El lateral derecho del Barça ha sido una demarcación con menos alternancia real durante las dos últimas temporadas de lo que podía imaginarse cuando Nélson Semedo arribó al Camp Nou. Superior el portugués en varias facetas defensivas con respecto a Sergi Roberto, pero inferior al canterano en campo contrario, el hecho de que el equipo de Valverde pase la mayor parte del tiempo más allá de la divisoria y de que el técnico suela proponer una segunda ayuda en banda para el lateral cuando el Barça no tiene la pelota, habitualmente ha decantado la elección hacia el lado del de Reus. No obstante, a lo largo de las últimas semanas, una serie de factores parecen haber igualado la batalla entre ambos por la plaza. Le lesión con la que Roberto despidió 2018 y las dificultades que mostró en un primer momento para recuperar su mejor forma, la línea ascendente de Semedo con el primer clásico de Copa como colofón, la respuesta de Sergi anulando a Vinícius en Liga o las alternativas que recientemente han sumado al catalán como opción en el interior derecho, dibujan el escenario más abierto de los últimos tiempos en el lateral derecho de los azulgranas. Una de las circunstancias que lo distinguen, como se apunta, tiene que ver con la ascendencia ofensiva que es capaz de alcanzar Semedo en cada momento, ya que sin balón sus atributos sobre el papel son poderosos, por bien que el encuentro de Sergi en el Bernabéu presente batalla.
– Mapa con las zonas de ataque del Barça contra el Rayo Vallecano, durante el primer y el segundo tiempo. (vía as.com)-
No ha sido sorprendente ni esta ni la anterior campaña que con el portugués de inicio, uno de las primeras sustituciones de Valverde para reorientar el encuentro a su favor haya sido el relevo en el lateral, debido a la profundidad, agresividad al espacio y soluciones en el último tercio que ofrece Sergi Roberto, y a la relevancia que adquieren este tipo de aportes en un conjunto como el culé, sin delantero de banda derecha al uso, sin extremos abiertos a la cal y con otro lateral como Jordi Alba como principal fuente de desmarques a la espalda de la defensa rival. Que la ruptura barcelonista llegue de pies de un zaguero y, por lo tanto, desde más atrás que el resto, en ocasiones le ha planteado dificultades para activarla, por ejemplo cuando la presión rival no permite al Barça situar el foco por delante del lateral o cuando éste no encuentra desocupado el carril por el que va a proyectarse. Ante defensas de cuatro, este impedimento normalmente ha tenido más que ver con una mala lectura del extremo que juega por delante de Jordi, al no fijar éste la marca del lateral derecho rival antes de trazar el desmarque hacia el centro que arrastrando a su par deje libre la zona donde aterrizará Alba, o por no dibujar este barrido desocupando la banda. Las líneas de cinco, en cambio, suelen brindarle al contrario un colchón mayor, asumiendo derrotas en otras áreas del campo como pueda ser la desventaja numérica en la medular. Los rivales que han enfrentado al Barça con defensa de cinco en ocasiones se han mostrado más efectivas conteniendo la irrupción de Jordi Alba, puesto que no suelen precisar que su lateral derecho persiga al extremo culé cuando éste interioriza la posición ya que dentro le espera un central extra.
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– Foto: David Ramos/Getty Images

