Hasta el momento, desde que es entrenador del FC Barcelona, Ernesto Valverde ha vivido veranos poco apacibles por lo que respecta a la confección de la plantilla que iba a manejar durante la competición. La partida de Neymar Jr. en 2017 y el truncado fichaje de Antoine Griezmann en 2018 marcaron de partida una planificación que a buen seguro no pudo transcurrir según lo imaginado. Como las temporadas son consecuencia, también, de los movimientos de altas y bajas, los dos cursos que ha capitaneado el Txingurri en el Camp Nou sobre el papel han tenido mucho que ver con el desarrollo de los meses previos, resultando una primera temporada de minucioso trabajo táctico para exprimir a una plantilla mutilada, y una segunda en la que, de momento, da la impresión que la ausencia de determinadas piezas y/o perfiles vienen dificultando mucho un rediseño entero en el que la suma de individualidades fructifique en un colectivo coherente. Para darle unidad al conjunto, ya sea en una dirección u en otra, el equipo parece extrañar algunos elementos.
Por lo tanto, si no sobreviene un nuevo sobresalto, el próximo se anuncia como el verano en el que poder intervenir sobre una plantilla que hoy es mezcla de diferentes etapas y sucesos, toda vez la renovación del entrenador anticipa una línea de continuidad en cuanto a las intenciones y necesidades del grupo. En este sentido, en la serie de artículos que durante los próximos días vestirá este espacio, antes de que se resuelvan los tres títulos en disputa para que la a veces volátil justificación del resultado final no condicione el análisis de siete meses de competición, se pretende un ejercicio de equilibrio con el que dar respuesta, desde casos e intervenciones particulares, tanto a las necesidades concretas del equipo como a una serie de líneas más generales que tienen que ver con el sentido de la plantilla culé. Una suerte de diálogo entre la parte estratégica del diseño del Barça 2019-2020, esto es, con la dirección general que va a dársele al equipo para alcanzar sus objetivos, y entre la vertiente táctica del mismo, la que hace referencia a intervenciones específicas de alcance más particular. Así pues, el recorrido a través de los distintos espacios de la plantilla azulgrana susceptibles de experimentar algún tipo de cambio, además de por las necesidades inmediatas estará guiado, a su vez, por tres vectores a modo de plan de medio/largo alcance: la coherencia interna entre los diferentes elementos que configuren la plantilla -eligiendo de acuerdo a unas características que potencien y se potencien en la interacción con las del resto de compañeros-, un incremento de ritmo y energía vinculado al rejuvenecimiento del grupo, y un mayor vínculo con el control a través del balón en consonancia a determinadas pautas en la dirección del equipo durante los dos últimos cursos, al relevo de perfiles en ciertas demarcaciones y a las necesidades que, con el paso del tiempo, demandan ciertas piezas troncales.
A la hora de acercarse a este tipo de ejercicio, no obstante, en tanto que se parte de una posición externa y en la que falta mucha información, sin ir más lejos, de la realidad del club, las dificultades y limitaciones son evidentes. A nivel económico, por ejemplo, el desempeño del club durante los anteriores mercados plantea interrogantes con múltiples respuestas posibles, especialmente un último verano en el que el saldo entre gasto e ingreso en materia de fichajes resultó más equilibrado de lo habitual. Acostumbrados a ventanas en las que normalmente el Barça invertía bastante más de lo recaudado, y con el episodio Neymar del año anterior como telón de fondo, el club azulgrana, en esta ocasión, destinó a los refuerzos una cantidad de dinero similar a la ingresada por los traspasos. Ante la limitación a la hora de establecer si esta circunstancia fue fruto de una realidad económica menos próspera en la cual los recursos para mejorar el equipo deben salir de la venta de jugadores, de la necesidad de asentar el balance después de lo convulso del ejercicio anterior o, simplemente, de la posibilidad de que ante la frustrada incorporación de Antoine Griezmann el club optara por apartar la cantidad inicialmente prevista para hacerse con los servicios del francés, la planificación que se analizará durante los próximos días se pretende lo suficientemente flexible como para adaptarse a estos tres distintos escenarios. A uno en el que el cálculo de gesto e ingreso tienda a igualarse, a otro en el que se asuma una situación más habitual años atrás con una cantidad disponible a la que incorporar los beneficios obtenidos de los traspasos, y otro en el que se contemple la posibilidad de recursos no utilizados el pasado verano y que permitan una mayor inversión en esta ventana de fichajes. Será una aproximación, por lo tanto, abierta tanto en el número de refuerzos y situaciones a analizar, como en el perfil y estatus de las diferentes opciones. Más que una propuesta, una guía para poder pensar sobre el diseño del Barça 2019-2020.
Esquema de contenidos:
- Introducción: El Barça 2019-2020
- Capítulo 1: Estructura y organización de la plantilla
- Capítulo 2: El enlace con el Barça B
- Capítulo 3: Jasper Cillessen
- Capítulo 4: Philippe Coutinho
- Capítulo 5: El 9 de Leo Messi
- Capítulo 6: Candidatos
- Capítulo 7: Cuatro escenarios para la delantera
- Capítulo 8: El otro Arthur Melo
- Capítulo 9: Carles Aleñá
- Capítulo 10: Ivan Rakitic. El dilema
- Capítulo 11: Interior de refuerzo
- Capítulo 12: Análisis de la defensa del Barça 2018-19
- Capítulo 13: La defensa: situación 1
- Capítulo 14: La defensa: situación 2
- Capítulo 15: La defensa: situación 3
- Resumen
– Foto: Alex Caparros/Getty Images

