El punto de partida del nuevo Sevilla lo encontramos en la temporada 2000-2001 con el equipo descendido a Segunda División como colista de la Liga, una situación económica preocupante y una política deportiva más que discutible. Si hablar del crecimiento del Sevilla es hablar del buen trabajo desde la dirección deportiva, es justo nombrar a su máximo responsable (que ni mucho menos el único), Monchi como principal artífice del cambio. Reconoce el mismo Monchi que el verdadero mérito de su gestión al frente de la dirección deportiva hispalense fue con el equipo en Segunda División, fechas en las cuales la situación económica del club le obligó a atinar mucho en materia de fichajes. De su mano llegaron esa temporada jugadores tan importantes en los últimos años de éxitos sevillistas como el portero Notario, el menudo David Castedo, Casquero o, quizá menos recordado, el ariete Moisés (actualmente en el Polideportivo Ejido). Con este equipo y la participación de jóvenes valores de la cantera como Víctor Salas o José Antonio Reyes, el Sevilla terminó la temporada como líder de la Segunda División con lo que logró retornar a la categoría de oro del fútbol español.
Esta filosofía basada en el acierto en los fichajes y la confianza en los jóvenes valores de la cantera han marcado la línea de actuación del club en los últimos años en los que se han realizado fichajes de la talla de Palop, Dani Alves, Javi Navarro, Escudé, Poulsen, Martí, Maresca, Renato, Baptista, Adriano o Kanouté por un precio insignificante, a la vez que se apostaba por nuevos talentos como Sergio Ramos, Puerta, Reyes, Jesús Navas o más recientemente Alfaro, Diego Capel o Crespo.
Así pues, el buen ojo para incorporar futbolistas a precios asequibles y la aparición constante de nuevas perlas provinentes de las categorías inferiores han permitido al club desprenderse de los jugadores más importantes sin que el rendimiento deportivo se resintiera. En este punto es donde el Sevilla ha labrado su crecimiento, ya que lejos de retener en el equipo a futbolistas sin la motivación suficiente, hipotecando la economía del club con renovaciones astronómicas, el club no dudó en aceptar la venda de sus estrellas siempre y cuando el precio del traspaso fuese verdaderamente importante, de manera que permitiese a la secretaría técnica mejorar el nivel del equipo a la vez que se saneaba el estado financiero de la entidad.
Este éxito y acierto en la política de fichajes no responde únicamente a una cuestión de talento de la secretaría técnica sino a un nivel de profesionalidad muy alto y a un excelente método de trabajo. La red de ojeadores del Sevilla se divide en los encargados de rastrear el panorama nacional y los ojeadores destinados al extranjero, los cuales realizan informes de numerosos futbolistas que son clasificados en una base de datos a partir de varios parámetros tales como su demarcación, edad o condición o no de extracomunitario. Así pues, y ante la necesidad de incorporar un futbolista de un perfil determinado, el único paso a seguir es el de seleccionar entre los candidatos analizados al detalle en esta base de datos. De esta forma, en el supuesto de que Alves acabe firmando por el Chelsea o el Real Madrid, Monchi contará, de antemano, con una serie de posibles candidatos a substituirle.
El problema de este Sevilla es que una vez iniciado el camino no puedes detenerte. El día que el Sevilla se estanque en un segundo escalón, los jugadores, pretendidos por los grandes de Europa, presionarán para forzar su salida sabedores de que los objetivos de ambos clubes serán muy distintos. Llegados a este punto resulta imposible mantener la motivación de un jugador al que “se le han cortado las alas” de manera que para seguir manteniendo intacta el hambre de tus futbolistas debes convencerles que permaneciendo en el equipo serán capaces de pelear por los mismos objetivos que si ficharan por el Chelsea, Madrid, Barcelona o Milán. El Sevilla dio el primer paso la temporada anterior demostrando al mundo y a si mismo que era capaz de luchar por la Liga hasta la última jornada. Ahora ante el interés de un Valencia, Atlético de Madrid o incluso F.C.Barcelona o Real Madrid, los futbolistas del Sevilla no verán en el cambio de aires una mejora real a nivel deportivo.
El segundo asalto lo disputará esta temporada con la participación en la Champions League. Si el Sevilla es capaz de competir de tú a tú contra Inter, Chelsea, Milán, Manchester, etc. pasará a ser uno de ellos y tendrá un gran poder de seducción para nuevos fichajes así como mayor facilidad de retener a sus jugadores. En cambio, una eliminación a las primeras de cambio evidenciaría una distancia manifiesta entre estos clubes y el Sevilla, ante la cual los Alves, Poulsen, Renato o Kanouté mantendrán la ilusión de dar el salto a un grande.
Así, la secretaría técnica sevillista conocedora de la importancia de esta próxima Champions para el crecimiento del equipo, ha encaminado su política de fichajes a confeccionar un equipo competitivo no solo en la competición doméstica, sino en la Liga de Campeones, con la incorporación de un portero suplente con experiencia en Europa como De Sanctis, dos centrales para reforzar la zaga y suplir la lesión del capitán Javi Navarro como Mosquera y Boulahrouz (este último podría ocupar el lateral derecho en caso de que Alves fuese finalmente traspasado), un centrocampista potente físicamente, dominador del juego aéreo para aportar solidez a la medular como Keita y un extremo diestro para doblar la posición con Navas como es el belga De Mul. De esta manera el Sevilla afronta la Champions 2007-08 con una plantilla muy compensada, capaz de medirse con garantías a cualquier equipo, y viendo la madurez y personalidad del equipo, no seria de extrañar que el equipo del Nervión llegase lejos en la presente edición. |