La historia de este Zaragoza, no obstante, es la historia de su entrenador. Víctor Fernández siempre se ha distinguido por un fútbol muy ligado a la herencia menotista, es decir, un ideario basado en el juego ofensivo, de toque, abriendo el juego por las bandas, situando la defensa adelantada…y por ahí el técnico siempre ha sido excelente y un gran dominador de la faceta ofensiva de sus equipos. No en vano, pocos equipos de los denominados «no grandes» han ofrecido un juego más estético que su Celta de Vigo o el Zaragoza de la última temporada. El pecado de Víctor Fernández, no obstante, es el hecho de que por primar la vertiente ofensiva de sus equipos, menosprecia la faceta defensiva y su voluntad de aumentar más y más su potencial en ataque acaban configurando un equipo con una falta total de equilibrio, algo que si ya en los equipos «grandes» supone un enorme obstáculo para sacar los partidos adelante, en un equipo como el Zaragoza ahoga por completo su talento y potencial.
Temporada 2006-07:
No obstante, el equipo, en fase ofensiva era una maravilla con Diego Milito en punta de ataque acompañado bien por Ewerthon o bien por Sergio García, con Aimar y D’Alessandro partiendo desde banda a pierna cambiada para desplazarse hacia el centro del ataque, para dejar el carril libre para las subidas de los laterales.
Temporada 2007-08:
Si en la pasada temporada el equipo ya jugaba al filo de la navaja y solamente el rendimiento espectacular de un Alberto Zapater multiplicado en la contención lo salvó de convertirse en un rival frágil, en el curso actual el Zaragoza ha ido un paso más allá y el equipo se ha desmoronado como un castillo de naipes.
En defensa la novedad más destacable ha sido la venta de Milito al Barça. El argentino, el zaguero más importante del conjunto maño, ha sido reemplazado por el ex-valencianista Ayala quien, si bien posee nas cualidades similares a las de Gaby, tácticamente resulta opuesto a su compatriota. Así, mientras Milito se siente cómodo tirando la línea hacia delante, reduciendo al máximo la distancia con el mediocampo, Ayala siempre recula hacia su portería para hacerse fuerte desde el repliegue defensivo. Sobre el campo, las repercusiones de este cambio son claras. Si posees un centro del campo con poco sacrificio defensivo, al presentar la defensa adelantada reduces el espacio del rival y te permite ser más fuerte detrás. En cambio, si a este centro del campo deficiente en el repliegue unes una defensa que recula, obtienes una distancia entre líneas abismal y mucha facilidad para el rival a la hora de jugar en tres cuartos de campo.
En la media, por si fuera poco, tras la baja de Piqué (quién ha sido suplido en defensa por Pavón, un futbolista que tendría problemas para ser titular en cualquier equipo de primera división) la opción para acompañar al mediocentro es Gabi, un centrocampista organizador, con una buena circulación de balón pero más preocupado por ir hacia delante que en cubrir la retaguardia, o el brasileño Matuzalem, un mediapunta del perfil Aimar o D’Alessandro. Por último, a última hora el cuadro maño incorporó al francés Peter Luccin, otro jugador de total confianza para Víctor, por lo que desde el principio se ha ganado un sitio en el once en lugar del salvavidas de la pasada temporada, Alberto Zapater, que se ha visto relegado en varias ocasiones al banquillo.
De esta forma, con una presión inexistente en la media y una defensa atrasada, el rival tiene grandes posibilidades de sacar algo positivo cada vez que consigue recuperar el balón, lo que supone una presión añadida a los hombres de ataque, ya que la debilidad defensiva de su equipo les impide jugar con la tranquilidad necesaria, y seguros de que si arriesgan y pierden el balón el entramado defensivo de su equipo recuperará rápidamente la posesión.
*En un próximo artículo trataremos de proponer soluciones a los problemas que hemos detectado en el planteamiento táctico del Real Zaragoza.