
A la tercera, la vencida
Liverpool y Manchester City se enfrentaron la semana pasada en el Etihad Stadium por el liderato de la Premier League, demostrando que hace tiempo que los duelos entre citizens y reds suponen la oportunidad de disfrutar del partido de referencia en el panorama futbolístico actual. De su cima. De su máximo exponente. Enfrentamientos tallados por una excelencia que viene motivada por el nivel de sus equipos y banquillos, por la madurez de los dos proyectos y por el grado de conocimiento que tienen de su rival ambos conjuntos. Partido tras partido, City y Liverpool, Guardiola y Klopp, aprenden el uno del otro. Se ponen a prueba, se miden y se obligan a más. Su conocimiento no nace de lo que ven que les ocurre a los demás, sino de las heridas marcadas en su propia piel. Liverpool y City han ganado y perdido contra su rival. Se han impuesto y han sucumbido. Han establecido nuevos límites y referencias que su adversario ha tenido que superar. Se han hecho y se hacen mejores el uno al otro desde la experiencia directa de verse en frente del otro. Convirtiendo el análisis de su último duelo en la previa del encuentro que los volverá a enfrentar. Ni el crecimiento e influencia del Jürgen actual puede explicarse sin el impacto que previamente ha tenido en su era la propuesta de juego de Guardiola, ni la evolución en el Pep de hoy en día se explica sin Klopp. El uno está presente en el otro.
Para un técnico como Xavi, que ha vivido los recientes cambios del fútbol europeo desde fuera, este un proceso que todavía tiene que hacer. Aprendiendo desde la confrontación ante equipos diferentes a los que conoció como futbolista, a los que trató de imponerse en Qatar e, incluso, a los que se mide en el día a día de una Liga española que, por lo general, configura su discurso desde parámetros diferentes a los que en los últimos años imperan en el continente. Tres duelos de esta naturaleza le ha deparado de una tacada el mes de abril (la eliminatoria contra el Eintracht de Frankfurt y la visita al campo del Levante), en tres de los partidos en que más desnaturalizado se ha visto al cuadro del egarense. Sin respuesta ante el tipo de prueba que se lo ponía en frente. Tres encuentros que no solo han tenido en común las dificultades del conjunto culé, sino también determinados y muy marcados rasgos de sus contrincantes. Adversarios que han buscado contrarrestar el creciente fútbol azulgrana desde sendos sistemas con tres centrales y carrileros, apostando por un desarrollo de la presión adelantada que combinara el orden con los emparejamientos hombre a hombre, y el deseo de salir en corto desde atrás con estructura de línea de cinco para contrarrestar el habitual desempeño del Barça de Xavi en la presión.
En los tres partidos, el efecto sobre la comodidad e iniciativa azulgrana ha tenido resultados parecidos. Por ejemplo, la imposibilidad de hacer valer la habitual presión adelantada culé, por lo general estructurada a partir del acoso sobre la pareja de centrales y el mediocentro rival, y esta vez enfrentada a un reparto posicional que requería otro tipo de respuesta. Iniciando el contrario con tres centrales en el fondo y con la posición abierta y retrasada de dos carrileros, lo habitual ha sido ver al Barça lanzando a sus dos laterales sobre los carrileros del rival, para así liberar tanto a extremos como a interiores para la batalla en el carril central. El mecanismo, sin embargo, ha hecho que los barcelonistas se reencontraran con uno de los males que la recuperación de los delanteros de banda había eliminado: la excesiva distancia defensiva entre el lateral y el central. Con Mingueza y Jordi Alba más cerca de Dembélé y Ferran que de Eric y Araújo a la hora de apretar la salida desde atrás del Eintracht, la espalda de ambos laterales se descubrió como un espacio especialmente vulnerable a disposición de los alemanes, que lo atacaron con saña e intención a partir de las posiciones intermedias de Kamada y Lindström. Corriendo a la espalda de laterales e interiores, y a los lados de Sergio Busquets, para atacar en superioridad por dentro a la pareja de centrales.
Por su parte, sin balón, la melodía más constante en el juego del Barça contra el Eintracht ha sido su escasísimo juego interior. En este sentido, a los alemanes les resultó muy productivo el rol que Glasner le asignó a sus dos mediocentros, y que se resumió en que, en campo propio, los encargados de emparejarse con Gavi y Pedri no serían Jakic y Rode sino los centrales Touré y N’Dicka. Liberando a su doble pivote de la vigilancia sobre los interiores culés, el técnico germano levantó una primera barrera entre las dos alturas del mediocampo del Barça que impidió cualquier balón filtrado de los centrales. También le sirvió para no abrir los espacios a los que suele acudir Aubameyang en el apoyo, y que reforzó con la persecución de uno de los tres centrales sobre los acercamientos del gabonés. No le quedó más remedio al Barça que intentarlo por banda. Ya fuera a través de los movimientos hacia el costado de Gavi para limpiar la diagonal de Ferran Torres, o de los intentos individuales de un Dembélé que desde el extremo derecho tendió a reducirse los espacios acercándose más de la cuenta a la pelota.
El plan B azulgrana, no obstante, se encontró un problema en sus laterales, que a pesar de la libertad que sobre el papel les proporcionaba la pizarra, apenas tuvieron impacto con el esférico en los pies. Ni desde el pase ni desde la conducción construyeron rutas alternativas al ataque de su equipo, y aunque habitualmente esperaron situados por detrás del balón, ni ellos ni Sergio Busquets resultaron un impedimento para la preclara y, a la postre, decisiva transición defensa-ataque del Eintracht. Tras el crecimiento de los últimos meses, la eliminación a manos del cuadro alemán es un nuevo reto para Xavi. El reto de cambiar el sentido de la derrota. De que después de años en que cada tropiezo europeo haya servido para acercar el siguiente traspiés, construyendo una losa tanto futbolística como emocional, caer esta vez sirva para acerar la próximo victoria. Para que, en esta ocasión, caer haya significado aprender.
– Foto: David Ramos/Getty Images
Patrafisic 16 abril, 2022
Esta temporada está siendo una montaña rusa de emociones. Empezó en depresión total y con dudas sobre si nos clasificaríamos para la Champions del año que viene, siendo “Temporada de transición” la definición perfecta, que podría venir acompañada de “con una nueva travesía por el desierto”.
La llegada de Xavi trajo aire nuevo y en los primeros partidos, pese a que el equipo se venía abajo ante la adversidad y seguía mostrando esa fragilidad tan sorprendente (recuerdo amargamente el partido contra el Celta, por ejemplo), se podían apreciar brotes verdes que, de poco a poco, empezaron a generar un ambiente nuevo, renovado.
Y de repente, casi por sorpresa, el equipo mostró una nueva cara y empezó a ganar partidos, con autoridad y goleando! Los fichajes nuevos y los resultados del trabajo del día a día nos llevaron de la travesía por el desierto y la temporada de transición a un estado de euforia e ilusión, pensando en la posibilidad de ganar la liga si el Madrid se dormía en los laureles y viéndonos fuertes y perfectamente capaces de ganar la Europa League.
Hasta el final del partido contra los alemanes, epílogo de esta trilogía de partidos donde el Barça ha vuelto a mostrar su cara frágil e inofensiva y que, a mi parecer, han servido para que toquemos con los pies en el suelo y aceptemos que sí, que esta temporada es una temporada de transición. Al menos hay la convicción de que la travesía por el desierto no habrá sido grave y hay el convencimiento que el año que viene vamos a dar guerra, sobre todo si se refuerza bien el equipo.
Ahora nos queda la recta final de la temporada, clave para clasificarnos para la Champions, que si hace dos semanas parecía una cosa conseguida, ahora hay que lucharla, porque tenemos una baja terrible: nos hemos quedado sin Pedri.
Por mi parte, estoy en la línea del autor del artículo, con ganas de ver cómo Xavi es capaz de traducir estos contratiempos en aprendizajes y crecimiento.
Fedecker 17 abril, 2022
Muy de acuerdo con el artículo, pero me has dejado con ganas de más, porque, aquí, desde mi total ignorancia… pregunto yo: ¿y cual es la fórmula que debería haber seguido Xavi para enfrentar esta táctica? Porque tengamos por seguro que la volveremos a encontrar. ¿Qué hacen otros equipos para enfrentarse a eso? ¿Y puede el Barça, con sus jugadores actuales, utilizar dichas soluciones? ¿O hacen falta otro tipo de jugadores? Por lo que he leído en el artículo, el gran problema ha sido no poder aprovechar las bandas, ya sea por los extremos o los laterales (aparte del tema de la desprotección de los mismos al alejarse de los centrales). Pero Dembelé insistió una y otra vez (con poco acierto, sí, pero lo hizo) y Ferrán también tuvo un par de internadas interesantes. Sin embargo la fragilidad defensiva era evidente, y ante eso ¿Qué se puede hacer? No crea que sea un problema de centrales. Araújo hizo un buen partido y Eric, salvo la acción del penalti, que fue un gran error, sí, por lo demás lo hizo también bastante bien. El problema es que ellos atacaban en superioridad numérica varias veces. Cada perdida de balón provocaba pánico por sus galopadas. Pero luego, cuando se recuperaba el balón, no se aprovechaba la desorganización que para ellos había supuesto el ataque. También creo que Pedri estaba tocado desde el principio. Probablemente no tenía que haber salido a jugar pero querría ayudar al equipo. De Jong, viniendo de estar enfermo, lo hizo mucho mejor.
Hablando de Pedri… Aunque ahora ya da igual para lo que queda de temporada… Es evidente que rinde más en la izquierda. Por eso el equipo juega mejor con de Jong que con Gavi, ya que este último va a la izquierda también y desplaza a Pedri a la derecha. ¿No creéis que sería mejor que Pedri, que es el jugador mas diferencial del Barça en esta temporada, jugase siempre en la izquierda y que sus acompañantes fuesen a la derecha (sea su posición ideal o no)? ¿No es mejor tener al mejor al 100% y al otro al 70%, que a Pedri al 70 y al otro al 100%? Y digo al 70% porque no veo por qué Gavi no puede rendir al lado derecho, al menos medianamente bien. Pero aprovechar a la “estrella” del equipo al máximo…
Pedri8 19 abril, 2022
Nueva derrota contra el Cádiz. Clasificarnos en segunda posición será complicado si no mejoramos, porque desde el clásico el Barça se ha deshinchado. Por varios factores, la lesión de Piqué, ahora la de Pedri, etc., pero sobre todo, como bien dice el artículo, porque no hemos sabido enfrentar a equipos que se cierran bien y que contragolpean mejor. Ninguno de ellos está bien situado en sus respectivas ligas, ni el Eintranch en la bundesliga, ni Levante y Cádiz en la liga.
Ya son cuatro partidos sin ver una solución táctica. Xavi habla de errores defensivos etc, pero al final juegan once contra once, y si el otro equipo es capaz de defender bien y atacar bien, mientras que consigue que el Barça ni ataque ni defienda bien, pues algo táctico hay ahí. Y Xavi no puede estar siempre diciendo que se debe a errores defensivos. Tampoco puede ser el estado de campo, porque las derrotas, la vuelta de la Europa League y el partido contra el Cádiz, se jugaron en el Camp Nou, mientras que los partidos fuera de casa supusieron un empate en alemania y una victoria en valencia.
No espero que Xavi diga públicamente cual es la solución, pero si no se reacciona también tácticamente, corremos el riesgo de que nos hundamos como la temporada pasada, y en ese caso el proyecto puede entrar en caida libre y puede ser su final. Algunos periodistas especializados hablan de un problema mental, pero un equipo no puede hundirse así después de ganar 0-4 al Madrid en el Bernabeu. Yo creo también que es un problema táctico, y que por supuesto, tiene solución.
Está claro que la propuesta táctica de Xavi pasa por tener siempre superioridad numérica en cada línea, pero ahora el equipo se ha visto en inferioridad, hay que estudiar porque ha sido así, que es el lo que explica el artículo, y en consecuencia, cambiar la disposición táctica para estos casos. Yo no soy un entendido, pero está claro que a un 3-6-1 no puedes neutralizarlo con un 4-3-3, porque el centro del campo siempre está más poblado en el primer caso, más si juegan con carrilesros que convierten la defensa en una defensa de 5, y con un delantero que fija su marcaje en el mediocentro del Barça, en vez de en los centrales.