e intercambió el posicionamiento de los interiores (Imagen superior derecha).

A partir de entonces ganaron los visitantes cierta estabilidad con la pelota, con Rakitic por delante de la línea que dibujaban Busquets y los centrales, y jugando el croata muy arropado por Leo Messi y Coutinho. Habituales del espacio entre líneas a la espalda del mediocampo rival, esta vez tanto Philippe como el argentino constaron mucho en zonas de interior para que el Barça ganara metros, a cambio de extraer la compañía de un Luis Suárez que se mostró escaso en solitario (Imagen de la derecha). Que en octubre, en ausencia de Messi, Valverde pudiera elegir como recambio del 10 a un jugador como Rafinha se debió, en buena parte, al hecho de que por delante Coutinho y el uruguayo permitían mantener la amenaza y la pegada del ataque, pero como el momento actual de los dos no es el de entonces, la pérdida de efectivos arriba limita la capacidad del equipo a la hora de intimidar la portería contraria. Parecieron los blaugranas más cerca de hacerlo tras el descanso, cuando la posesión ganó tiempo y control, y de su mano llegó un mayor dominio territorial que acercó a Busquets a la frontal del Athletic. Pero en el momento de mayor autoridad barcelonista en el juego, los movimientos desde el banquillo reabrieron el encuentro.

Por parte bilbaína, con la entrada de Muniain los de Garitano obtuvieron un punto en el que esconder el balón, dar respiro al juego, dilatar el tiempo entre la pérdida y la recuperación del Barça y hacer recular la atención de los culés hasta su propio campo. Para los visitantes, si bien a nivel individual Carles Aleñá mostró mejor acierto, sentido e intención en sus acciones que un Arturo Vidal muy desafortunado, el hecho de que con el cambio el interior derecho pasara de abrirse hacia la banda alejándose de Messi y se enfocara también al centro para combinar con él, menguó la amplitud y, como consecuencia, la profundidad de los ataques. Sergi Roberto dejó de tener en el carril un compañero por delante que sujetase la atención de Balenziaga, de modo que frente a las internadas del catalán el Athletic Club pudo responder con la barrera de uno de sus laterales izquierdos. Faltando Jordi Alba en el lado contrario y con Semedo atacando a pierna cambiada, pues, la ofensiva del Barça se concentró en el carril central sin apenas descarga hacia fuera, agrandando la figura de Yeray e Iñigo Martínez y facilitando la salida a la contra de los rojiblancos para mayor lucimiento de Ter Stegen. Sin Arthur Melo, el protector fue el alemán.

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– Foto: Emilio Andreoli/Getty Images

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