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Xavi Hernández. Entrenador

Xavi Hernández. Entrenador

En sus últimos años de vida tuve mucha relación con Johan Cruyff, y recuerdo que una vez me dijo: «Lo más cercano a jugar, a ser futbolista, es entrenar».

Xavi Hernández

Asegura Xavi Hernández que decidió ser entrenador porque, como le reconoció Johan Cruyff, es lo más parecido a seguir siendo futbolista. A continuar vinculado de un modo directo al terreno de juego y al protagonismo de lo que en él acontece. Entre el oficio del entrenador y el del futbolista, sin embargo, se abre un abismo. Una brecha que describió como pocos Julio Velasco, entrenador argentino de voleibol: «La primera cosa que tiene que entender un jugador cuando pasa a ejercer de entrenador es que, cuando jugaba, era él quien hacía las cosas, pero cuando eres entrenador ya no haces nada. Todo se trata de hacer que los otros hagan. Es una diferencia como entre el día y la noche. ¿Yo que hago? Nada. Yo trato de convencer a los jugadores para que lo hagan ellos. Lo hacen todo ellos«. Los testimonios a propósito de esta clave del trabajo de los entrenadores llenarían una biblioteca. En clave azulgrana, por ejemplo, sobresaldría el nombre de Johan Cruyff y del peso de su leyenda como futbolista a la hora de convencer a un grupo de jugadores para quienes sus ideas no solo eran nuevas sino también extrañas. «Lo decía Cruyff, y como lo decía Cruyff podía decir lo que fuera que pensabas: pues será verdad. Tenía la credibilidad de lo que había sido como jugador«, explicaría años más tarde Miquel Ángel Nadal.

También la etapa de Guardiola en el banquillo del Barça esconde una narración paralela contada a través de su capacidad para convencer al futbolista. Una historia inaugurada con las salidas de Deco y Ronaldinho, y con el descarte de Samuel Eto’o, y que tuvo un capítulo especialmente relevante en sus dos primeros encuentros de Liga. Dos tropiezos ante el Numancia y el Racing de Santander que el tiempo ha querido almacenar como parte de un mismo recuerdo, pero que el propio Pep vivió de un modo muy distinto. El de Santpedor reaccionó a la derrota contra el Numancia con contrariedad, entendiendo que la mala actuación del equipo había sido consecuencia de que los jugadores no habían seguido sus indicaciones: «No hemos respetado unas normas del juego posicional que habíamos hecho hasta ahora«. Seguramente por ello, para recibir al Racing en el Camp Nou, Pep echó mano de dos jugadores ya convencidos, Sergio Busquets y Pedro Rodríguez, dos hombres que el año anterior habían estado a sus órdenes en el filial y cuya obediencia al plan no ofrecía dudas. Aunque en ese segundo partido el marcador volvió a ser desfavorable, la reacción de Guardiola nada tuvo que ver con la expresada en Soria: «No tengo nada que reprochar por el partido (…) los jugadores están dolidos, pero mi obligación es animarles y tengo que hacerles ver que han hecho bien las cosas«. El resto, como se suele decir, es historia.

La de Xavi Hernández en el Al-Sadd guarda algunos paralelismos con lo expuesto hasta ahora. El salto del césped al banquillo, la autoridad que le confiere su leyenda como futbolista, y una trayectoria de entrenador en Qatar en la que ha sido capaz de inculcarle a su equipo un nuevo modo de actuar sobre el campo: «Cuando yo era jugador del Al-Sadd, nuestro objetivo era defender en un bloque medio o bajo para recuperar el balón y salir en transición, y he tenido que cambiar la filosofía del equipo. Que los jugadores entiendan que el balón no es una bomba, sino un tesoro. Nosotros nos organizamos y nos movemos a través del balón. Les inculco que disfruten de la responsabilidad de tener la pelota (…) No ha sido fácil porque estos jugadores llevaban mucho tiempo jugando a otro tipo de fútbol«. Un reto que Xavi ha conseguido, transformando al Al-Sadd en un equipo eminentemente protagonista desde la posesión, agresivo yendo al ataque con muchos futbolistas, valiente asumiendo los riesgos de salir jugando desde atrás, y capaz de respetar las reglas posicionales que demanda la propuesta del entrenador para que el plan surta efecto. Un conjunto obsesionado con encontrar el hombre libre y obediente dibujando cada una de las posiciones que marca la pizarra, en banda y entre las líneas del rival. Un Al-Sadd que buscaba instalarse en campo contrario, atacar por fuera cuando fijaba por dentro, atacar por dentro cuando fijaba por fuera, y localizar el momento de la recuperación tan cerca de la portería contraria como le fuera posible. Un Al-Sadd con el sello inequívoco de su entrenador.

– Amplitud y profundidad

Durante las últimas semanas se ha hecho especialmente popular un vídeo de la web The Coaches’ Voice en el que, sentado delante de una pizarra, Xavi Hernández desmenuza algunos de los principios rectores del juego del Al-Sadd. Uno de los momentos más significativos de la explicación llega a la hora de situar las fichas que representan a sus jugadores en campo rival. Lo hace empezando por los extremos. «Si la línea defensiva del contrario está aquí, los extremos jugarían aquí«, narra el egarense al tiempo que sitúa dos fichajes blancas tocando la línea lateral del campo y más cerca de la línea de fondo que cualquiera de las fichas de su hipotético adversario. En su explicación, Xavi empieza situando a sus extremos en fuera de juego y tan abiertos como le permite las dimensiones del terreno de juego. Más allá de la anécdota, el gesto esconde dos pilares fundamentales de la propuesta futbolística del Al-Sadd: la amplitud y la profundidad.

Una amplitud y una profundidad encomendada, por norma general, a sus extremos. A dos futbolistas innegociables en el plan, encargados de estirar el campo desde la primera línea del ataque. De ensancharlo para separar a los hombres que integran la defensa del rival, para que los centrocampistas cuenten con más espacios para hacer circular el balón, para que el cambio de orientación siempre sea una posibilidad abierta, y para que el talante agresivo y vertical de sus medios más adelantados obtenga un impulso para atacar el área contraria desde la llegada, la conducción o el desequilibrio interior. Haciendo tan ancho el campo como sea posible, como la forma más directa de dibujar espacios y de aclarar los escenarios de uno contra uno. Dificultando que el rival pueda defender junto, alejando las ayudas y las coberturas para que el atrevimiento a la hora de encarar sume opciones de premio.

En el Al-Sadd de Xavi, no obstante, la amplitud de sus extremos está absolutamente vinculada, también a su profundidad. A su altura sobre el campo. No solo se trata de abrir el campo, sino de hacerlo desde muy arriba. Que el terreno de juego sea ancho y largo a la vez para que cuando el equipo progrese la distancia entre las líneas del rival se agigante y se difumine la posibilidad de una presión eficaz. Para que el lateral contrario no pueda sumarse al bloque alto, el central tenga que fijarse ante la amenaza del uno contra uno en banda y el interior no pueda apretar por dentro descuidando el costado. También para tener activada la solución del pase atrás. Llevando la pelota a la zona del extremo, atrayendo atenciones sobre la esquina y girando a la defensa rival hacia su propia portería, antes de descargar el balón de cara hacia el mediocampo. Encontrando a Henry para que reciba Iniesta. A Grealish para que reciba Gündogan. O a Pedro Rodríguez para que reciba Xavi.

– El sistema

Una de las cosas más curiosas que han ocurrido recientemente en el debate futbolístico alrededor del FC Barcelona es el vínculo inquebrantable que se ha establecido entre el 1-4-3-3 y la idea de juego que el conjunto azulgrana incorporó como propia a partir de la llegada de Johan Cruyff a su banquillo. Lo curioso del caso no es la eficacia que se le confiere a dicha relación, sino el hecho de que el 1-4-3-3 culé justamente se forma prescindiendo de la posición que para Cruyff representaba la clave de su sistema. «La sorpresa del sistema no era el 4, sino el 6«.

El 6 era el centrocampista más adelantado del equipo, una pieza situada por delante de los interiores y por detrás del delantero, encargado de transformar el triángulo del mediocampo en un rombo. Un cuarto centrocampista al que normalmente daba voz Jose Mari Bakero, que aunque habitaba la teórica zona del mediapunta tenía otro tipo de funciones más relacionadas con la presión, la llegada al área aprovechando los espacios que liberaba el falso nueve o, sobre todo, el juego de espaldas a portería. En el 6 encontraba el Dream Team de Cruyff una pared en la que hacer rebotar el cuero para que sus centrocampistas pudieran recibirlo de cara y con espacios. Una referencia anclada a la espalda de la línea de medios del rival, fundamental para activar la táctica del tercer hombre y para dotar de ritmo a la circulación de balón del conjunto azulgrana. Tan importante resultaba para Cruyff esta posición, que incluso cuando el técnico neerlandés optaba por reforzar la defensa de su 1-3-4-3 con un cuarto zaguero su pizarra exploraba cuantos caminos fueran necesarios para mantener la estructura de rombo en el mediocampo. Johan podía prescindir del delantero centro o del falso nueve, vaciar uno de los extremos o encomendar posiciones dobles a sus jugadores para que éstos pasaran del centro a la banda, de la zaga a la demarcación de interior o del lateral al extremo, con tal de conservar al 6 en su esquema.

Algo parecido ha ocurrido en el Al-Sadd de Xavi Hernández, también con la búsqueda de un cuarto centrocampista con el que poblar la zona ancha, pero en este caso sustituyendo el rombo de Cruyff por una estructura con forma de cuadrado. Una organización en la que dos futbolistas habitan la primera altura del mediocampo (la del mediocentro) y otros dos la segunda (la del mediapunta). Más directo y automático cuando el técnico de Terrassa ha apostado por un 1-3-4-3, como ocurriera con Johan también cuando Xavi ha sumado un defensa a su alineación (sobre todo el curso pasado y en la Champions Asiática) el Al-Sadd ha tratado de encontrar la manera de dibujar un cuadrado en su centro del campo.

Si con Cruyff todos los caminos llevaban al rombo, en el equipo de Xavi, por norma, todos han conducido a un 1-3-2-2-3 con tres hombres como cierre y un cuadrado en mediocampo arropado por dos extremos y un punta. En ocasiones incorporando a uno de los dos centrales al centro del campo, pocas veces interiorizando a uno de los laterales, y bastantes más abriendo la banda con el lateral izquierdo (Abdelkarim Hassan) para que sea el extremo el encargado de vestir como un segundo mediapunta. Anclando dos referencias a la espalda del mediocampo rival con las que atacar en superioridad tanto al pivote como a la pareja de centrales. Situados a medio camino de los zagueros y de los centrocampistas, como un lugar seguro hacia el que mandar el cuero o a partir del cual liberar otras zonas del campo. Un destino al que llegar desde el 1-3-4-3, el 1-4-3-3 o el 1-4-2-3-1. Una idea por encima del esquema. Un sistema por encima del dibujo.

 

El 1-3-2-2-3

 

 

 

 

 

Foto: David Ramos/Getty Images

Comments:3
  • Josep 10 noviembre, 2021

    Mucha curiosidad por ver el rol que dara a Fati o Depay, pareciera que no sera el rol de 9, almenos no a medio largo plazo. Ese 9 parece hecho para un Kluivert, (Isak, Vlahovic…), alguien que fije a los centrales, pueda jugar de espaldas, finalizador, abra espacios para la 2 linea.
    Ahora mismo lo mas probable parece un 4 3 3 con Fati de falso extremo izquierdo, buscando recibir detras de la media y atacando el area de cara y Depay siendo el 9, pudiendo hacer el rol de Ansu cuando este no esta. Dando mas libertad al lateral izquierdo para atacar.

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  • Pedri8 11 noviembre, 2021

    Si, muchas ganas de ver el Barça de Xavi, aunque hay que dar tiempo. Pero parece que por fin todo se acelera y están ya cambiando muchas cosas, cosas que hacían falta:
    – Las nuevas normas impuestas al vestuario, que fomentarán la familiaridad, el espíritu de trabajo y la profesionalidad
    – La reestructuración del preparador físico y del jefe de la fisioterapia, así como la posible reestructuración de los servicios médicos con la llegada de Ricard Pruna.
    – La marcha de Ramón Planes y la asunción de más competencias del propio Xavi y de Jordi Cruyff. Solo falta Puyi.

    Es lo que yo venía reclamando, una reestructuración de la viejas estructuras y la elaboración de un proyecto deportivo con cara y ojos. Con muchas ganas de que esto empiece a rodar y con mucha esperanza … creo que estamos en muy buenas manos, las que mejor conocen al club por dentro y por fuera.

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  • Shenzhen2020 17 noviembre, 2021

    Yo tengo ganas de comprobar si Xavi apuesta por el 3-2-2-3 durante la temporada. Añadir un cuarto centrocampista permite juntar a Nico con Busquets, y a Pedri con Gavi (o De Jong) al mismo tiempo. Me parece un caramelo que tenemos que probar sí o sí.

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