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El segundo año del ‘Pep Team’: El esquema

Con la competición finalizada, los clubes inmersos de lleno en el trabajo de despacho y los jugadores -algunos- preparándose para el Mundial de Sudáfrica, es un buen momento para echar la vista atrás y ver como se ha desarrollado la temporada, a nivel futbolístico, para el F.C.Barcelona. Así pues, y teniendo en cuenta que se trataba del segundo año del proyecto comandado por Pep Guardiola, en la serie que iniciamos hoy trataremos de analizar los cambios experimentados por el equipo de un año a otro. Para empezar, y antes de concentrarnos en situaciones más concretas, dedicaremos este artículo a la que seguramente haya sido una de las principales novedades, el cambio de esquema de juego durante bastantes fases de la temporada.

Inicialmente, Guardiola rompió su hasta entonces innegociable 1-4-3-3, como un recurso para sacar adelante partidos que se habían complicado. La primera vez que lo hizo fue en la jornada 13 en Riazor, cuando con la entrada de Pedro por Henry, el canario pasó a ocupar la banda derecha, Iniesta la izquierda y Messi la mediapunta. El resultado fue positivo y el Barça se impuso por 1 a 3. Sin embargo, el punto de inflexión seguramente se produjo en el Mundial de Clubs, cuando al descanso del partido contra Estudiantes dio entrada a Pedro por Keita para dibujar un 1-4-2-4 con el canario y Henry en las bandas que a la postre le permitiría alzarse con el título que completaba el Sextete. Desde entonces, el cambio de sistema pasó de ser un recurso puntual, a convertirse progresivamente en la propuesta principal.

Con el 1-4-2-4, Guardiola lograba sobreponerse a la desaparición de los espacios entre líneas y a la falta de profundidad en el juego que provocaba la presencia de Ibrahimović, la ausencia de Henry y la baja forma de Iniesta. La solución era la misma que la empleada la temporada pasada: pasar a Messi al centro. No obstante, con Zlatan no resultaba efectivo un intercambio de posiciones con Messi igual que el que la temporada pasada se realizaba con Eto’o. Entonces, la presencia del argentino como falso nueve provocaba que si los centrales salían a por él, se habilitaban las diagonales al espacio de los hombres de banda, mientras que si era el centro del campo rival el que reculaba para tapar a Messi, se generaban espacios para que los interiores azulgranas pudiesen tocar. Esta temporada, sin embargo, sin nadie que amenazara en la diagonal sin balón a la espalda de la defensa, los centrales podían salir sobre el 10. Así pues, mientras los hombres de banda aportaban la profundidad, la presencia en punta de Ibrahimović ejercía de ancla para los centrales. Se construía pues un hábitat con espacios para Messi, ya fuese para recibir y conectar con la media, como para intentar la jugada individual.

El nuevo sistema permitió al equipo sobreponerse a determinados problemas y seguir siendo competitivos, y algunos futbolistas se vieron favorecidos por el cambio. Como Maxwell, mucho más arropado defensivamente con un hombre del trabajo de Keita o Pedro por delante y, por lo tanto, bastante más liberado para sumarse con confianza al ataque. No obstante, también es cierto que algunos hombres se vieron perjudicados por el nuevo escenario, especialmente Keita e Iniesta, los hombres que, junto a Pedro, debían ocupar las posiciones de banda. Se ha comentado que el nuevo sistema también repercutía negativamente sobre Dani Alves, aunque en este caso no estamos de acuerdo, pues entendemos que el rendimiento del lateral es más producto de un mal momento de forma que no de un determinado contexto. No debe olvidarse que cuando llegó al F.C.Barcelona, Alves estaba acostumbrado a jugar con un hombre de banda por delante de él como era Jesús Navas, y que precisamente, durante sus primeros meses como azulgrana, tuvo que modificar su juego, pues a diferencia de lo que sucedía en el Sevilla, el equipo necesitaba de él que doblase por fuera al extremo y no que entrase por el interior. Con el 1-4-2-4 se reproducía para Alves el contexto que tenía en el Sevilla.

Tras la eliminación en Champions, se produjo el último cambio de esquema. Guardiola decidió regresar al 1-4-3-3 prescindiendo de Ibrahimović y dando entrada en su lugar a Bojan. Con el canterano, volvía el peligro de la diagonal sin balón y, por lo tanto, los espacios entre líneas. La opción de Messi como faso nueve volvía a ser válida.

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