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El análisis del clásico

IbraGuardiola sorprendió otra vez con un once en el que no figuraba Ibrahimović pero si un Messi que a la postre completaría los noventa minutos. En defensa el equipo saltó con los nombres esperados, mientras que en el centro del campo, el técnico apostó por Busquets en el mediocentro -seguramente porque Touré no estaba para jugar el partido entero- y por Xavi y Keita en los interiores. Con el malí en mediocampo, Iniesta pasaba a actuar en la tripleta atacante junto a Henry y al ya mencionado Messi. En el Madrid, por su parte, como se presumía, Cristiano Ronaldo figuraba en el once inicial, pero pese a que la duda estaba en si el portugués sentaría a Marcelo o a Higuaín, el descartado por Pellegrini fue el francés Benzema.

En los primeros 45 minutos el Barça trató de crecer alrededor de Messi. De inicio el argentino se alineó en banda derecha, pero el buen trabajo de Arbeloa desde el lateral y de Xabi Alonso tapando la diagonal interior, lograron controlar con bastante eficacia la aportación del 10 al juego colectivo. Además, la presencia de Marcelo en mediocampo, permitía al equipo el emparejamiento con Dani Alves, de modo que el hecho que Messi sacase de su posición a Álvaro Arbeloa, no dejaba el carril libre para las subidas de Alves. Así pues, rápidamente Messi abandonó la banda para encontrar acomodo como falso nueve y jugar a la espalda de los mediocentros blancos. Henry, que hasta entonces había ejercido de nueve, se desplazó a banda izquierda, mientras que Iniesta caía sobre el costado derecho aunque con muchísima libertad para aparecer por cualquier frente del ataque azulgrana.

El planteamiento culé pasaba por cerrar con tres en defensa y que Henry por izquierda y Alves por derecha diesen amplitud al juego y generasen espacios interiores en los que Xavi-Iniesta y Messi pudiesen conectar. No obstante, y aunque el Barça encontraba superioridad en el centro del campo, el hecho de que dos de sus delanteros se acercasen a la media para hilvanar juego, y que el otro -Henry- tuviese que abrir el campo por banda izquierda, provocaba que en  ataque, el equipo tuviese muy poca presencia rematadora. En este sentido, es significativo que en más de una ocasión, tras una jugada por banda, el hombre más adelantado del equipo fuese  Xavi.

Esta ausencia de un delantero que fijase a la zaga contraria, permitió que los defensas del Madrid jugasen muy lejos de la portería de Casillas, cerrando espacios en tres cuartos de campo y acompañando a la presión de los centrocampistas. Una zona de medios del Madrid, más próxima a la línea de tres que de cuatro, debido a la posición descolgada de Kaka’. Así pues, junto al excelente trabajo de los zagueros, Xabi Alonso tuvo que multiplicarse para mantener ordenado el mediocampo y que dos hombres como Marcelo y Lass -el primero por jugar fuera de posición y el francés por ser un futbolista más preparado para defender a campo abierto que en espacios reducidos- no se viesen superados por la propuesta azulgrana. No obstante, el principal capital del Madrid para minar el juego de los de Guardiola fue su contraataque. Éste, lanzado en primera instancia principalmente por Xabi Alonso, se apoyó principalmente en dos hombres, Kaka’ y Cristiano Ronaldo.

El brasileño, como ya hemos comentado, no tenia las exigencias en el retorno defensivo del resto de sus compañeros, y cuando el Barcelona tenía el balón, jugaba a la espalda de Sergio Busquets sacando ventaja de su poderosa conducción en carrera. Ronaldo, por su parte, con su movilidad constante en el frente del ataque monopolizaba a la zaga azulgrana, limpiaba la zona de la mediapunta para Kaka’ y ofrecía una primera salida a su equipo cayendo a recibir a banda. Por banda izquierda buscaba la espalda de Dani Alves, pero su principal peligrosidad estuvo cuando decantó su posición a banda derecha, pues junto a Sergio Ramos generaba constantemente un dos contra uno frente a Abidal.

De este modo, encontrando ventajas a la espalda de Busquets, los de Pellegrini superaban la primera línea de presión del Barça y obligaban al conjunto de Guardiola a tener que replegarse, erosionando así, su transición defensa-ataque. El Barça es un equipo construido para defender en campo contrario, que no está acostumbrado a correr detrás del balón, de modo que las combinaciones a la contra del Madrid una vez superada la primera línea de presión, no encontraron una respuesta colectiva, sino que fueron las enormes actuaciones individuales de Valdés y de los zagueros  -con el capitán Puyol a la cabeza-, las que solventaron los picotazos blancos.

Ya en la segunda mitad, Guardiola trató de remediar la poca presencia rematadora del equipo con la entrada de Ibrahimović, quien además, contribuyo a que el Barça recuperase el control del juego. De entrada, la presencia del sueco acarreó que tanto Messi como Iniesta abrieran sus posiciones a banda. Ahora, el Barcelona no sólo podía jugar a la espalda del mediocentro con Zlatan, sino que además, Messi e Iniesta eran dos focos constantes de juego. Los centrales blancos ya no podían salir tan arriba a presionar, y la posición de Messi abriendo el campo permitía a Alves una mayor participación en la gestación del juego. Además, el desgaste empezó a hace mella en el Madrid, por lo que tanto el trabajo en la recuperación y en la ocupación de espacios en la media, como el factor Ronaldo, perdieron efectividad. El Barça encaraba la jugada en clara superioridad numérica en centro del campo y con armas más que suficientes para situar el balón más cerca del área de Casillas, y fruto de este dominio llegó el gol de Ibrahimović y los mejores minutos para los locales.

No obstante, llegó la segunda amarilla para Busquets y pese a la salida del campo de Cristiano, el choque volvió a igualarse. La respuesta de Guardiola a la expulsión fue dar entrada a Touré en lugar de Keita, recomponiendo y oxigenando la media, y dejando arriba a Messi e Ibra como armas ofensivas. Los dos cracks, no obstante, se convirtieron también en los dos principales recursos defensivos del equipo, no por su capacidad de presión -ambos salían de una lesión- sino por ser las vías que encontraba el equipo para mantener el balón lejos de la portería de Valdés.Los azulgranas optaron por una propuesta más directa aprovechando la capacidad de Ibrahimović para descolgar los balones por alto y de aguantar el esférico de espaldas a portería. Así pues, el equipo podía adelantar líneas, eliminaba el riesgo de una perdida en fase de construcción y mantenía a un gran número de efectivos por detrás del balón. Junto al sueco, el encargado de aguantar el balón, permitir que sus compañeros salieran de la cueva y obligar a los rivales al retorno defensivo fue un Leo Messi que,  escondiendo el esférico, manteniendo la posesión y arrastrando a medio equipo rival, firmó unos minutos sólo al alcance del próximo Balón de Oro.

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