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F.C.Barcelona

Si nos aventuramos a adelantar el planteamiento que pondrá en liza el Real Madrid para enfrentarse al Barça, hablaremos de un Madrid que presionará arriba la salida de balón desde la defensa. No es tanto que esta sea una característica del equipo de Mourinho -más bien su transición defensiva se basa en el dominio del rechace y el repliegue- como que ante el Barça es algo imprescindible si se quiere evitar que los de Guardiola impongan su discurso. En este sentido, el equipo blanco, pese a sus grandes números en defensa, ha sufrido cuando se ha visto obligado a defender estático en las inmediaciones de su área. Por eso, es de prever que, más que el dominio de la posesión, lo que Mourinho querrá discutirle al conjunto azulgrana será el dominio territorial, y eso pasa por desnaturalizar su juego desde el inicio. Por las características de sus jugadores, es difícil que el portugués plantee una presión cuatro contra cuatro como en su día hizo en el Chelsea enfrentándose al Barça de Rijkaard, pero sí que hombres como Higuaín o Di María tengan un papel importante trabajando sobre el inicio de la jugada culé. Si esto ocurre, el Barça se agarrará a Messi, no para que el argentino, como hace con su selección, baje hasta el centro del campo para iniciar, sino atacando el espacio entre líneas blanco, fijando a los medios en una posición retrasada y ofreciendo espacios a los interiores azulgranas. En las semifinales de la pasada Champions, Mourinho consiguió controlar este factor gracias al doble pivote formado por Cambiasso y Zanetti, y a Walter Samuel. El trío de argentinos, no solo supo neutralizar el desequilibrio individual de Leo, sino que consiguió lo que nadie hasta entonces, quitarle los espacios. Sin los tres argentinos, el plan de Mourinho para frenar a Messi seguramente pase por Alonso y Carvalho, dos hombres que si bien a simple vista no parecen los idóneos para controlar a un regateador como Messi, si poseen la inteligencia futbolística y lectura del juego como para disputar con él el dominio de la zona Messi, esa zona localizada a la espalda de los mediocentros y por delante de los centrales.

Fecha y lugar de nacimiento: 2 de Abril de 1986, Utrecht (Holanda). Altura: 1,80m. Peso: 76kg. Demarcación: Mediapunta Club de procedencia: PSV Eindhoven El perfil del nuevo fichaje del F.C.Barcelona es el de un centrocampista fuerte físicamente, bueno técnicamente, vertical, con llegada y capaz de desenvolverse en varias posiciones. De hecho, mientras en su club asume funciones de centrocampista y localiza su acción por el centro, en la selección holandesa lo hace escorado a una de las dos bandas. El PSV acostumbra a dibujar un 1-4-2-3-1 con una línea de tres por detrás del punta Reis, formada de derecha a izquierda por Lens, Troivonen y Dzsudzsák. En este esquema, la posición de Afellay queda localizada por detrás de ésta línea de tres, acompañando al mediocentro internacional Engelaar, ligeramente decantado hacia el perfil diestro. Es el hombre encargado de dar fluidez al juego, un juego no tanto de control y posesión como de velocidad y verticalidad. Así pues, aunque en los momentos que más atenciones dedica el equipo al balón el protagonista sea Afellay, en el PSV más que un cerebro, Afellay es un lanzador. En este juego de transiciones rápidas, Afellay explota dos de sus mejores cualidades, su rápida conducción del balón, y su llegada desde atrás entrando al espacio, lo que le vale para alcanzar zona de remate con relativa frecuencia.

El Barça no está donde se esperaba. Es evidente que el hecho de no haber podido realizar una pretemporada normal pesa, las pretemporadas se hacen porqué cumplen una función, y por eso no puede ser lo mismo hacerla que no hacerla. Cuestiones físicas al margen, las sensaciones que ofrece el F.C.Barcelona no son las mejores. Más allá de algún resbalón sonado, el equipo ha ido sacando los partidos adelante, pero siempre dejando la sensación que hacerlo le cuesta más trabajo del normal. No ha encontrado la fluidez ni sobre todo, la manera de volver a ser ese equipo, que jugando mejor o peor, hacía del partido lo que más le interesaba. Esta temporada la lucha del Barça ya no está únicamente en cómo resolver los partidos, sino que encuentra problemas en como dominarlos.

Al comenzar la temporada, una vez cerrado el capítulo de altas con las incorporaciones de Villa, Adriano y Mascherano, y visto que la plantilla se reducía a 19 efectivos, el mensaje del cuerpo técnico fue claro: la plantilla no es de 19, pues a estos hombres hay que sumar los 25 del filial. Todo parecía indicar, pues, que el peso de algunos jóvenes en el primer equipo iba a aumentar, y que a estas alturas hombres como Fontás, Dos Santos, Thiago e incluso Bartra, Muniesa, Romeu o Sergi Roberto, ya habrían disfrutado de minutos a las ordenes de Guardiola. No obstante, transcurridas 8 jornadas y pese al más que notable nivel del filial en su regreso a al categoría de plata, Guardiola ha seguido apoyándose en el núcleo duro de la primera plantilla.

Pese a perder en verano a sus dos piezas más importantes, el Valencia parece haber encontrado la fórmula para sobrevivir sin Villa ni Silva. Los dos internacionales fueron substituidos por otros nombres menos espectaculares pero que hasta la fecha están ofreciendo un buen rendimiento en el equipo de Unai Emery. Los Aduriz, Soldado, Ricardo Costa o Topal, pues, junto a los César, Bruno, Joaquín, Pablo o, el nuevo jugador franquicia, Mata, han posibilitado que en esta séptima jornada, el Valencia acuda al Camp Nou para defender su liderato. El nuevo Valencia de Unai Emery se organiza a partir de un 4-4-2 con la variante del 4-4-1-1, dependiendo de si el acompañante de Aduriz es Soldado o el 'Chori' Domínguez. Es un equipo al que le cuesta construir desde atrás si el rival presiona la salida por los centrales, por lo que la mayoría de jugadas terminan en un balón largo buscando la envergadura de Aduriz. Topal- más que Albelda- suele tratar de aportar soluciones a los problemas del equipo al inicio de la jugada, pero ya sea porque sus compañeros todavía no "se lo creen" o porque el plan inicial no es ese, el Valencia no acostumbra a sacar provecho de los intentos del internacional turco por suavizar la salida desde atrás.

Una de las máximas del fútbol, quizás la más cierta de todas, es que el fútbol es de los futbolistas. Por mucho que los entrenadores, directivos o afición puedan incidir en un equipo en momentos determinados, la materia prima, los encargados de decidir directamente sobre lo que sucede o no sobre el césped son los jugadores. Un entrenador puede teorizar largo y tendido, trazar con sus ayudantes el plan perfecto, controlar todos los factores que pueden afectar sobre él, pero finalmente lo que separa el éxito del fracaso es el acierto o el error del futbolista. Para poder controlar los distintos escenarios posibles, el deber de una secretaría técnica es trabajar para que la ausencia de un jugador repercuta lo menos posible en el equipo, aunque en el caso de algunos futbolistas esto no es posible. Así sucedió la temporada pasada con Andrés Iniesta, un jugador, que si bien a raíz del Mundial ha entrado en las quinielas del próximo Balón de Oro, no hay que olvidar que, con los números en la mano, debido a sus problemas de lesiones, no fue de los once jugadores del Barça con más minutos.

Con la consolidación de la salida de tres con el mediocentro entre los centrales como plan inicial, en el Barça de esta temporada, las funciones a desempeñar por parte de los laterales también se ha modificado. En el primer año de Guardiola al frente del equipo, los laterales trabajaban de manera asimétrica. Abidal cerraba prácticamente como un tercer central -de hecho Puyol ocupó en varias ocasiones este rol- tanto en el inicio de la jugada como en el ataque posicional, donde eran Iniesta y Henry los encargados de trabajar el costado. En la derecha, en cambio, Alves era mucho más requerido en la administración del esférico, sin llegar a los extremos de su etapa en el Sevilla, pero con un peso importante a la hora de generar conexiones con los centrocampistas o Messi. La pasada temporada, pese a que en un principio se trabajó en algo similar a lo que se está viendo actualmente, la necesidad del cambio de sistema (del 4-3-3 al 4-2-4) para parchear la falta de profundidad en ataque, obligó a un comportamiento más convencional de los hombres encargados de ocupar los laterales.

Sin la posibilidad de tomar en cuenta una pretemporada anormal tanto por su organización como por la ausencia de la mayoría de hombres importantes del equipo, podríamos afirmar que el Barça 2010-11 echó a andar hace aproximadamente un mes. No es tiempo suficiente para sacar grandes conclusiones de lo que puede dar de sí el equipo ni, sobre todo, de las garantías de éxito que puede ofrecer, pero sí lo es para empezar a adivinar algunas de las novedades planteadas con respecto a la pasada temporada. Así, junto a la consolidación de la salida desde atrás con el mediocentro entre centrales que ya el curso anterior analizamos en varias ocasiones, en estas dos semanas que nos separan del enfrentamiento contra el Valencia de Unai Emery, nos detendremos en analizar los principales cambios experimentados por el equipo de Guardiola en lo que va de temporada.

Tras el resbalón ante el Hércules, el Atlético de Madrid de Quique Sánchez Flores será la mejor piedra de toque para el equipo de Guardiola. Los partidos en el Calderón, por lo general, acostumbran a resultar bastante desfavorables para el F.C.Barcelona en los últimos tiempos. De hecho, es el único campo de Primera en el que, en Liga, Guardiola siempre ha perdido, y la derrota de la temporada pasada fue la única que sufrió el Barça a lo largo de las 38 jornadas de Liga. Además, el crecimiento sufrido por el Atlético desde la llegada al banquillo de Quique Sánchez Flores es evidente. No solo por una mejora en los resultados que le ha servido para lograr triunfos como la Europa League o la Supercopa de Europa, sino porqué ha conseguido dar sentido a una propuesta futbolística que, desde hace temporadas, no era efectiva. La radiografía del Atlético de Madrid nos habla de un equipo con dificultades para construir desde atrás, pues no tiene los zagueros ni los mediocentros adecuados para ello. En este sentido, incorporaciones como las del uruguayo Godín o, sobretodo, el ex del Depor Filipe Luis, ayudarán al equipo a mejorar en este aspecto, pero para medirse al Barça y su presión adelantada no parecen argumentos suficientes para iniciar los ataques desde su defensa. Por eso, ante los de Guardiola, el conjunto colchonero huirá de cualquier cosa que se asemeje a un ataque estático. Ello supondría riesgo de perder el balón en situación desfavorable, pues el esquema atlético tiende a partir al equipo en dos, limitando así la capacidad de los hombres de Quique de acudir a las coberturas y estar correctamente situados a la hora de recuperar el esférico.