
En el F.C.Barcelona, como ya hemos apuntado a lo largo de la temporada, Messi es quien define el juego y a partir del cual crecen sus compañeros. Él es quien, desplazándose a la mediapunta, posibilita que Xavi reciba de cara, quien libera el carril para que Alves se proyecte y genere superioridades en la media, quien atrae a los rivales hacia su zona liberando el perfil zurdo y ofreciéndole espacios a Henry, quien obliga a salir al central más próximo para que Eto’o pueda trazar un desmarque corto a su espalda… Si el rival consigue controlar a Messi, es difícil que el Barça pueda desarrollar su juego, y es el momento en que las alternativas de Iniesta -que ya analizaremos en la previa- o del mismo Messi pero desde una vertiente individual, deben desnivelar la balanza. No obstante, de cara a la final, Guardiola no puede permitirse que el United desactive a Messi, y deberá buscar la solución para que el argentino se haga con el encuentro.
Si Ferguson, como ya hiciera en las semifinales de la pasada temporada, apuesta por una doble marca en banda con la ayuda de un jugador interior, será difícil que Leo pueda dominar el partido desde banda derecha. En aquella eliminatoria, el técnico escocés le preparó al argentino una triple vigilancia zonal con Evra, Park y Scholes. El primero era su marcador natural, el hombre que le encimaba cuando ocupaba posiciones de extremo. No obstante, cuando Leo se retrasaba para recibir, para no dejar la espalda del lateral descuidada, era el coreano Park el encargado de taparlo. Finalmente, si el argentino trataba de huir de la banda para ocupar una posición más centrada, Scholes le comía los espacios. De cara a la final, esperamos algo parecido aunque puedan variar los nombres. Así pues, lo más normal es que para activar a Messi, Guardiola plantease un intercambio de posiciones en ataque de modo que el 10 pasase a ocupar la zona central. Desde esta posición, la presencia de Leo permitiría al Barça tener superioridad en mediocampo, desequilibrio entre líneas, favorecería el juego de combinación mediante la conexión con Xavi e Iniesta, y sometería a mucha exigencia intelectual a la hora de leer las situaciones del juego a la defensa inglesa -huelga decir que en este aspecto, la baja de Ferdinand sería una malísima noticia para Ferguson-.
Así pues, a partir de la aportación de Messi el F.C.Barcelona no sólo estará golpeando una de las debilidades del contrario, sino que limitará la transición defensa-ataque del United evitando que los ingleses desplieguen su mejor fútbol.
Así será la final si Leo consigue hacerse con el partido. Para impedirlo, el arma del United será Cristiano Ronaldo, un futbolista que cada temporada que pasa se muestra más maduro y que además, parece tenerle cogida la medida a la competición. Si el Barça es juego de posición, posesiones largas y fútbol de combinación, el United es dinamismo, intensidad, velocidad y aprovechamiento de los espacios ofensivos, cualidades que coinciden con las de su máxima estrella. Al igual que Messi, Cristiano Ronaldo es un futbolista capaz de desequilibrar la final con una jugada aislada, un dribling, un disparo o un lanzamiento de falta, pero como sucede con el argentino, su implicación en el juego de conjunto es mucho más importante que sus destellos de mago.
Decimos esto porque el equipo de Ferguson se sirve de Cristiano Ronaldo para plantear y abordar las distintas situaciones ofensivas. El ataque mancuniano se basa en el aprovechamiento de los espacios, en el cual las permutas entre los hombres de ataque o las entradas de jugadores de segunda línea son muy frecuentes. Todos los futbolistas participan en estos movimientos, pero la interpretación de estas situaciones por parte de Ronaldo está por encima del resto. Su presencia cerca del área impone respeto a sus rivales, su habilidad en el uno contra uno les obliga a presentar una doble marca, y Ronaldo interpreta como nadie esta situación y crea ventajas para sus compañeros en forma de espacios. El portugués se acerca a la defensa, la atrae, la pica con una bicicleta improductiva, le obliga a seguirle. De este modo habilita a sus compañeros de ataque para entrar al espacio o a los hombres de centro del campo para sorprender llegando desde atrás.
Lo mismo ocurrirá si Touré actúa de central. Imaginarse un dos para dos de Ronaldo y Rooney con los centrales azulgranas, en el que el portugués «juegue» con Touré para que Rooney saque provecho de la atracción que genera, es encontrar a un Barça que puede pagar muy caras sus bajas en defensa. Estas ventajas, como hemos comentado, obligarán a los hombres de Guardiola a cerrarse sobre los puntas del United, dando opciones a la entrada en escena de la segunda línea inglesa y exigiendo demasiado defensivamente a los hombres que deben desequilibrar en ataque por parte del Barcelona. Vemos pues, como al igual que Messi, el crack del United no es sólo un hombre fundamental en ataque, sino que su presencia favorece la defensa de su equipo en tanto que condiciona al rival. Por otro lado, además del desgaste a que obligaría al centro del campo culé en caso de que consiguiese habilitar a la segunda línea del United, Ronaldo se convierte en un recurso defensivo importante gracias a su capacidad para retener el balón, ya que permite a su equipo adelantar líneas y sumar presencia ofensiva cuando el ataque rival les había empujado demasiado cerca de su portería.
Messi y Cristiano Ronaldo son, pues, las dos piezas sobre las que se levanta el fútbol tanto de Barça como de Manchester United, los futbolistas alrededor de los cuales crece el juego de sus compañeros y los hombres que pueden decidir la final tanto a nivel individual como colectivo. Faltará ver quién de los dos logra imponerse en el Olímpico de Roma, ya que la lucha entre el argentino y el portugués decidirá en gran medida quién es el nuevo campeón de Europa. Si se impone la gestión e interpretación de los espacios en ataque de Ronaldo, el United estará muy cerca de convertirse en el primer equipo desde el Milan de Sacchi en repetir cetro europeo, si por el contrario lo hace el dominio de Messi sobre la mediapunta, el F.C.Barcelona tendrá todo a favor para convertir la temporada 2008-09 en la mejor de su historia.
