
El caso del extremo canario es el ejemplo perfecto de cómo pueden evolucionar los roles en una plantilla. La pasada temporada dispuso de pocas oportunidades en el primer equipo, por lo que en verano se planteó la opción de una cesión a un equipo de primera división para rodarse en la élite. Finalmente, sin embargo, permaneció en la plantilla con ficha del primer equipo pero con un rol que se presumía testimonial. No obstante, una buena pretemporada y los problemas físicos tanto de Bojan como de Henry, lo auparon a un papel mucho más importante desde el que ha sido de mucha utilidad al equipo. Uno de los motivos por los que más ha destacado Pedro es por su olfato goleador. Así, su facilidad para ver portería ha provocado que tras su gol ante el Atlante mexicano, Pedro pase a la historia como el primer futbolista que marca en hasta seis competiciones diferentes en una misma temporada.
Pedro fue también uno de los nombres propios de la final, no sólo por forzar la prórroga con un gol agónico «sobre la bocina», sino porque su cambio provocó un reajuste del sistema que resultó muy beneficioso para el Barça. En la primera parte, al Barça le había costado mucho dar ritmo a la posesión ya que el planteamiento argentino concentraba los esfuerzos defensivos en la zona central, limitando la incidencia sobre todo de Messi en esa zona. En este punto, junto al planteamiento colectivo de Estudiantes, cabe alabar el gran marcaje al que fue sometido el crack del Barça por parte de Díaz. Tampoco por banda los azulgranas conseguían abrir el campo, por lo que se producía una gran concentración de juego en el carril central que cortocircuitaba el juego que debía hilvanar la media.
La temporada anterior, Guardiola hubiese ordenado el intercambio de posiciones entre Eto’o y Messi para que el argentino partiese desde el centro y generase espacios para los interiores, pero sin el camerunés, muere también esta solución. La alternativa de Guardiola fue el paso a un 1-4-2-3-1 en el que Pedro junto a Henry primero y Jeffren después, abrían el campo y encaraban a su lateral para provocar las ayudas desde el interior. Aumentaron, pues, los espacios para Messi e Ibra, y su presencia obligó a Estudiantes a retrasar la línea de medios en beneficio de los centrocampistas del Barça. El equipo se hizo con el control, pero el gol no llegaba y fue Piqué -otra vez Piqué- quien abandonando la defensa generó el desajuste en las marcas del rival permitiendo que Pedro, libre, evocara el gol de Iniesta en Stamford Bridge.
En la prórroga, con un Estudiantes exhausto que buscaba la igualdad que dan los lanzamientos de penalti, y un Barça dominador del partido y bastante más entero físicamente, el gol parecía cuestión de tiempo, y fue Messi quien, con un remate con el pecho lleno de simbología, anotó el tanto de la victoria. Otra vez Leo resultó decisivo en la consecución de un título, y es que si los cracks deben aparecer en las grandes citas, Messi ha dejado su huella en cada uno de los títulos logrados por este equipo. Un equipo que pasará a la historia por lograr un hito único que nunca olvidaran ni los miembros de la plantilla ni los miles de aficionados que llevan meses emocionándose con este equipo, y que ayer asistieron a uno de los días más felices de la historia del club.
